Hoy en día casi todos entendemos la misoginia y egocentrismo de Kanye West; el hecho de creerse el perro alfa del mundo del rap, tener canciones como “I’m God” en discos como ‘Yeezus’ (LOL), estar casado con el culo más famoso del mundo la reina de la farándula gringa y, básicamente, todo lo que rodea su vida tiene algo de teleserie digna de comparaciones pseudo bíblicas.

Pero no, Dios NO es Kanye. Dios se llama Brandon McCartney y como ese es un nombre demasiado “blanquito” y mamón, nuestro amigo Brandon se creó una plétora de alias proféticos; bellezas como “BasedGod”, “God’s Father”, “Pretty Bitch”, “Real Nigga” y un largo etcétera de apodos que a “Yeezy” le encantarían.

Man holding arms up in praise against golden sunset

Lil B es de esos raperos que saben hacer su pega siendo los “marginales” de la industria, las mosquitas molestosas que tiran rimas (como el pico) de su peculiar y extravagante estilo de vida

Llegué al maestro Lil B por culpa de Clams Casino, uno de los grandes productores y beatmakers de hoy; es quien le hace los beats a A$AP Rocky, Lana del Rey y hasta tiene canciones en la radio de Flying Lotus en el GTA 5, o sea, alguien que valía la pena explorar.

Así me di cuenta de que Clams Casino escribió el tema “I’m God” para alguien llamado Lil B; un beat más bueno que la chucha y que para ser increíble sólo necesitaba la varita mágica del BasedGod. Tomen por ejemplo la letra:

You know I always wanted to be the best

You know I always wanted to be God

This is real talk

It’s Lil B, yeah

Y sigue con algo así como:

Yeah, you know what I mean

The mind is so complex when you’re Based

Welcome to my world

Like I said I been ready

And it feels good to be here now

Finally realized, who’s the rawest rapper

32 Levels

(Yes) Lil B

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Lil B es de esos raperos que saben hacer su pega siendo los “marginales” de la industria, las mosquitas molestosas que tiran rimas (como el pico) de su peculiar y extravagante estilo de vida; es, básicamente, el sueño del wigger o del blanquito que lo único que quiere en su vida es ser negro, fumar marihuana, vivir en el ghetto con los homies, grabarse en el capó del auto, vestirse pésimo y tener millones de seguidores en YouTube, Facebook, Instagram y la red social que sea (vean los vídeos de este compa, son magia pura).

Y creo que esto es por dos cosas: al consultar la confiable fuente UrbanDictionary, me di cuenta de que “Based” era sinónimo a llenarse de putas, ser una mansión (¿?), tener swag al máximo y verse como Jesús. O, sinónimo a ser Lil B, tal cual.

Lil B no es alguien que debe tomarse en serio como un rapero de la talla de los OG’s como 2Pac, N.W.A. o Public Enemy, o incluso como el mimado (y con toda razón) Kendrick Lamar de estos días; de hecho, con un amigo pensábamos que Lil B era una volada totalmente diferente que no tiene para qué ser entendida como algo serio o real, fiel a lo que el rap “de conciencia” o más “gangsta” es. No, Lil B es alguien que quiere decirle a todos “I Own Swag”, “I Cook”, “Suck My Dick Hoe”, “Cook My Bitch” (Kanye, te cagaron con la misoginia) y una serie de otros temas que son tan retardados que su gracia es ser una especie de meme.

Y así me di cuenta de que el “fenómeno Lil B” ya llevaba harto tiempo en internet, pero di gracias a Dios (Lil B) de haberlo encontrado y unirme a su fanbase. Y, bueno, al compadre le resulta lo que hace: me bastó con mandarle un mensaje por interno en Facebook para que Brandon McCartney me agregara como amigo (“thank you, keep lovin’ Lil B” fue su respuesta) y así me abriera la ventana a su mundo. Todos los días sube fotos de minas que lo contactan para que se las tire darle las gracias de ser tan importante en sus vidas.

Todos los días se cita a sí mismo (exactamente, citas del tipo “Lil B is one of the most revolutionary artists in music, all he has to do is walk and they follow” – Lil B). Todos los días se dedica a subir mensajes de ánimo, autoayuda, tipo expositor motivacional (esa es otra de sus pegas, de hecho) y hablar del amor.

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Es decir, ¡¿cómo cresta no querer a alguien así?! Incluso, logró hacer bacilar con ganas a los hípsters del festival de Pitchfork en el 2013, sintiéndose como el real “BasedGod”.

Así que, Kanye West, sorry pero te pasó la vieja; el nuevo Dios se llama Lil B y seguirá siendo, así en el cielo como en la tierra, por los siglos de los siglos, amén.

Por Álvaro Molina