Diego Urbina tiene 25 años y se acaba de titular de periodista de la Universidad Diego Portales, pero su pasión va más por la fotografía. Con un rollo Ektar o la cámara de su celular, desde su casa en Independencia hasta el centro de Santiago sigue el camino de los inmigrantes haitianos, colombianos y dominicanos para retratar su increíble estilo.

Fotografías de Diego Urbina

¿Cómo relacionas el periodismo con la fotografía?

“Creo que ambos sirven para lo mismo: contar historias. Lo hacen desde distintos formatos pero nacen desde la misma necesidad de registrar algo, por eso no me gusta cuando me dicen “oye tus fotos parecen tomadas en los 80″, porque no quiero ser una imitación de eso, quiero describir la situación actual que es muy diferente”.

¿Qué tienen los inmigrantes negros que te causa tanta fijación?

“Me gusta lo diferente y ellos tienen una onda distinta, me gusta que tengan personalidad. Cuando fui a New York descubrí que los negros, al menos para mí, son superiores en todo aspecto. Creo que el humano blanco idiota los esclavizó por miedo. Mi interés en Chile nació porque vivo en Independencia, un barrio que tiene muchos inmigrantes peruanos, haitianos y colombianos y para mí ya es muy cotidiana su presencia”.

¿Pides permiso antes de tomar las fotografías?

“Depende de cómo quiero que salga la foto o si quiero que mire o no. Tengo varias de espalda porque quería que fueran así y otras porque de verdad no me atreví a preguntarles”.

“Para tomar las fotos estoy harto rato en un lugar, me paseo, espero que me vean. Cuando les pregunto hay barreras de idioma o muchos desconfían pensando que los estoy siguiendo o algo así. Nunca puedo decir que soy periodista porque hay mucho ilegal que tiene miedo. Les tengo que explicar que la foto es por la ropa no más, pero aún así me miran raro”.

¿De dónde crees que viene el interés del inmigrante negro por la ropa y el estilo?

“En el documental disponible en Netlfix, Fresh Fressed hablan de que está casi en el adn de la gente negra el querer destacarse por su vestuario, al haber estado tantos siglos anulados por la sociedad blanca. La vestimenta es totalmente una forma de empoderarse”.

¿Qué has aprendido haciendo las fotos?

“He aprendido de la onda que tienen, que es honesta y bien sinverguenza. En el centro todo el mundo los mira y por eso no creo que su ropa sea una casualidad, porque a veces están tapizados enteros de un color o tienen unos looks muy planeados”.

“He aprendido mucho de los haitianos también: me gusta la historia, la valentía de estar en un país con otro idioma, la fuerza de la sobreviviencia. En algún momento, cuando venían recién llegando del terremoto, hice la nota trágica en periodismo. Hoy en cambio llegan más parados, más empoderados y eso se nota, son un gran aporte”.

¿Ves tu trabajo como activismo al hacer visible una cara no dramática de la inmigración?

“Siento que sí, pero es difícil. Me cuesta creer la xenofobia o el racismo, me da rabia. Mi acercamiento con ellos no es algo vertical, no los veo desde arriba como “pobrecitos inmigrantes”, sino que los veo como iguales, e incluso superiores en muchos sentidos”.

“Habrá quienes piensen que es un punto de vista frívolo pero a mí me parece que la ropa y accesorios nos dice mucho de una persona. Es el relato de cómo él/ella quiere que lo percibamos, su parada frente al mundo y la actitud que lleva por delante”.

Puedes ver más del trabajo de Diego en su página web y en su Instagram.