Una conversación un tanto pesimista y despersonalizada con la cantante del mítico grupo Aunt Sally, que por estos días se dedica a la música electrónica.

Phew es una de las últimas sobrevivientes de la escena punk japonesa. Comenzó trabajando con el proyecto del mismo género Aunt Sally. Remecieron la escena y ahora, con 58 años la estrella del país del asiático se dedica a la música electrónica, el noise y a pensar, como siempre lo hizo, desde afuera.

Siempre lo supo. Siempre tuvo en su cabeza la idea. Es una outsider. Nunca estuvo en el molde, no caía en el fit de la gente. “Cuando estaba en la escuela si un profesor contaba una broma, todos se reían, yo siempre era la única que no podía ver qué era lo divertido. Siempre he sido así”, dijo a The Japan Times.

Le estaba costando tocar con una banda. La gente a su edad, como dice, está muy ocupada y le cuesta encontrar un lugar en su agenda para untarse a ensayar. Así que pensó en que ya era tiempo para formar su proyecto en solitario, haciendo lo que mejor sabía hacer: música.

Odió los ochenta por esa nostalgia y la crisis existencialista que le provocaba a la gente. Ella no podía ni salir de casa, se quejaba de que todo estaban “ebrios de dinero”.

Desde Japón, PHEW está, entre conciertos y presentaciones en vivo, muy ocupada. Su agenda apenas la tiene disponible para ella misma. Por lo mismo, entre cada recreo de su vida accedió a conversar con POUSTA para hablar desde su intimidad cómo maneja, entre el caos de su país, su carrera.

¿De qué manera las máquinas son una extensión de tu cuerpo?

Creo que tocar y escuchar música es una especie de experiencia de despersonalización creativa. Las máquinas que uso son una expansión de mi misma, esto significa que las uso según mi propia discreción, pero no me pueden controlar. El tema soy yo. No soy una esclava de la tecnología. Nunca me he sentido como un cyborg o un androide.

¿Cómo es tu voz un instrumento? ¿Afecta a al creación de tu música?

Cuando era una niña escuchaba música extranjera, casi sólo rock británico y norteamericano en la radio. No podía entender inglés, así que escuchaba las canciones como un sonido. Creo que esa experiencia es una gran influencia. En la producción de mi música la melodía y las letras son elementos importantes de las canciones, pero para mí “cantar” está en línea con tocar instrumentos.

¿Qué está pasando ahora con el punk japonés?

No tengo idea sobre el punk japonés de ahora. Hay muchos lugares para escuchar música en vivo en Tokio, hay conciertos todos los días. Además, tanto el punk como la música electrónica está fragmentada, por lo que es difícil encontrar bandas interesantes hoy en día.

¿Puede ser la música electrónica una forma de protesta?

No creo que la música electrónica pueda ser una forma de protesta. Incluso partí pensado eso. Creo que sólo es absorbida, usada y consumida por un gran sistema. Soy muy pesimista. Desde que tengo tres años soy pesimista. Sin embargo creo que podemos ofrecer algo a las personas que escuchan música.

¿Qué opinas de la música latinoaméricana?

Adoro a Violeta Parra y Victor Jara, pero no conozco mucho sobre la música reciente.

¿Por qué la gente está tan sola y triste, a pesar de su desarrollo económico y la información desbordante en Japón?

Es una gran pregunta y difícil de responder. Creo que la gente no se entiende entre ella. Pero, vivimos en el mismo planeta, tenemos el poder de imaginarnos a los otros y a las diferentes culturas. Creo que el arte puede simular la imaginación de la gente.