Entrevistamos al colectivo HiedraH antes de su presentación este 14 de agosto en “Hasta Abajo”.

¿Cómo se autodefine el colectivo HiedraH?

En un sentido literal, HiedraH es un club de baile, netlabel musical y una plataforma de producción de contenidos artísticos. Es un espacio para la experimentación musical de sonidos periféricos y para la reflexión de la cultura club contemporánea.

También, en un sentido más afectivo, es la cueva de muchxs amigxs que se sienten interpeladxs por nuestras vivencias y que ven re-presentadxs en lo que hacemos algo de su propia experiencia. 

¿Cómo fueron sus comienzos y cuáles responden a las principales dificultades?

  Hiedrah nació de la incomodidad de no sentirse representada por la oferta del circuito nocturno de Buenos Aires. Eso, sumado a las ganas de reviente que teníamos, nos llevó a motorizar para crear un club propio.

En ese entonces, año 2013, las fiestas autogestivas a las que podrías asistir atendían más al status de la imagen propia y excluían o dejaban para otros territorios de la noche cualquier deseo de revuelta o simpatía por lo abyecto. De alguna manera la fiesta había dejado por fuera cualquier noción de política, incluso en las que se categorizaban como LGBT.

Para nosotrxs era difícil habitar esos espacios porque había que normalizarse: dejar afuera cualquier cuestión identitaria ya sea de clase, género, color, corporalidad, etc. Nuestras ganas de fiesta se convirtieron poco a poco en una cuestión de venganza. 
La principal dificultad en ese entonces fue pasar de la caracterización que podíamos hacer de otros espacios a entender la dinámica global del asunto. Es el Estado de las cosas el que habilita también de qué modo disfrutamos, gozamos, nos divertimos y quiénes tenemos acceso a ello. También entendimos que para provocar un cambio había que poner palabra, cuerpo y baile al asunto pero que no era una tarea fácil ni en solitario. Creemos que hoy por hoy las personas están pensando más sobre la noche y sus conflictos, y por ende los espacios nuevos han ido cambiando la escena. Nosotras hemos dado batalla para que ese cambio sucediera. 

¿Consideran que el colectivo responde a una disidencia social y política?

La palabra disidencia está de moda y eso nos aterra, porque cuando nosotras arrancamos a curtir la calle, “disidir” era haberse bajado hace rato del beneficio de la duda y de la casa propia. Hoy esa palabra pasa a ser la carta del día de nuestra generación, en la que los escupitajos faciales van en forma de memes y el escrache es un posteo re victimizante en alguna red social de emociones binarias.

Preferimos otrxs palabras que son más corpóreas y que son las que hacen que muchxs buenxs vecinxs de la disidencia virtual se crucen de vereda cuando pasás por al lado: somos bichas, marrones, cabezas, pobres, maricas, tortas, travos, travas, cucas, mostrxs, feas, gordxs. Es para nosotrxs mismxs para quienes hacemos este espacio aunque vivamos de la billetera de quién nos pueda pagar. Intentamos reparar con fiesta rabiosa lo que nos hace daño. Pero no creemos que podamos ser disidentes por el sólo hecho de llamarnos así. Son tiempos duros para la memoria de las palabras.

¿Cómo ha sido salir de los antros para tomarse las calles y diferentes espacios de expresión?

¡Nunca salimos de los antros! Hemos expandido el antro a otros espacios donde antes hubiera sido imposible entrar. Ese trance siempre es duro porque puedes equivocarte y porque irremediablemente te hacen sentir su incomodidad.

Por el otro lado, las acciones callejeras que hemos hecho han sido siempre acompañadas por otrxs, en agenciamientos mayores. El pulso de la política se mide en la disputa por el espacio público y ese es el escenario dónde queremos estar, pero no siempre se puede hacerlo solas.

¿Que esperan recibir del público este próximo 14 de agosto?

Tenemos muchxs amigxs chilenxs y para nosotrxs es un orgullo poder estar representando la escena club de Buenos Aires y nuestro club en particular. Esperamos poder conocerlos e incentivar a que apoyen sus movidas locales y que inventen muchas más. Chile es un país que ha permanecido callado por mucho tiempo y es momento de que pierdan el miedo, porque el miedo paraliza el cuerpo y sin cuerpo no podemos bailar.

Hasta Abajo tendrá lugar en un estacionamiento subterráneo ubicado en el barrio Patronato, específicamente en calle Rio de Janeiro 335, Recoleta. Las entradas ya están disponibles a través del sistema Eventrid y tienen un valor de $ 8.000.- (incluye un consumo) para las primeras 200 entradas, las que agotadas darán paso a los valores de $ 10.000.- (con un consumo) y $ 12.000.- (con dos consumos) hasta agotar el stock.