Demon’s Souls viene cargado de nostalgia no sólo por el hecho de ser la remasterización de un clásico de PlayStation 3 -que además perfiló los siguientes juegos de rol de Hidetaka Miyazaki, soulslike-, sino también por el vuelco hacia esa dificultad que caracterizaba a los RPG.
Dicho esto, cabe mencionar que no cualquiera está preparado para enfrentarse a semejante desafío.
Y es que la dificultad de este juego tiene bastante coherencia con la fidelidad respecto a su versión del 2009, probando mantener su esencia clásica basada en el arte del fracaso y la acción -y también en la historia original-, pero sin irse al extremo como para no aprovechar los recursos tecnológicos de la PlayStation 5.
En pocas palabras, pasa de ser de una suerte de arcade a una experiencia más adecuada para el 2020, con gráficos renovados y una fluidez de juego que más adelante explicaré en detalle.
Históricamente, Demon’s Souls ha sido un universo difícil de iniciar por distintas razones. Partamos por el hecho de que no posees un mapa, ni pistas que guíen tu trayecto. Tampoco puntos de control ni etapas acotadas o relajadas.
Lo anterior, sumado a la exagerada cantidad de enemigos que parecieran surgir casi por generación espontánea, desemboca en un loop de fracasos que te harán gritar y llorar un poco.
Y es que definitivamente Demon’s Souls para PlayStation 5 se trata de uno de los juegos más difíciles de la historia, e innegablemente el Souls más difícil hasta ahora, especialmente porque no puedes configurar el nivel de dificultad. Puedes pasar horas y horas -incluso días- intentando pasar un episodio pero, por alguna razón, el vicio es mayor que la frustración y seguramente terminarás intentándolo sin parar: como si se tratara de un masoquismo gamer, por alguna razón esto termina siendo motivo de disfrute.
En ese mismo sentido, si logras agarrar la técnica y encontrar el camino para jugarlo, te adentraras en una de las mejores experiencias de videojuegos que haya visto.
Mi recomendación personal es jugarlo con un amigo para reírse un poco más de la situación, de esa muerte en loop que te llevará una y otra vez al inicio y para discutir cuál de todos los caminos tomar.
Mi segundo consejo es obviamente estar preparado para gritar un poco, especialmente si no tienes mucha experiencia con estos juegos.
Pero si eres de los que juega o jugó Dark Souls, Bloodborne o el mismo Demon’s Souls, la jugabilidad te saldrá bastante natural, especialmente porque BluePoint tomó la sabia decisión de mantener los comandos originales.
Atacar, defenderse, correr, esquivar, dar una voltereta: todo está igual. Y resulta ser un mérito si consideramos que además de todo eso, debía cumplir con los estándares necesarios para ser una consola de la nueva generación.
En esta última línea, los cambios que notarás -si es que eres un veterano- son los trazos de las animaciones, “hitboxes” más precisos y en lo general una física más realista: tanto en las batallas como en los pequeños detalles.
También existen más opciones para personalizar a tu personaje, posibilidades de administrar tu almacenamiento y una manejabilidad de la cámara más agradable, incluso cinematográfica.
Quizá 2009 resulta exagerado para hablar de oldschool, pero se trata de un juego que definitivamente se inclina hacia lo retro, y por eso es curioso que haya sido elegido como una de las cartas de presentación de la PlayStation 5: en algún momento de la historia, aparece el siguiente mensaje:
“La verdadera next-gen empieza aquí”.
Y habiéndolo jugado, no podemos negarlo.