Una reflexión necesaria sobre algo que pocos se atreven a cuestionar: el clasismo y racismo que se vive en Grindr.
Por Rodrigo Wells
Resulta contradictorio y casi increíble que viviendo en el 2017, en un mundo “abierto” y donde “todos” tenemos las cosas claras, dentro del mismo ambiente en el que nos desenvolvemos (donde tenemos supuestamente que apoyarnos), nos tiremos mala onda e insultemos entre nosotros ¿A dónde pretendemos llegar con la discriminación? ¿Acaso será que algunos nunca comprendieron el dicho “no te hagas lo que no te gustaría que te hicieran”?
Vivimos en los tiempos de la era digital, en donde cada quien puede hacer con su vida lo que se le ocurra, hay libertad de expresión y para poder conectar como te parezca con quien lo quieras hacer. Tiempos en los que todos tenemos derecho a ser libres, siempre y cuando no pasemos a llevar a quien está a nuestro lado, además de no hacer a los demás, lo que no nos gustaría que nos hicieran.
Un lugar “seguro” para los LGTB+ donde encontramos reflejada la gran diferencia que existe en nuestra cultura gay local (y mundial), es Grindr. El famoso tinder exclusivo para la comunidad. Aquí cada quien puede emplear su perfil como le parezca, es de uso abierto y puedes escribir en tu cuenta lo que buscas, aunque muchos mienten en sus descripciones, utilizando una frase que ya se ha vuelto un total cliché dentro de la app “conociendo en buena”. Como en la aplicación de citas cada quién se muestra (u oculta) de la manera que le parece mejor, podríamos relacionarlo casi a estar navegando en el fondo del mar, en donde no hay mucha luz pero hay centenares de especímenes, que probablemente buscan una presa para alimentarse o solo nadan con el fin de encontrar su lugar en el entorno que les parece correcto.
Existen muchos perfiles que no tienen foto, ni nombre (existen usuarios que esto les llama la atención y viven concertando citas con los anónimos de la app, a nadie le falta Dios, de seguro se deben encontrar con alguien que les parezca de su tipo de vez en cuando), dentro de la misma categoría existen también quienes describen en su perfil, que buscan a una especie de semidiós, pero no les gusta mandar su foto, ni decir cuál es su edad u ocupación (esto puede ser atribuído de todas formas, a que la plataforma a veces alberga a quienes no se han atrevido a dar la cara frente a su sexualidad y viven refugiados en la aplicación, una doble vida).
Acá viene la parte oscura, el ejemplo más claro de discriminación se encuentra aquí, donde nos topamos con perfiles que segregan por color de piel, de pelo, gesticulaciones, forma de hablar, actuar o vestir. Profundicemos un poco.
Babe por favor, ten un poco de respeto
Que pena que alguien se sienta con el derecho de pasar por encima mío (tuyo o de quién sea) solo por querer escudarse de cosas que le pasaron (posiblemente bullying) o por tener aires de grandeza y que se crea alguien increíble. En verdad chao con ellos. Basta, por favor de arribismo en el ambiente gay ¿En verdad alguien puede avalar que eso está bien y vamos a progresar con ello? Yo creo que no, por eso también me da lata que algunas transformistas en sus rutinas (en gran parte) hablen mal de todo el mundo y le den el ejemplo a las nuevas generaciones- a través de los “programas” que suben a los diferentes canales de Youtube, “creando ambiente” con ideas erróneas de lo que esto significa- que ser homosexual es sinónimo de ser “estupend@” y que el único lugar que se puede habitar en la ciudad, es donde vive la gente con mayores niveles de ingreso, teniendo vidas de ensueño, llenas de glamour y dinero para salir a bailar y reventarse todos los días, dando bote contra las paredes de tanto alcohol y drogas consumidas.
No tiene sentido
Eso no me parece, lo he comentado con algunos amigos y hemos llegado al acuerdo que se relaciona mucho a la discriminación. Ejemplo claro; “Las que tienen plata” discriminan a “las que son pobres”, “las que viven en” Vitacura, se sienten con el derecho de insultar a la que viven en Renca o peor aún “la que tienen” iPhone, discriminan a las que usan Huawei. ¿Por qué? ¿A dónde vamos con esto? Esto da para mucho y es lo que vemos reflejado en gran cantidad de perfiles, que segregan y discriminan a través de su dispositivo móvil, solo con unas cuantas palabras para sentirse superiores.
Me parece extraño que mientras nos desenvolvemos en un tiempo-espacio que nos brinda libertad y cierto respeto a nivel “sociedad”, intentemos revertir esto escondiéndonos bajo nuestro caparazón, escudándonos de nuestros miedos y más profundos temores (de cosas cosas que probablemente nos pasaron) a través de los insultos y la discriminación con nuestros pares.
Está bien tener diferencias, pero insultando a alguien o mirándolo en menos, nunca vamos a avanzar. Aprovechemos que vivimos en tiempos de ser lo que queramos y unámonos con el fin de seguir adelante, para darle mejores espacios a las nuevas generaciones respecto al tema, dejando en claro qué es lo que somos y cómo creamos ambiente juntos, de buena manera.
Dejemos el closet reservado para la ropa y los tacones. Basta de discriminarnos, de faltarnos el respeto, y de no ser amigables con el género. Maduremos, porfa.