El artista chileno-noruego conversó con Pousta acerca de su relación con Chile y el concepto detrás de Wachito Rico (2020), álbum debut que publicará el 23 de octubre.
por Alexis Paiva Mack
Hace 3 años, Nicolás Pablo Muñoz se convirtió en una sensación en redes sociales. A través del algoritmo de Youtube (que usó su video para una nueva feature de “recomendaciones”) su sencillo “Everytime” llegó a una cantidad masiva de jóvenes, que engancharon por su estilo minimalista y el carácter lo-fi de su música.
A diferencia de los ídolos tradicionales entre el público adolescente, Boy Pablo no se viste de etiqueta ni pasea en descapotables de última generación. Más bien, se muestra a sí mismo como un chico sencillo, irónico y que aprovecha las herramientas que tiene a su alcance.
Desde su estudio en Bergen, cuenta que estos últimos días se relaja jugando el modo ultimate team de FIFA21, videojuego en el que ocupa al Manchester United. De la misma manera, detalla cómo es su relación con Chile y el concepto detrás de Wachito Rico (2020), álbum debut que publicará el 23 de octubre.
Han pasado 3 años desde que publicaste Everytime, canción que te hizo ganar popularidad en la escena indie pop. ¿Qué has aprendido en este tiempo?
Aprendí cómo ser artista de gira, además de mejorar en la guitarra, la batería y la producción. Ha sido una tremenda oportunidad para desarrollarme como músico y como persona.
¿Por qué como persona?
Porque se aprenden cosas diferentes. Sin este proyecto y la popularidad que me llegó, hay partes de mi personalidad que no hubiese desarrollado. Como por ejemplo, la inseguridad. Yo era muy malo para decidirme y esto me exigió tomar decisiones de forma más rápida y precisa.
El 23 de octubre publicarás tu disco debut, titulado Wachito Rico. ¿Por qué demoraste tanto en sacar un LP?
Porque siempre tuve el pensamiento de que cuando hiciera un disco, lo quería perfeccionar al máximo. Después de publicar Soy Pablo, decidí hacerlo de la mejor manera en que pueda. Entonces creé toda una historia, hice un personaje y pensamos mucho en los videos con mi representante. También me ayudaron mi hermano y mi cuñado.
¿Cuál es el concepto detrás del álbum? ¿Por qué lleva ese nombre?
Lo encontré chistoso, es algo que se usa harto en Chile. También porque no me veo a mí mismo como alguien muy buen mozo, entonces hay una ironía en eso. Quise hacer un personaje para el disco y los videos, toda la historia del álbum se centra en él.
¿Cómo describirías a este wachito rico?
Es muy difícil para mí detallar cómo es, pero hay diferencias entre Nico (Boy Pablo) y wachito rico. El disco, de principio a fin, trata sobre su vida amorosa. Hice las canciones con el corazón, pero no es mi historia, es la de mi personaje.
Hasta ahora tenemos cinco EPs, en los que se puede notar una producción mucho más detallada que en la de tus sencillos anteriores. ¿Cómo fue el proceso de grabación? ¿En qué se diferenció con Roy Pablo (2017) y Soy Pablo (2018)?
Grabamos bien rápido los anteriores. Recuerdo que tenía los demos, se los mostré a mi cuñado y él me ayudó a grabarlos. Sonaban casi idénticos a los que se lanzaron; no pensamos mucho en la producción ni en las letras, era solo grabar y publicar.
En cambio, para Wachito Rico fuimos al estudio de un chileno que vive acá en Bergen (Noruega), se llama Matías Tegers y también hace los mix. Mi hermano me ayudó con las letras y la composición, ellos dos me apoyaron harto en eso. También usamos elementos nuevos, como piano y guitarra acústica; pensamos mucho en qué hacer para que las canciones sonaran un poco más especial.
Tu papá y tu mamá son chilenos, pero tú naciste en Noruega, ¿cómo es tu relación con Chile?
Aprendí a hablar español en la casa y noruego en la escuela, acá me sentía chileno. Fui mucho para allá cuando era chico y cuando llegaba a Santiago me sentía noruego, ya que no tenía el mismo vocabulario que los demás y no sabía cómo era la vida allá realmente.
Fue como un mix que dependía de donde estaba, pero también siempre me sentí noruego acá en Noruega, porque hablaba el idioma y sabía cómo comunicarme bien con mis amigos.
¿Qué recuerdos tienes de tu show el año pasado en Blondie?
Fue muy especial, porque en Santiago está toda mi familia. Reconocí las calles y me divertí al mostrarle a mis amigos de dónde vienen mis raíces. Pero lo que lo hizo más especial todavía, fue todo lo que estaba ocurriendo. La gente tenía mucha energía, a pesar de que protestaron toda la semana; cantaban y gritaban sin que yo tocara. Fue muy raro y surrealista, porque nunca pensé que tocaría un concierto tan grande allá.
¿Cómo viste el estallido social desde Noruega? ¿Qué percepción tenías?
Mi papi estaba viendo harto las noticias chilenas, entonces él me informaba. Cada semana nos contactamos con mi familia que vive allá y nos contaron todo lo que estaba pasando. Lo encontré raro, porque siempre escuché que Chile era uno de los mejores países de Latinoamérica y, de repente, se mostró una realidad totalmente diferente. Creo que fue algo muy bonito, porque la gente empezó a manifestarse y a exigir cambios.
El 25 de octubre será el plebiscito nacional, ¿qué te gustaría que pasara?
No estoy bien informado de eso, así que no sé qué decir. Solo quiero que gane la justicia y que todos tengan los mismos derechos.
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