El cantante afirma que cree en Jesús, en el Espíritu Santo, en la energía, la magia, la brujería, las vidas pasadas, el karma y la reencarnación. De hecho, hace un tiempo atrás una mujer que maneja estas prácticas le dijo que en todas sus vidas pasadas fue mujer y que esta sería su último paseo por la experiencia terrenal. En esta entrevista habla de la fe y de cómo, en sus inicios, partió cantando gospel para alabar a Dios.

Fotos por Camila Castillo Ibarra (@camilaconleche)

“Una vez alguien me dijo que esta era mi última vida”, relata Polimá Westcoast  (24) cuando recuerda lo que le dijo una vidente hace un tiempo atrás.  “No sé si es real, pero ella me dijo que esta es mi primera vez siendo hombre, que en todas las otras me tocó ser una mujer”. 

Y él cree. Y no sólo en premoniciones y aspectos místicos, sino también en Dios. De hecho, desde que tiene memoria, antes de convertirse en una de las voces más reconocidas del género urbano, creía en Dios y en las energías omnipresentes. No sólo porque su familia le inculcó la fe desde que era un niño, sino que también porque sus primeros acercamientos a la música fueron a través del gospel, un género históricamente ligado a la espiritualidad.

El Poli cursaba tercero o cuarto básico en un colegio de Santiago de Chile cuando se inició en el canto, luego de que un nuevo profesor de música llegara a cambiar la dinámica a la que sus compañeros y él estaban acostumbrados.  Ese día, el docente le pidió a sus alumnos que se pusieran de pie, para que interpretaran todos juntos una serie de escalas musicales. Y así, se paseó por la sala y seleccionó las voces que más le gustaron para que participaran de un coro. Entre ellas, escogió la de Polimá.

“Ese día me fui a mi casa y le conté a mi mamá, le dije que quería hacer música. Me apoyó de una, porque es bailarina y le encanta el arte”, recuerda.

De esta manera y como el más joven de los seleccionados, empezó a ir a los ensayos después de clases. Según relata, se quedaba en promedio tres horas extra cantando y viendo cómo sus compañeros de generaciones mayores tocaban los instrumentos, pero a pesar de que el grupo de gospel fue su primer acercamiento con la música, antes de que se convirtiera en un famoso trapero en Chile y Latinoamérica, asegura que tenía diferencias con su profesor y eso cambió el panorama. Y quizás también su destino.

“Él era muy religioso, de esas personas que dedican su vida y tiempo entero a la Iglesia. Canté en espacios así, pero no sentía que debía seguir una doctrina”, relata, “Eran demasiado estrictos, muchas veces nos equivocábamos y nos retaban, éramos muy chicos. Me espantó estar ahí en cierta manera”.

Añade que “sentía que la música era libertad de expresión y me di cuenta de que ese espacio no me lo permitía, porque cantas las canciones que ellos te dicen. Estuve ahí uno o dos años y no seguí, empecé con la música más ligada a lo que yo quería ser, por el lado del hip hop”.

En aquella época, diversos artistas de reggaetón, como Daddy Yankee, figuraban entre los principales ídolos a seguir para los jóvenes que querían dedicarse a la música urbana, pero a pesar de que Poli disfrutaba de sus canciones, sus referentes eran otros. “Nunca me sentí identificado con esa figura, porque yo sabía que yo era un niño afro, el único en mi colegio, porque mi familia, con raíces de Angola, África, llegó a Chile como el 95 o 97”, detalla a POUSTA, “cuando salió la canción ‘Gangsta Song’ con Snoop Dogg, me fijaba más en él, que en Daddy Yankee, lo mismo con un tema entre Wisin y Yandel y 50 Cent, me llamaba más este último, por ser hombres de color que lograron algo en la tierra”.

A sus 12 años y con un micrófono de karaoke que compró vendiendo ropa, Poli ya luchaba por convertirse en un ícono del rap, “era la base”, recuerda. Y si bien, más tarde su estilo musical evolucionó hasta convertirse en uno propio y característico, su fe en Dios y en energías omnipresentes se ha mantenido intacta hasta la actualidad.

Cuando pasas por fuera de una Iglesia, ¿qué sientes?

Me encanta la gente que aún canta en el coro de la Iglesia y que le dedica su vida a cantarle a Dios, lo encuentro hermoso, pero no sé, esas cosas me fueron apartando e hicieron que yo tomara mi camino. En cierto sentido, creo que el profesor del que hablaba me impulsó, me dio una furia de querer lograr un objetivo por mi cuenta, a través de la música. Me hubiese gustado que fuese diferente, quizás mi camino hubiese sido distinto, más cristiano, no sé, pero todo pasa por algo”.

Poli cuenta que lo primero que hace al despertar en un nuevo día, es rezar y agradecer.

