Desde la promoción en redes sociales hasta la oferta de beats en páginas especializadas, existen diversos caminos para que los artistas emergentes puedan pasar de producir en su homestudio a trabajar tanto con figuras nacionales como internacionales e, incluso, posicionar sus producciones en las radioemisoras de videojuegos como GTA V. Acá, un grupo de productores, cantantes y creadores digitales de la escena nos relatan cómo lograron hacerse un espacio en medio de un escenario que cada vez es más competitivo.

Cuando Lil Nas X publicó “Old Town Road” como uno de los sencillos promocionales de su 7 EP (2019), tenía sus objetivos claros. Lo que no sabía era hasta dónde podía llegar. Aquella pista que reúne la estética de géneros como el country, el trap y el pop más contemporáneo se convirtió rápidamente en un hit a nivel global.  Pero fuera de los récords comerciales y el dato de que fuese compuesto a partir de un sample extraído de “34 Ghost IV” de Nine Inch Nails, está el hecho de que Lil Nas compró la pista por $30 dólares a un joven productor holandés de 19 años, quien hoy es conocido como YoungKio.

Y si bien, los músicos no se conocían personalmente con anterioridad, sí tenían al menos dos aspectos en común: las ganas de ascender en sus carreras musicales y una presencia activa en internet. Tanto el europeo como el estadounidense mantenían una cuenta en BeatStars, una plataforma digital en la que productores e intérpretes de todo el mundo pueden vender y comprar pistas para sus proyectos, a través de un algoritmo de búsqueda que permite segmentar entre géneros y que automatiza la mayoría de los trámites asociados a sus acuerdos económicos.

Asimismo, los compositores pueden escoger entre varios planes comerciales, los cuales van desde ofrecer solo un archivo MP3 con el track completo (y un número limitado de reproducciones) hasta entregar calidad WAV, los tracks de cada instrumento por separado y una licencia exclusiva para asegurar el uso particular del tema.

El cantante nacional, Homesickboy, quien recoge la subcultura de los sad boys en sus canciones, ha recurrido tanto a esta como a otras plataformas internacionales para buscar beats. Según comenta a Pousta, la selección de cada una de sus pistas es meticulosa, un proceso de investigación en el que “el mayor criterio es la emocionalidad en la que como artista esté llevando en ese minuto, siento que el proceso de hacer música es muy cambiante”.


Y en el caso particular de “Old Town Road”, cuando el tema se tradujo en el ascenso comercial del cantante Lil Nas X, este debió renegociar los términos con YoungKio, debido a que inicialmente solo compró los derechos para una cifra limitada de reproducciones. 

Como es de esperar, los números aumentaron considerablemente en aquella negociación.

Según detalló un informe oficial de BeatStars en 2019, la plataforma repartió más de $50 millones de dólares en regalías para sus usuarios hasta ese momento, cifra que según una entrevista de Music Business Worldwide al líder de la empresa, Abe Batshon, subió a más de $85 millones en 2020, es decir, un alza de más de $30 millones en el año en que la pandemia alcanzó su punto culmine.

Aquella temporada también fue clave en el ascenso del productor Young High, quien empezó a compartir sus beats a través de Instagram sin fines comerciales, hasta que rápidamente recibió mensajes de solicitud para la venta de pistas. Uno de ellos vino de parte del cantante nacional DrefQuila, luego de que correspondiera un correo a partir de una convocatoria abierta del artista de “A fuego” a través de sus redes sociales.

“Ahí nos pusimos a conversar. Yo era fan de él. Le empecé a mandar beats y seguimos trabajando hasta ahora”, comenta High, quien produjo el tema “Sin sentimientos” del álbum Claudito Sunshine (2021).

Junto con ello, cuenta que hace dos meses también empezó a ofrecer sus pistas en distintas partes del mundo a través de BeatStars.

“Tienen los contratos, está mucho más regulado que, por ejemplo, Instagram. Es sencillo, uno sube los beats y la página hace prácticamente todo”, dice, para luego añadir que un tema de licencia exclusiva en la web puede alcanzar desde los $600 dólares hacia arriba y que tiene amigos que han llegado hasta los mil.

Si bien, la mixtura promocional entre plataformas como Instagram y BeatStars ha funcionado satisfactoriamente para productores como Young High, otros como Wlah prefieren priorizar su actividad en la red social de Meta y ofrecer paquetes exclusivos de creación en conjunto con los cantantes que lo soliciten.

