¡Ya basta! ¡de estupideces! ¿No te puedes sacar una canción de la cabeza y te está volviendo loco? Es normal. El fenómeno denominado Gusano Musical o Auditivo describe la experiencia de cuando una melodía se atasca en el cerebro sin remedio. Aquí te contamos cómo reconocerlo, (y también cómo deshacerte de él). 

Según el estudio “Contracting Earworms: The Roles of Personality and Musicality” el 99% de las personas lo ha sufrido alguna vez. El Gusano Musical, también conocido como “Involuntary Musical Imagery”, es descrito por neurólogos como una especie de tic o ataque, donde una melodía corta se queda atascada en la mente siendo escuchada de manera interna por horas e incluso días.

El fenómeno ingresó por primera vez al dominio público a través de estudios hechos en 2001 y 2006, donde se comparaba con los gusanos intestinales y se trataban como un síndrome psicológico que se desarrollaba de manera diferente en las personas según su edad, sexo y otros factores.

Según el mismo estudio, las mujeres y personas jóvenes son más propensas a tener un gusano musical, pero en gran parte depende de las características de personalidad. Las personas con ansiedad, inestabilidad emocional y trastorno obsesivo compulsivo tienden a tener más dificultades para deshacerse de las canciones pegadizas.

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Pero, ¿Cómo se pega una canción y cómo se despega? El factor primordial es haber escuchado una canción recientemente, y que los componentes de esa canción coincidan con algunas características como la repetición, la simplicidad y los cambios de ritmo inesperados, con un compás irregular . El segundo factor es en qué momento la canción llega a los oídos. Ocurre con frecuencia cuando se realizan tareas que no consumen recursos cognitivos como tareas automatizadas, por ejemplo caminar, manejar, hacer aseo, entre otras. 

La Universidad de Reading descubrió en un reciente estudio que existe una extraña pero efectiva solución: masticar chicle. Según el informe, este acto es muy similar a una vocalización irrelevante, que ha demostrado degradar la memoria a corto plazo y las imágenes auditivas, que son las representaciones mentales de la música. Lo que genera el chicle es que las melodías sean menos vívidas en el cerebro, reduciendo la repetición de la canción.

Eventualmente, con mucho chicle, las personas podrían evitar que una canción nueva se pegue y podría ayudar a que una canción que ya habita nuestro cerebro logre por fin salir de ahí.