LOS RITUALES DE POLI

A pesar de que no cree en la Iglesia como una institución oficial a seguir, Poli relata que tiene sus propios rituales. “Dedico todas mis mañanas a orar. Así comienzan mis días, desde siempre”, dice, “leo la Biblia desde muy pequeño, antes revisaba un libro que se llama Pan diario, que te enseña a leerla (…)  Al final se transformó como en mi horóscopo. Lo que me pasa siempre está presagiado ahí, no para de sorprenderme y me encanta. Es especial, por eso le dedico mi vida”, cuenta.

¿En qué sentido es como tu horóscopo?

“Hay gente que lo ve todos los días y basa su vida en él, como cuando te dice que esta va a ser una muy buena semana y que tienes que tener ojo con no sé qué”.

¿Qué aprendizajes rescatas tú de la Biblia?

“Ser un buen ser humano. Ser honesto. Cuando no encuentro respuestas en otros lados, las encuentro ahí. Pedir perdón, tomar decisiones. Cada decisión es muy importante y encuentro ahí mi respuesta”.

¿Tienes otros libros que aporten en tu diario vivir?

Sí. Hay uno que se llama Guías y ángeles espirituales. Ese tienes que abrirlo en cualquier página, en la que te toque, con los ojos cerrados, poner el libro al sol y transmitir fe. El ángel que te toque es como el horóscopo de tu día. Entonces, leo lo que me entrega ese ángel y la Biblia. Esa parte es como revelar mis poderes, pero está bien, hay que compartirlo”.

Cuando te vas de viaje, ¿los llevas?

“Ambos, a todos lados. En cualquier lugar en donde me quede, los dejó abiertos ahí, acompañándome. Con Monswang, mi manager, hemos estado en lugares muy lejanos, hasta cerca de África, entonces esa es una compañía que me ayuda a entender mi propósito, que es uno y muy importante. Me los llevo a donde quiera que vaya”.

¿A cuál propósito te refieres?

“Que sí se puede llegar al número uno, como con ‘Ultra Solo’, sin ser un meme, sin hacer cosas que generen morbo en las personas, sin ofender a nadie, solo con la fe y el poder que te da Dios. Quiero seguir demostrando esa oportunidad (…) de que los chicos sigan ese camino de libertad de expresión, pero natural, sin una doctrina. Seguir tu propio caudal, edificar algo y a partir de eso entregar oportunidades para los demás, porque la música es tremenda y muy linda”.

¿Qué haces antes de cantar en tus conciertos?

“Mis rituales. En las mañanas hago mis rezos solo, como todos los días apenas abro los ojos. Cuando estamos antes del show, nos tomamos todos de las manos y oramos. Ponemos fe para que Dios esté en el escenario junto a nosotros”.

LAS CREENCIAS DE POLI

Su sencillo “My Blood”, una colaboración que publicó junto a su amigo y colega, Pablo Chill-E, se ha posicionado como uno de los himnos más populares del género urbano a nivel nacional. En él, Poli es enfático al cantar “yo sé que para mí Dios tiene un plan”, una frase visceral que corea desde lo más profundo de su ser y que, según relata a POUSTA, confía en que será tan recordada en el futuro como “Mira Niñita” de Los Jaivas.

¿Cómo interpretas la figura de Dios?

“Como una energía omnipotente. Como amor, presente en cada gesto. Cuando saludo a una persona y le digo cariñosamente ‘hola hermano’, altiro cambia el día. O cuando me encuentro a gente en la calle o alguien me limpia el vidrio del auto sin yo pedirle, le digo ‘hermano, Dios te bendiga, muchas gracias’. Ese tipo de acciones te pueden cambiar el día, porque es una persona que no te trató mal, sino que te trató bien. Eso es difícil de encontrar ahora, gente que te trate bien y con amor”.

¿Cómo ves esa interpretación en la sociedad actual?

“Dios está en el amor y creo que estamos en una sociedad en donde no está predominando. Todos intentan llegar por su cuenta a un lado al que no van a llegar, porque todo funciona con amor. No hay que entregar maldad. Me ha pasado que me han realizado ataques raciales en la calle y cosas así, de verdad me arruinan todo el día, y probablemente quedo tres días triste en mi casa, porque alguien me atacó sin ningún sentido”.


“Esas cosas me gustaría erradicarlas por completo. Me gustaría que los episodios lamentables de la historia, en donde gente ha muerto, nunca hubiesen ocurrido. No quiero que sepan que el diablo existió, quiero que sepan que la luz ganó. Por eso para mí Dios es amor, encontrarme con pureza, energía positiva, con un círculo sano, donde todos sonriamos, nos riamos y cada día y cada noche antes de dormir sea amoroso, poder dormir en paz. Al mundo le falta esa armonía y amor. Hay pocas personas que lo tienen y ellas tienen que encargarse de masificar esa luz por todos lados. Para mí eso es Dios”.

