Decir que nuestro país es de tradiciones no es tan correcto como decir que más bien gusta de ellas, porque para muchos (refiriéndome a personas +40) la antiguedad sugiere estabilidad. Personalemente si me dicen tradición, pienso en el mueble de la bisabuela que es tan grande y complicado que prefiero mil veces cambiarlo por un soporte simple que responda a mi necesidad de almacenar objetos en forma segura, cosa que no se realiza porque 1. uno es “heredado” y 2. no corresponde a lo que la mayoria de las familias esperan por mueble.

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Encuentro que todos se apropian de lo tradicional; incluso quienes no pueden ver más allá de sus propias narices y más encima con una papa en la boca que no corresponde. El “si estuvo a punto de entrar a la Chile” o “es que yo quería una tradicional para la niña” deja en claro la confianza que les entrega una casa de estudios a las familias porque una es católica, o porque la otra dentro de su nombre dice Chile. Pero hey, de cinco personas que conozco, las cinco están descontentas con su malla y una (1) se fue a una privada. Pero ¿qué pasa cuando la niña no queda una tradicional porque le gusta la alternativa privada? Imagino que en su mayoría reciben un sermón impulsado por un rechazo injustificado hacia lo que no es antiguo. Atención a lo siguiente: está de más mencionar que la universidad Diego Portales es una institucion muy joven pero destacada, y si son fijones notarán que dentro de las partes que componen su identidad grafica tenemos al logo, que es la sigla de su nombre escrita con una tipografía de palo seco PERO que además se encuentra acompañado por un escudo. ¡Un escudo! ¿Por qué creen ustedes?.

Otro caso que no podemos dejar en el tintero es el de Canal13 que cada vez que estrena un cambio en su imagen corporativa se exonera de lo tradicional que se ha ecargado de grabar en nuestro inconsciente abusando de formas abstractas y paletas de colores insolentes (para los más conservadores) limitando su catolicismo al cuidado en sus contenidos y el mensaje cristiano. Aunque ojo, hay un punto de quiebre si comparamos los elementos que significaban al canal del angelito con el ahora canal naranjo; pero que inteligentemente se mostró en forma gradual por tener certeza del miedo generalizado al cambio.

Todas las cosas que califican como tradicionales se justifican más en la institucionalidad española antes que en ocurrencias nacionales. Apuesto porque hay más ejemplos de corrientes vernaculares o locales antes que a nivel territorial. Y no es un problema el no tener tradicion en la educación, por dar un ejemplo, sino una consecuencia de “la corona española” por estar exageradamente lejos; distancia que debería impulsar a muchos a comprender que somos un país demasiado joven como para buscar escudos.