Además de ganar un Óscar, Daniel Castro fue la voz del Huachimingo en 31 minutos. Life goals. Pocas personas en este mundo pueden contar que los Minions le entregaron un Oscar.

Probablemente el nombre Daniel Castro no te suene pero definitivamente lo conoces: el cineasta y guionista fue parte fundamental de la infancia de millones de niños chilenos. Es uno de los realizadores de 31 minutos y su voz es la de “Huachimingo”.

Castro también fue guionista de la segunda temporada de Diego y Glot, serie emitida por Canal 13 y que esperamos, vuelva en gloria y majestad a nuestro televisores.

Castro además fue parte del equipo que le dioel primer Óscar a Chile- luego vendría el de Una Mujer Fantástica- con el cortometraje de animación “Historia de un oso” que relata metafóricamente los horrores que miles de familias vivieron durante la dictadura. El momento fue tan surreal que el Oscar se los entregaron los Minions.

“En la fiesta (que ofreció Vanity Fair) nos topamos con mucha gente famosa. Y fue divertido, porque te los pillabas en una situación súper relajada. Era casi como estar festejando en una casa. No era incómodo ver a esas estrellas que te encantan. Todos estaban ahí celebrando y celebrándonos a todos los ganadores de los Oscar” comentó en una entrevista para The Clinic.

“Hablamos con el colorín de Modern Family, con Pinkman de Breaking Bad, con Walter White y Sissy Spacek, a quien le dije un honor conocerte. O sea, él se pasó. Decía no, muchas gracias, qué amable. Estaba Justin Timberlake, que nos hizo el favor de sacarnos una foto con nuestro teléfono. Estaba Lady Gaga y Elton John, también.

Conversamos con él para saber sobre su participación en el Festival Internacional de Innovación Social (FIIS) y ahondar sobre la situación de la animación en Chile, entre otros temas.

Cuéntanos sobre tu participación en FIIS.

Muy contento de haber sido invitado y con ganas de contar mi experiencia y punto de vista. En el ámbito audiovisual/creativo la internacionalización es fundamental, ya hace tiempo que estamos en una cultura e industria globalizada, donde se valora un punto de vista particular. En ese sentido, Chile es excepcional, pues, aunque no nos demos cuenta, nuestra ubicación y situación socio política nos hace únicos. Se nos olvida, al vivir acá, que estamos en la última franja del lugar más austral del continente.

En una entrevista para The Clinic comentaste sobre los días previos a los Óscar, que resultaron ser una locura ¿Cómo lo ves ahora con más distancia?

Mucho más calmados. Fue muy conmovedor y emocionante ver todo el cariño y afecto de Chile, de amigos y colegas, por un reconocimiento que nos sitúa al mismo nivel que los grandes estudios de animación. Creo que cosas así nos hacen muy bien para creernos el cuento y saber que a fin de cuentas es la creatividad la divisa más importante.

Nos entregaron 2 estatuillas, una para el director y otra para el productor. Ambas están en sus respectivos hogares. La razón porque no las tienen junto a los otros premios recibidos por el corto, que están en la galería de trofeos del estudio Punk Robot, es por temas de seguridad.

¿Cómo viviste el triunfo de “Una Mujer Fantástica”?

El triunfo de “Una mujer Fantástica” lo celebré en casa de un modo muy íntimo, pero con gran alegría y emoción. Creo que este segundo galardón de la Academia reafirma el nivel y la calidad de las obras audiovisuales chilenas.

En el fondo, si hablamos de dos premios, en dos categorías diferentes, ya no se trata de un golpe de suerte.

¿Cómo influye ganar un Óscar dentro de la pequeña industria animada nacional?

Creo que el Oscar ha sido un gran espaldarazo pero sobre todo con un contexto internacional. A mi modo de ver hay una crisis en la televisión nacional abierta donde los directivos no logran leer el contexto contemporáneo y se aferran a antiguos modelos. Las parrillas son muy rígidas y los contenidos de gran parte del día se preocupan más que nada de “rellenar”.

La migración a plataformas digitales va a ser cada vez mayor, por lo cual mirar al canal del lado como punto de comparación o usar herramientas como rating hace cada vez menos sentido. En cuanto a la animación en chile, casi no hay espacios y los presupuestos que son los de áreas infantiles se han reducido, priorizando productos envasados. Es por eso que muchos de los estudios han comenzado a trabajar directamente en proyectos internacionales considerando a Chile como una de las líneas de exhibición/ distribución, pero jamás como una línea exclusiva.

¿Cómo sería el escenario ideal según tu percepción?

Lo que espero es una televisión animada e infantil que logre combinar tanto programas “educativos” con otros que aporten desde las nuevas estructuras dramáticas, el absurdo y el sin sentido. Si bien, es importante el aprendizaje y la televisión como una herramienta para este fin, hay programas que tienen un valor desde estimular la imaginación y validar el hacer/ver sólo por el goce de una buena historia.

Inscríbete en la charla de Daniel Castro en fiiS acá.