¿Por qué el plástico termina en el mar? ¿Qué se está haciendo al respecto? ¿Sabías que vamos directo a vivir en un planeta con más plastico que peces en el mar?

Todos decimos que odiamos el plástico, que contamina, que ojalá erradicaran para siempre las bolsas de plástico, pero resulta que esa no es la única forma en la que el famoso polímero vive entre nosotros. Por esta razón la Organización de Naciones Unidas dijo este Día Mundial del Medioambiente que la principal batalla es en contra de los plásticos de un solo uso (comúnmente conocidos como desechables) y la unión entre productores, Estado y sociedad para erradicar la contaminación producto de estos desechos.

Para ser un material sintético que lleva un poco más de 100 años en el mundo contemporáneo, sus consecuencias en el uso indiscriminado y poco controlado han sido devastadoras para biosfera. Pongámoslo así: según Greenpeace:

Cada año en el mundo se usan 500 mil millones de bolsas de plástico.

Al menos ocho millones de toneladas de ese plástico terminan en los océanos (lo que es equivalente a la descarga de un camión de basura cada minuto).

En los últimos 10 años se ha producido más plástico que en todo el siglo XX; el 50% del plástico que se utiliza es de un solo uso, y cada minuto se compran un millón de botellas de plástico.

Como todos alegan y no muchos hacen realmente algo al respecto, pasan cosas como una ballena en Tailandia que se tragó más de 80 de plástico y que intentaron salvar en vano. No es primera vez que pasa esto, ya que el país del sudeste asiático es uno de los que más consume plástico en todo el globo y que se encuentra con la muerte de animales marinos constantemente, ya que 300 de ellos suelen morir por haber comido plásticos al año. El plástico en su organismo, que la hizo convulsionar e impidió que pudiera nadar, le produjo una obstrucción intestinal que terminó con la vida del cetáceo.

“La cifras son abrumadoras. Por eso decimos que la gran batalla que hoy enfrenta la humanidad es poder derrotar al plástico (…) Es hora de rechazar lo que no se pueda reutilizar. Así de simple y urgente es el llamado. No hay otro camino si es que queremos derrotar al plástico”, expresó Soledad Acuña, coordinadora de la campaña antiplásticos de Greenpeace.

A pesar de estos llamados desesperados, lo más probable es que la producción de plástico se duplique y siga contaminándolo todo a su paso.

De la basura al mar

Pero, aunque la gran mayoría del plástico “desechable” que usamos (ese mismo que viene de nuestros artículos nuevos que compramos, de aquello que ya no nos sirve más, de las botellas de plástico, etc.) va a parar a vertederos o es quemado, y un mínimo porcentaje es reciclado, un gran porcentaje va a parar al océano.

¿Cómo exactamente pasa esto? Ese mismo elemento que nos da vida, el agua, encuentra su camino a su fuente natural, pero ella no discrimina si viene con residuos o plástico propiamente tal. Ese plástico que te nombramos es capaz de llegar al océano de varias maneras: por los sistemas de alcantarillas y drenajes de las zonas urbanas; el agua que fluye de los vertederos a las vías fluviales; residuos tirados deliberadamente a las aguas; desechos “accidentales” de barcos en alta mar, entre otros. Es más: el 80% de los residuos del mar provienen directamente de la tierra, y solo  el porcentaje restante viene del mar.

El agua sigue su curso y el plástico no se biodegrada con facilidad (si tan sólo una bolsa se demora alrededor de 400 años, y eso es en la tierra, no en el mar), está ahí nadando junto a la vida marina y atentando contra sus vidas.

Incluso existen zonas de concentración de plástico en el océano, casi como la isla de la basura en la película de Wes Anderson “La isla de los perros”, o es cosa de acercarse a alguna playa chilena para que observes a esa bolsa solitaria nadar hacia ti, esas mismas que confundimos a veces con medusas.

Soluciones a la chilena

En Chile, muy preocupados por la situación, decidieron en los últimos años que había que intentar revertir la situación. Con un poco de ironía en nuestras palabras, una de las que más repercutió fue la llamada “Ley de las bolsas plásticas”, que prohibirá gradualmente, hasta hacerlo por completo, la entrega de bolsas plásticas en el comercio nacional. Quienes se encargarán de fiscalizar el cumplimiento de la ley serán los municipios y derivarán a los infractores a pagar una multa a beneficio municipal de 5 UTM (alrededor de 230 mil pesos), sanción que aplicará el Juzgado de Policía Local de las respectivas comunas. Hasta Michelle Bachelet durante su mandato se ganó el premio “Campeones de la Tierra” entregado por la ONU por su labor en la protección de áreas marinas y el impulso a las energías renovables.

Esto no incluye las bolsas en las que echas el pan en el supermercado, en las que te entregan el queso o el plástico que protege a las carnes de la temperatura ambiente, “necesarios por razones de higiene”, los envases en los que vienen muchos productos de fábrica y otros tipos de bolsas, que contaminan igual que las bolsas de plástico. Ojalá, eventualmente, tuviéramos ideas tan geniales como las de la organización keniata Ocean Sole Ocean Sole, quien toma las hawainas que llegan del mar de India (el mayor productor de plástico de un uso del mundo) y las convierte en arte.

De los millones y millones de toneladas de plástico producidas al año, solo un 9% se recicla y por lo general esta labor es hecha por entes privados, dejando la responsabilidad del productor y del Estado lejos de esto. En 2016 se promulgó la Ley de reciclaje o Ley 20.920, que establece un marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje. Esta “tiene por objetivo disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización, reciclaje o valoración. Su fin es proteger la vida de las personas y el medio ambiente”, según la página del Ministerio del Medioambiente. Pero, ¿realmente vemos esos puntos de reciclaje que nos prometieron alguna vez?

A parte de los supermercados con las botellas de plástico, las baterías, el vidrio y los cartones, no es una política pública activa el reciclaje y ahí estamos cojos. Por mientras, la vida marina seguirá en constante peligro. De acuerdo al Foro Económico Mundial de Davos, para el 2050, si esto sigue así (sumado a la pesca de arrastre por supuesto), en el mar habrá más plástico que vida animal.