No me considero un jugador hardcore, pero si suelo jugar muchos, muchos videojuegos y de todo tipo, cerca de 40 horas a la semana. Hay ocasiones en las que me obsesiono con algunos títulos y otras en las que adquiero juegos solo para jugar cuando amigos me visitan y es en ese contexto, en el que corrí a adquirir mi consola next gen cuando Xbox One llegó a Chile.

No quiero detenerme a discutir en mi decisión de haber preferido un Xbox por sobre PS4, pero básicamente las propiedades intelectuales de Microsoft siempre me han gustado mucho más que las de Play Station, so pena de pena de no poder jugar online con mis amigos, que casi en su totalidad son fanáticos de la consola de Sony. Preferí Xbox además porque tenía la esperanza que los más de 40 títulos actuales de 360 que tengo, algún día pueda jugarlos mediante máquina virtual o algo similar pues durante la generación anterior, acumulé miles de logros en juegos como Gears of Wars 1, 2 y 3; Mass Effect 1, 2, 3; Call of Duty Modern Warfare (De hecho mi consola era la edición limitada que lanzaron junto con el juego), Resident Evil 5 y 6 (Ambos juegos pésimos), y más. Estos son solo algunos de los títulos que en este momento recuerdo. Mi Xbox 360 no se apagaba en ningún momento mientras estuviese en casa.

El asunto es que allí tengo mi Xbox One, casi muerta esperando a que salga algún título de “próxima generación” que la convierta en un objeto útil, pues hasta ahora, todo lo que se ha lanzado, es basura, basura de la peor, y lo peor es que es tanto en Xbox como en Play Station 4.

destiny

Vayamos por parte.

Por ejemplo un juego que impulsó las ventas de ambas consolas, es Destiny, que claramente es el juego más overrated que haya visto hasta ahora. Por culpa de él consideré que ahora valía la pena comprarme una consola, pero no es más que un producto inventado por la prensa, en la que te enfrentas a un mundo gigante, pero desolado, y repitiendo una y otra vez las mismas acciones para conseguir mejor equipamiento.

¿Seriously?

Bungie se gastó casi 500 millones de dólares en producir un juego en línea que es una belleza visual, pero donde te aburres a las 5 horas de juego cuando te das cuenta que la dinámica del juego es siempre, siempre lo mismo. En modo historia es llegar a un planeta, buscar un punto de control, activar tu espectro, proteger, seguir y así sucesivamente. Su modo en línea no es más respetable pues son los mismos mundos de la historia, pero con la desventaja de que los enemigos son más fuertes y te ves obligado a tener o conseguir amigos buenos con los que construir una estrategia…estrategia que solo es necesaria porque los enemigos son más duros.

Fail.

Cuando miras el resto del catálogo de juegos, que por lo demás están disponibles tanto en PS4 como Xbox One, veremos Call of Duty Ghosts, un juego que ya nada tiene que aportar al género; Watch Dogs, un GTA con Smarphone; Deadrising 3, un Deadrising 2 con mejoras gráficas; Shadow of Mordor, que es el Batman Arkham Asylum basado en El Señor de los Anillos; Forza 5, un juego que básicamente es el simulador intelectual del zorrón amante de los autos; ni siquiera se salva el gran juego de terror que quería adquirir este año, que es The Evil Within, el regreso del creador de Resident Evil pero que con este título nos dejó clarísimo que mejor es que se jubile y nos deje de hacer perder el tiempo con mecánicas obvias y repetidas.

Títulos de los que puedo hablar sobran y más que centrarme en “el título específico de la consola de la mierda” quiero poner un rato los ojos en Nintendo, que si bien hasta hace un poco más de un año atrás, estaba absolutamente errática, el tiempo les ha dado la razón, pues han demostrado que a pesar de lo viejos que están, su gracia es solamente una: títulos que cautivan.

A ver. Resulta que efectivamente los desarrolladores de juegos ya se rindieron haciendo títulos para Wii U, y de frentón ya le dieron la espalda a la consola. Quizás porque se han vendido pocas consolas, quizás porque no es tan potente, quizás porque no les interesa desarrollar “más” para el mando estilo tablet. Nunca lo sabremos, pero lo que realmente vale la pena en el Wii U, son sus títulos propios, que por fin están viendo la luz.

  • Super Mario Bros U/ Luigi Super U: Entretenidísimo y un poco estresante para mi pues no soy muy bueno en juegos de plataformas pero es un título que quiero.
  • Pikmin 3: Sobrecogedor. Cada vez que lo veo pasan cosas excitantes.
  • Game & Warrio: El juego perfecto para echar la talla con los amigos tomando cerveza. El panorama es un poco rosa, pero igual apaña.
  • Donkey Kong Country: El upgrade 3D a un clásico de nuestra infancia.
  • Mario Kart 8: CONCHATUMADRE, lo quiero y me compraría más controles sólo para apañar juegos grupales con amigos.
  • Zelda Hyrule Warriors: Es el juego que estábamos esperando desde el lanzamiento de Nintendo Game Cube y que Nintendo nunca lanzó. A ratos se siente como un Ocarina of time 2.0
  • Bayonetta 2: Uno de los hack n’ slash más entretenidos de todos los tiempos, secuela de la mejor competencia hasta ahora de Devil May Cry.

En este caso hablo solo de títulos que he probado y visto, pues juegos me faltan como el Super Mario 3D World, MetroidSuper Smash Bros o incluso la próxima versión de Pokémon, pero con esto ya tengo material suficiente para decir que verdaderamente quiero cambiar mi consola sea como sea, pues en Next Gen Nintendo es la única compañía con títulos que son para mucho más que pasar el rato, son más bien juegos que como los de antaño, te tocan la fibra, pues para seguir viendo más de lo mismo, en serio, mejor prender la tele y remojar un rato el cerebro.