La meca del techno en Berlín esconde diversos secretos que te contamos a continuación: desde yoga en sus patios interiores hasta fisting junto a guardarropía.

Créditos de Electronicbeats.net

Todo lo relacionado al Berghain parece un mito: las orgías que ocurren dentro del lugar, la música que suena hasta el lunes por la tarde y la amalgama de personajes que pululan por un inmenso club disfrutando de la noche más intensa de sus vidas (si es que logran entrar, por supuesto).

La disco -otrora planta de energía de cuatro pisos con aspecto carcelario e intimidante- es famosa por sus códigos de silencio respecto a todo lo que pasa dentro: no se puede entrar en grupo, se consume poco alcohol, no hay espejos ni privilegios. Técnicamente Berghain es todo lo contrario a lo que podemos ver en Santiago durante los fines de semana y funciona a la perfección: miles de turistas hacen fila durante horas para entrar a uno de los lugares más famosos y herméticos del mundo.

Los relatos acerca de Berghain parecen exageraciones de turistas hiperventilados. Sin embargo, José Jara -diseñador que trabaja con nosotros en POUSTA- dedicó parte de sus vacaciones tras las paredes del club berlinés indicándonos todo lo que vio, hizo y qué hacer para no perderte de la experiencia en caso de que te encuentres por esta zona del mundo.

Cómo entrar al Berghain

La entrada no es cara. De hecho, cuesta lo mismo que cobran un sábado en alguna disco de Santiago o Viña del Mar. Sin embargo, tener el dinero para ingresar no te asegura nada y tampoco lo hará intentar algún tipo de soborno. Los guardias son tan exigentes que se han convertido en celebridades de Berlín por su aspecto intimidante e incluso Vice te entrega una guía de cómo atravesar sus puertas (o intentarlo con dignidad).

“Fui el primer fin de semana que estuve en Berlín. Me acompañó un amigo que intentó entrar 6 veces al lugar sin éxito y para que tuviese más suerte, lo disfracé de cola gótica techno con un short corto y polera de malla negra, y quedamos de encontrarnos cerca de las dos de la mañana del domingo en la fiesta principal (clubnacht)”.

Privilegia el color negro vistiéndote de forma casual y no olvides llevar una mochila pequeña con tu identificación.

Gente con jeans, chaquetas o camisas no entran. Nos preparamos tomando en un spati (almacenes donde venden cerveza muy barata) antes de llegar a una fila de metros y metros de largo y al acercarte a la entrada, debes tomar un rictus tipo soy muy cool y si no me dejan entrar no me importa, dejar de beber, no hablar por teléfono ni conversar muy fuerte. Los alemanes valoran el silencio en los espacios públicos”.

También se deben evitar los clanes (acá no entran las mejores) y cuando aprueben tu entrada asiente con discreción: no te pongas a agradecer, que perdedor. Durante la revisión trata de esconder todas tus drogas aunque por lo general este proceso no es tan invasivo;  coopera entregando tu banano porque los guardias son bipolares y te pueden vociferar en alemán como sucedió conmigo antes de entrar”.

Ya dentro del club

“Superado el impasse, pagas la entrada de 16 euros para continuar hacia una guardarropía gigante de unos dos pisos: todo el mundo se desviste hasta quedar casi desnudos. La sala siguiente contiene pequeñas camas para descansar o tener sexo (vi gente haciendo fisting, de hecho)”.


“El segundo piso te lleva hasta una sopa humana llena de humo. Es maravilloso: todo el mundo está dentro de su propio universo en un trance de música oscura. Hay sectores para los newbies, por delante están los clásicos y atrás a la izquierda los gays, osos y queers. Este último sector es interesante porque se encuentra junto a un cuarto oscuro con acción durante toda la noche. Los baños son gender equal y es donde ocurre el intercambio de drogas (desde GHB, ketamina, cocaína, speed y éxtasis). En Berlín cada club tiene su dealer y como consejo: no se te ocurra emprender porque funcionan como una verdadera mafia”.

Y para el público menos hardcore

“En el tercer piso está Panorama Bar, mucho más digerible: la música es más chill y te invita a sentirte regia. Acá es donde los club kids se lucen, todos son hermosos y muestran sus atuendos más raros, el espacio es más iluminado, cool y tiene una barra muy nice”.

Para disfrutar Berghain hay que entrar en el mood Berghain, porque gracias a mi mini show con el guardia (que hirió profundamente mi autoestima) encontraba que todos los tipos eran unos superficiales y que la música electrónica una vez más demostraba su elitismo. Pero luego de hacer una especie de terapia en el patio del lugar (porque también tiene uno con yoga, marihuana y pastillas), entendí que estaba en el mejor club del mundo”.

Recomiendo seguir todos los consejos leídos en blogs y foros, ir con ropa cool, ojalá negra (nunca con jeans claros o chaquetas de H&M). Así siempre te dejan entrar a menos que se te note que estas borracho o muy drogado. Trata de ir solo o en pareja, es difícil que te admitan si es un grupo muy grande”.

“Salí a las doce del día, conocí a cuatro amores de mi vida, luego me andaba escondiendo del anterior porque conocía a uno nuevo, me drogué mucho y bailé infinitamente”.

Amén.