¿Te consideras parte de algún grupo consolidado de creyentes?

“No. Creo en Jesús, en el Espíritu Santo, en la energía, la magia, la brujería, las vidas pasadas, el karma y la reencarnación, pero no en ser partícipe de una Iglesia o seguir a un séquito de seres humanos. Dios está en gestos. Si el Papa fuese como dicen, estaría alimentando a gente de África, porque tienen dinero para hacerlo y no lo están haciendo. Tanto en Chile como en otras partes del mundo, hay gente que tiene los recursos para ayudar, pero no lo hacen, a esa gente le falta Dios”.

¿Y en los Santos?

“Les pido y les rezo, también a los ángeles y arcángeles. Esa es mi fe. Nuestra vida siempre ha sido de mucho esfuerzo, nos ha costado mucho, entonces los privilegios que tenemos ahora como personas negras en esta sociedad, los agradezco a diario, siempre, cada vez que puedo voy agradeciendo, ‘gracias Padre, gracias Dios, por la oportunidad’”.

¿Qué opinas de otros cantantes que, a diferencia de ti, repentinamente hicieron pública y notoria su fe?

“Tampoco me voy a transformar ni voy a predicar, porque eso no está bien. Ellos se asustaron, cometieron tantos errores que tienen miedo, por eso actúan como lo hacen, porque se retractan y piensan que actuando así va a cambiar todo lo que hicieron en el pasado”.

Poli manifiesta que la vida espiritual y la búsqueda de la sabiduría es más enriquecedora que perseguir bienes materiales.

¿Crees en el perdón?

“Existe y es tan simple como ser honesto, pedirlo y esperar que la otra persona te perdone, porque es amor. Si ellos hubiesen pedido perdón por incitar a todo el planeta a drogarse, sería distinto, pero se asustan y tienen miedo del gran error, que tampoco es realmente un error en sí, porque estaban haciendo música, vieron lo que pasaba, lo tomaron y lo transformaron en arte. La música no es el ‘error’, lo es el mensaje contradictorio en relación a lo que queremos cambiar, porque tenemos la oportunidad de hacerlo a través de nuestras plataformas como cantantes, que son una vitrina gigante”.

¿Qué quisieras cambiar?

Me gustaría que no hubiese diferencias, que todos estuviésemos en el mismo nivel socioeconómico y político. Hay gente a la que pasan a llevar en lugares como el trabajo u otros, personas que creen que pueden pasar por encima de otras. Esas cosas me molestan y las vemos desde los tiempos en que vinieron a colonizarnos los españoles. Me gustaría vivir en un mundo justo, en donde todas las personas tengan las mismas oportunidades y no se pongan prejuicios”.

¿Crees que los seres humanos tenemos un destino?

“Creo que todos tienen algo que hacer, pero se necesita despertar para realizarlo. Cuando te das cuenta de que tienes un propósito, pasas por un proceso largo, en donde aprendes y tratas de entender qué está sucediendo. Luego viene el despertar. Ahí abres tus ojos y ves todo distinto, más allá de esa nube gris que veías antes”.

¿A qué te refieres con ese último término?

“Por ejemplo, a gente que termina una relación, que echan del trabajo, que piensan que ahí la vida termina, pero en verdad ahí comienza, justo después de eso viene un propósito, se necesita paciencia. Todos venimos para algo, pero necesitamos fuerza para completarlo, porque Dios cree en todos. Hay personas que todos los días se hacen más sabias, eso les da potencia y el propósito de traspasar sus conocimientos”.

¿Cómo convive eso último con el mundo material?

“En general, hay una doctrina y un sistema que se instaura desde que somos pequeños, en donde te dicen que tienes que ganar dinero o estudiar para ser alguien ‘importante’. La vida es mucho más enriquecedora que todo lo material que te puede entregar. Es espiritual, entregarse a la luz, vivir distinto. No se le dice a las personas que pueden hacer todo lo que quieran. Hay que darles color, oportunidades”.

Polimá dice que quiere servirle a la gente todo el tiempo. “Lo que a mí me queda, es demostrarte todo lo que te estoy diciendo hoy, lo buen humano que puedo ser, lo que planteo en torno al amor y la energía positiva, para que así más gente entienda, crea en el mensaje y empatice. Hay que intentar no odiar a nadie. Las cosas podrían ser muy distintas”, enfatiza, para luego añadir que “con la música que voy a sacar próximamente, voy a expresarme más y van a creer más en mí”.

Asimismo, sentencia: “me voy a seguir esforzando hasta lograrlo, hasta ver qué hay más allá”.