A pesar de que el oriundo de San Felipe estudió tecnología en sonido y mantenía una labor en ese rubro en un conocido canal de televisión, la pandemia lo llevó a reforzar la idea de monetizar sus pistas. “Me quedé sin pega en cuarentena, ahí dije ‘ya, vamos a ponerles precio’. Y la verdad es que beats como tal vendí re pocos, pero sí vendí más producciones completas con beats míos”, comenta a Pousta, para luego decir que todos los trabajos que ofrece son exclusivos y personalizados en conjunto con el intérprete, sin excepción.

Ese es uno de los aspectos que más valoran artistas como San Martín, quien publicó Santino Bandido (2021) con Wlah en los controles de un EP que reúne desde influencias del rock en temas como “Primera escena” hasta otras del trap más agresivo en canciones como “Drill 57”, además de texturas electrónicas en títulos como “No me llames” en colaboración con Mariana Montenegro (ex Dënver).

“Siempre he encontrado que, aparte de ser muy bueno, sabe recibir muy bien las ideas y desarrollarlas. Él nunca había hecho rock, tampoco es lo que más le gusta, pero yo sabía que él iba a poder desarrollarlo igual a base de referencias, de lo que me gusta, a base de sentir”, dice San Martín a Pousta, a lo que también añade que la química en el estudio es clave para él y que le gusta “llegar con ideas listas para trabajarlas en persona al rojo vivo, que te vayan viendo, porque cuando vives esa experiencia, también pules la vibra del tema”.

Macree empezó a producir en 2010. En el verano de ese año, él y un amigo compraron su primer micrófono, un Behringer C-1, conocido por ser uno de los más populares entre los cantantes que recién inician en las producciones de home studio.

En aquella época tenía 14 años, llevaba 6 años practicando guitarra y veía la creación de beats como una actividad en la que no pensaba monetizar, pero esto cambió entre 2018 y 2019, año en que por recomendación de sus cercanos, decidió vender pistas a través de una cuenta de Instagram.

“Me acuerdo que tenía 100 seguidores y me empezó a hablar mucha gente, me pedían que les mandara mi catálogo”, expresa Macree, “fue súper reconfortante, incluso en esa época me habló Esteza, con quien trabajamos hasta la actualidad”.

Entre quienes lo han contactado por ese perfil, también se encuentran nombres como Young Cister, con quien trabajó en temas como “Callau”.

Y aquella satisfacción se intensificó aún más cuando, un día, recibió un mensaje firmado por el manager de Eloy, cantante puertorriqueño de reggaetón y autor de títulos como “Fuera del planeta”, quien le comentó que escucharon sus temas y le solicitó que les mandara beats.

“Me costó creerlo, me pidió un catálogo y se lo mandé. Al principio decía ‘ya, mándame estos dos que me gustaron’ y yo le respondía, ‘si te los voy a mandar me tienes que pagar primero’. Me contaba que allá en Miami se trabajaba así y que encontraba que los chilenos y los argentinos con los que había colaborado eran temerosos en enviar su música sin previo pago”, recuerda Macree, “después me envió una maqueta en la que efectivamente estaba cantando Eloy y ahí me contacta él y me pide que le mande los tracks a O’Neill, quien estaba produciendo sus voces”.

Este último es conocido por su participación en múltiples producciones de reggaetón, tanto de la nueva como de la vieja escuela y, a lo largo de su carrera, ha sumado créditos en obras de artistas que abarcan desde Franco El Gorila hasta J Balvin.

A partir de ahí, iniciaron una relación constante de tratos comerciales en relación a sus beats, la cual se mantiene hasta hoy.

“Jamás me moví por Youtube o por BeatStars, yo creo que la mayoría de los productores estamos viviendo este cambio y adaptándonos un poco. En Chile recién nos estamos adaptando a las plataformas para la comercialización de beats”, cuenta Macree en conversación con Pousta.

Y si bien, aquel método le sirvió para internacionalizar su trabajo. Otros como el productor Mati Alegría —quien acumula en su portafolio nombres como Pablo Chill-E, Harry Nach, Ceaese, Gianluca, Young Cister, Pablito Pesadilla, Aka 4.20, Kiddtetoon y Marcianeke, entre muchos otros— prefieren marcar presencia en la mayor cantidad de redes sociales.

