El mundo explotó cuando nos enteramos de una vuelta de La Vida Moderna de Rocko. La inclusión de las aventuras de este marsupial al catálogo de Netflix llamó la atención de la audiencia en una década plagada de enganches donde se promueve las nostalgia como medio de capitalización.

Tuvimos un exitoso remake de Sabrina, una no tan exitosa vuelta de Hey Arnold y ni hablar sobre los live action de Disney que seguirán proliferando hasta el 2030. No es menor que “La Vida Moderna de Rocko” generase expectativas porque no estamos dispuestos a ver nuevamente, una de las joyas de nuestra infancia arruinada por manos contemporáneas.

Eso sí, parte de nosotros era demasiado pequeño como para recordar de qué se trataba la serie. Bueno, en realidad hablaba sobre los problemas contemporáneos y los vicios de la sociedad de la generación de los 90. Rocko vivía nervioso frente a la vida, algo con lo que nos podemos identificar en una era digitalizada donde la competencia es feroz y los recursos cada vez más limitados.

De esto se trata la película estrenada el viernes por Netflix: imagínate estar a la intemperie en nuestra década teniendo que adaptarte a la sobre exposición de las redes sociales, el consumo desenfrenado de café, los foodtrucks con recetas caras y como no, la crisis económica heredada del 2007. Con ese background, Rocko se vuelve loco.

Al principio este capítulo de tan solo 45 minutos de duración (y que conserva la mayoría de su doblaje latino original) parece refregarnos durante los primeros 20 minutos que todo tiempo pasado fue mejor, aunque tras la mitad del contenido nos vemos frente al plot twist inesperado donde debemos aceptar el cambio con comprensión y optimismo.

La inclusión de un personaje transgénero da cuenta de ello, y Rocko podría ser la primera caricatura en hacer un discurso abierto sobre el tema aunque sabemos que el público objetivo de la serie corresponde a adultos que ya van por sus 30 años y que se familiarizan con el tema en cierto grado.

«Se sintió natural, porque no se trataba solo del cambio, de que alguien descubriera quiénes eran y tomara esa valiente decisión de pasar por ese cambio» afirmó para EW el creador de la serie Joe Murray.

“Los personajes más jóvenes aceptan a Rachel de inmediato; reconociendo que todavía es su amiga. Y aunque el padre de Rachel tarda en aceptar el cambio dentro de su propia familia, incluso él se da cuenta de que amar a su hijo debería ser incondicional. Esta historia de inclusión y aceptación es muy necesaria en nuestro clima actual.» sostuvo el director de la representación transgénero, Nick Adams.

La historia llega a 28 años del estreno de la serie y ha tenido una aceptación enorme por parte de la crítica que ya se atreven a catalogar la historia como una de las mejores del año. Rotten tomatoes le entregó una calificación perfecta del 100% mientras que la audiencia un 77% de aprobación. Es un buen panorama para un lunes y te recomendamos correr a verla.