Los botines y las botas que tienes en tu clóset evolucionaron desde hace miles de años antes de tener la forma actual. Todo partió de la idea de separarse de la tierra y pasó por períodos de alabanza y prohibición para distintos grupos sociales. Incluso los punks de la mitad del siglo XX tuvieron un rol muy importante en la popularización de este calzado. Hablamos con Bárbara Pino, directora del Observatorio Sistema Moda (MODUS) de la UDP, para hacer un recorrido histórico.
Todo comenzó hace miles de años, cuando los humanos buscaron formas de protegerse del frío y de separarse del suelo que pisaban para mayor estabilidad. Y fue allí, en la época del Imperio Romano, cuando crearon la caliga, una especie de sandalia de cuero para proteger el tobillo y la pantorrilla, sobre todo para los trabajos y peleas de gladiadores del periodo. Podría decirse que esa fue una de las primeras fases de las botas. Al menos así lo asegura la directora del Observatorio Sistema Moda (MODUS) de la UDP, Bárbara Pino.
Distintas civilizaciones, como los vikingos y los lombardos, fueron adaptando este calzado para darle firmeza al tobillo. Y desde sus inicios ha sido un diferenciador para distintos grupos sociales. La directora de MODUS cuenta que cuando apareció el modelo Oxford (que sigue produciéndose actualmente), por ejemplo, era asociado a los estudiantes de la universidad que lleva el mismo nombre y, por ello, estaba vinculado a un estrato social que los separaba del resto. “En la moda hay muchos objetos que parten con una cierta funcionalidad y después mano a mano se van convirtiendo en un objeto que te va diferenciando”, dice Pino.
Esto también sucedió en temáticas de género. “Las mujeres comienzan en la misma época a usar las botas, al principio para protegerse, pero como apretaban y formaban la pantorrilla comenzó una idea más de deseo sexual, más fetichista. Finalmente fue prohibida y volvieron a usar zapatos”, explica Pino. Sin embargo, a mediados del siglo pasado comenzaron a apropiarse de este símbolo y crear su propia narrativa.
“En términos visuales, cuando la mujer la empieza a usar, le da poder. Es un objeto con carga masculina que empodera. Hay unas fotos de Marilyn Monroe con botas tejanas y en el fondo representaba que tenía la fuerza de montar y domar al caballo”, afirma.
Uno de los períodos donde la bota se popularizó y resignificó fue en los 70’s con la aparición de los punks. Con la imposición de un nuevo estilo de moda, más despreocupado, menos formal y bajo una ideología anti sistema, comenzaron a ocupar botas de obreros. Una marca británica de este calzado lo creó con el fin de asegurar la estabilidad y salud de los obreros al poner cordones de cuero que dieran rigidez. “El movimiento punk venía contra todas las formalidades anteriores y usaron estos zapatos como símbolo en contra de la sociedad”, cuenta la directora.
Cuando el movimiento llegó a América, específicamente a Nueva York, adquirió otro valor. “Era una moda que estaba ligada a la gente creativa y el americano compra esa creatividad sin comprender que lo que consumía era ‘anarquía‘”. Y 50 años después siguen vendiéndose y ahora forman parte de lo vintage y aesthetic.
Hoy, aunque sean algo mainstream, no dejan de ser taquilla. Una de las marcas que están en constante reinvención en cuanto a botas y botines es Skechers. Con diseños inspirados para proteger los pies del frío y adaptarse a los ambientes indoor y outdoor, van desde el clásico botín de cuero, junto con otros modelos más casuales estilo Oxford, incorporan aplicaciones de gamuza, cordones por el exterior, texturas y colores que ayudan a lograr un outfit moderno.
Y eso no es todo, también cuentan con Hiking Boots o botas de senderismo con un estilo más robusto que un bototo normal: plataformas anchas, costuras reforzadas, cordones ajustables y tecnología impermeable al agua. Puedes encontrarlas en Skechers.cl.