Partió subiendo fotos de su estudio y compartiendo sus beats a través de Facebook, plataforma en la que sumó más seguidores e interacciones cuando contrató el servicio digital de publicidad pagada. En ese momento tenía 20 años y, según relata, tanto esa inversión como los comentarios privados entre quienes visitaban su trabajo, el llamado “boca en boca”, jugaron un rol clave en la construcción de su nombre como productor.

“Aun así, no te miento, el primer año fue súper frustrante. La música es como un carrusel de emociones, que al principio es súper incierto y después te llega el boom en el que ya no estás buscando, sino que más bien te buscan. Cuesta, pero vale la pena”, sincera a Pousta.

Y junto con ello, cuenta que en sus inicios, diversos vídeos de Youtube lo ayudaron significativamente a complementar sus estudios académicos en sonido. Tanto, que vio la posibilidad de formar una comunidad de cibernautas en la producción musical como una oportunidad no solo para compartir música en la web, sino que también para ayudar a quienes están partiendo.

A través de plataformas como Twitch, TikTok, Instagram, el mismo Youtube y WhatsApp —en donde asegura que tiene un grupo exclusivo de cerca de 200 personas que son fieles a su contenido—, se dedica a responder dudas y ofrecer información educativa acerca de cómo desarrollar una carrera en la producción musical, un mercado en el que abunda la oferta y en donde las posibilidades de competir y generar números positivos se dificultan ante los precios bajos y de calidad que pueden ofrecer algunos beatmakers, a modo de estrategia para posicionarse en el mapa.

Frente a aquello, el productor de “Xulita” de Young Cister ft. Kaydy Cain, tema que fue incluído en la transmisión de la radioemisora Motomami del videojuego Grand Theft Auto V, aconseja a que “lo más importante es estudiar, aplicar y diseñar tu propio sonido, porque la demanda y la competencia siempre van a existir, ¿cómo desligarse de eso? Pues siendo bueno en lo tuyo, destacando con tu sonido. Eso es lo bonito del arte, como cuando escuchas a un artista y sabes que es él. Al menos yo lo veo así”.



“Esto es como el fútbol, te la van a pasar si empiezas a meter goles”, añade, “pero es el resultado de mucho tiempo trabajando, mezclando, componiendo y estudiando, desde que no tenía la mano para hacer algo tan mainstream”.
Al igual que cerca de 100 productores chilenos, Mati Alegría tiene una cuenta en la versión beta de BeatUp, una plataforma nacional inspirada en BeatStars y a través de la cual sus creadores, Ignacio y Rafael Videla, buscan ofrecer una espacio tanto para beatmakers como para cantantes locales.

@matialegriaa Responder a @sebaflay el link está en mi perfil, todos los miércoles hago reacciones de su arte! 🎤 #twitchstreamer #twitchchile #musicachilena ♬ Vea pues – Easykid

Al igual que el sitio estadounidense, esta contará con distintos planes comerciales y permitirá la opción de escoger beats según tópicos como género musical y estado de ánimo, los cuales podrán ser adquiridos por un sistema automatizado para facilitar los procesos entre las partes involucradas.

“Se ha demorado un poco, pero esta semana debería quedar definida la fecha de lanzamiento, estamos a nada de salir”, relata Ignacio Videla a Pousta respecto al proyecto que empezó a gestarse en 2019.

Todos los productores en Chile con ganas de comercializar sus beats podrán ofrecerlos a través de la plataforma, a través de la cual no se exigirá una cuenta bancaria internacional para generar acuerdos comerciales.

“Es súper visionario el proyecto. BeatUp se inspira en BeatStars, una página ultra mundial que yo también ocupo y he monetizado ahí al igual que otros colegas”, dice Mati Alegría, “que traiga esa idea en su versión chilena, en donde se puede pagar con cuenta rut, lo encuentro súper interesante, porque hace que todos puedan entrar en la búsqueda de beats nacionales”.

Asimismo, el productor concluye: “Eso ayuda a la cultura y nos ayuda a crecer entre todos, además así enseña a esta nueva ola que se tiene que pagar por esto, porque hoy todavía se da que pagan poco o que de repente se hacen medios loquitos con las platas, porcentajes y derechos”.