Nuestro amigo Lucas Quintana hizo una sesión de fotos con una amiga y cuando llegó el primer comentario ordinario hacia ella casi explota de rabia así que le ofrecimos escribir de eso para que no se acriminara.

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Por Lucas Quintana, director del documental Hemosestadopeor


Dos ideas que necesito explicar de partida:

a) Si bien Houellebecq ha sido calificado con los adjetivos más repugnantes (Y los más brillantes también) dentro del círculo más ingrato de críticos desde que comenzó a publicar, es imposible hacer el tonto e ignorar que El mapa y el territorio tiene un punto sobre el que casi obligadamente, para bien o para mal, el artista debería reparar a la hora de hablar de arte en general, y cito desde las palabras exactas, que nombran a su vez a la primera gran exposición artística del protagonista y al libro en sí: “EL MAPA ES MÁS INTERESANTE QUE EL TERRITORIO“.

b) Aunque la fotografía nazca como un experimento científico, y siga siéndolo como género, mi trabajo siempre ha sido en el retrato, y hablo del mío más allá de la auto referencia: es el único tema sobre el que tengo total propiedad, y es esta misma propiedad la que me permite enajenarme cuando, de cuando en vez, algún personaje emite de su jeta el asqueroso comentario de “Guachita rica“.

¿Qué tiene que ver A con B?

Para mí, todo.

De tiempo en tiempo, apenas me empiezo a sentir cómodo siendo chileno, vuelve irreparablemente a mi cabeza el tema de cómo vemos la fotografía. Pienso que aunque me encanta la inmediatez de tener la cámara en el teléfono, esto ha hecho que se le pierda el respeto al fotógrafo y la fotografía. Y aunque puede ser contextual, creo que es un proceso difícil para nosotros separar la fotografía del modelo, y por favor, esto es algo que debemos hacer. Me avergüenzo de tener que soportar en silencio el silencio de muchos fotógrafos talentosos que han trabajado años decantando su obra, ser víctimas (Sí, víctimas) de personas con discurso y criterio limitados sobre la mujer, todo esto no siendo su propia culpa, si no la de un modelo educacional que año a año se desmorona.

Yo no soy profesor ni tengo la más mínima autoridad para intentar educar a nadie, esto no es más que un fotógrafo hastiado de escuchar a personas que no pueden ver a una mujer en ropa interior o desnuda sin pensar en que ella sólo está puesta ahí para que él pueda desear con libertad penetrarla.

No. Paremos.

La fotografía es más que eso, es nuestra responsabilidad como miembros de una sociedad funcional el construir un tipo de conducta que nos permita solucionar un problema que puede parecer superficial y banal pero que arrastra miles de años de machismo arraigado en nuestros genes.

 

Creo contraproducente para el feminismo y la fotografía que cuando se muestre un cuerpo desnudo en una foto se opine más sobre el cuerpo que sobre la fotografía

El modelo, en este caso específico, la mujer, es parte de la composición de un ambiente y una atmósfera entera, que si bien uno está en función del otro, no tienen una relación yerma. Todo lo que está en la foto importa y construye el subtexto de aquella obra: Ver una foto con una mujer desnuda y quedarnos sólo con la mujer desnuda es una visión, a mi parecer, estéril. Creo contraproducente para el feminismo y la fotografía que cuando se muestre un cuerpo desnudo en una foto se opine más sobre el cuerpo que sobre la fotografía.

Hace dos semanas estuve una tarde entera con una amiga, quería fotografías en ropa interior para continuar un proceso de respeto con su cuerpo y lo hicimos. En ningún momento fue un tema importante para nosotros el tema de la desnudez hasta que claro, llegó el primer comentario asqueroso. Para suerte mía, Daniela, la modelo de las fotografías, feminista, socióloga y activista, no tuvo ni un miedo en lanzarse con unas palabras que ojalá le hayan llegado a este hombre: “Si se le ocurre que por tomarme fotos en ropa interior mi valor como persona se reduce y que soy merecedora de menos respeto que hasta ayer, el problema es suyo, qué triste que a estas alturas siga existiendo una visión de lo que debe y no debe ser, hacer y parecer una mujer. Una pista: Una mujer puede hacer lo que se le pare la raja, mientras esto no afecte a nadie.”

Y sí te llega a afectar ver a una mujer en ropa interior porque crees que es provocativo, el problema sigue siendo tuyo. Una foto es una es una foto.

Parafraseando a Bernardo Subercaseux, con la misma propiedad con la que Chile se adjudica tendencias culturales y artísticas extranjeras, necesitamos vivir los procesos que las anteceden, es importantísimo que cuando veamos una fotografía de una mujer desnuda sepamos que no es una fotografía necesariamente sexual. Cada foto y cada película debe ser vista como una obra a la vez impersonal y personal, desprendidas lo más posible del sujeto fotografiado y desde el momento mismo del proceso de concepción entregadas al mundo como una obra artística cuya vida se torna propia y por la que el autor no podrá hacerse responsable a cabalidad. El mapa puede ser más interesante que el territorio, la fotografía poca verdad guarda desde que se hizo con sobre qué se hizo.

El poto que veas en la foto, te guste o no, no es necesariamente lo importante de la foto, y sobre todo, no tiene que ver con tu pene. La mujer que decidió estar en la foto, te guste o no, no está ahí para tus placeres, y sobre todo, no está ahí por tu pene. El fotógrafo que hizo la foto, te guste o no, tomó la foto para que la gente la vea pero a pesar de esto, aunque te cueste creerlo, no la tomo para tu pene.