Para que tomes toda la semana según dicta la maldición gitana (ahya).

Mojito


Antes de cualquier comentario reivindicativo bajo esta nota, necesito hacer una pequeña aclaración: el día del mojito se celebra a principios de mes en los países del caribe siendo una muy buena excusa para dar inicio al verano (que se encuentra durante su máximo apogeo el mes de julio en aquel lado del hemisferio)

Sin embargo y desde el lado lluvioso del mundo, se ha intentado fijar el día comercial de este trago en Chile para hoy 24 de julio aunque su recepción ha sido tibia porque digámoslo: ahora todas las cosas tienen su día y podemos estar celebrando el día de la mayonesa, del tocino, de los periodistas, de la comida de avión y del cintillo en una semana.

Pero si bien la fecha puede provocar confusión, lo que tenemos clarísimo es el amor de los chilenos por este trago cubano disputándose la carta con el pisco y ron técnicamente en todos los pubs del país. De hecho, la calle Manuel Montt en Providencia ofrece mojitos por doquier en happy hours generosos aunque hay que tener cuidado porque muchas veces la calidad dista bastante de los ofertones.

Encontrar un buen mojito no es fácil y tampoco obedece a ciertos cánones específicos. Puedes pagar cuantiosas cantidades de dinero y terminar topándote con un vaso cuya bombilla se pega con cada sorbo al hielo y menta que ciertos bartenders agregan inescrupulosamente.

Tampoco existe una zona geográfica concreta de Chile especializada en el trago en cuestión. Personalmente me encontré con el mejor mojito que he probado cuando estuve de vacaciones y pasé por Temuco. Sentado en una de las tarrazas que ofrecen los locales de Avenida Alemania, pude imaginar que lo que tenía en mis manos era lo más parecido a lo que toman en Cuba (y hablamos de una región sureña donde no me esperaba tal sorpresa).

Pero como no tengo oportunidad de volver a Temuco ni menos de ir a Cuba, investigué donde se encuentra el mejor mojito de Santiago para olvidarme del frio mientras escucho Habana de Camila Cabello repetitiva y estereotipadamente.

La respuesta según los usuarios de Foursquare que entregan opiniones y evaluaciones abiertas respecto a diferentes locales de Santiago, dicta que el mejor mojito se encuentra en El Ciudadano de Providencia.

https://www.instagram.com/p/BkqCLNfl8-0/?taken-by=ciudadanorestaurant

En pleno Barrio Italia -específicamente en Seminario 400- El Ciudadano es famoso por sus pizzas y carnes diferenciándose de sus símiles por ser un lugar excelente tanto para comer como para emborracharse según constan los comentarios en diferentes portales que le dan nota 7 promedio 7.

Para corroborar esta opiniones -e intrigados por la fama de sus mojitos- fuimos hasta el local para conversar con la administración y que nos explicasen que hace del lugar uno tan particular para tomar ron blanco con menta.

“Servimos unos 100 mojitos diarios” nos cuenta Felipe Carter respecto al éxito que ha tenido este trago dentro de la carta del lugar antes de contarnos abiertamente de la receta (tomen nota).

“Lo hacemos con base de limón de pica, con un toque de jugo de limón, azúcar flor y hierbabuena que se machaca antes de agregar el hielo frappe para después añadir el licor que puede ser de mango, limón, manzana o frambuesa

Además y pese al frio, el cóctel es todo un éxito gracias a su versión gigantesca y se vende incluso más fuera del happy hour que dentro del tiempo que dura la oferta.

https://www.instagram.com/p/Bf4g2QFH_Z_/?taken-by=ciudadanorestaurant

El Big Mojito cuesta $4.500 mientras que el tradicional -que puede ser de sabores- cuesta $3.900. La gente suele pedir más de uno por la calidad de los materiales con los que se elabora y porque al mirar la mesa de al lado todos quedan con ganas de probarlo (después de todo, es casi un litro por un precio bastante razonable).

En fin, no hablamos de un trago que te embriague rápidamente, si no de uno refrescante con bastantes variaciones para todos los gustos. El mojito sirve para compartir, juntarte con amigos y olvidarte de la esterilidad de Santiago durante los meses fríos. Por esta razón, el trago no podría ser mejor aliado para olvidarnos del invierno y vivirlo en negación con menta entre los dientes.