“Parezco hippie pero soy medio milico”, conversamos con Sebastián Álvarez, el ex piloto FACH que salió 4º en mundial de Wingsuit

La próxima vez que sientas vértigo y stress en tu oficina imagínate a punto de saltar desde un helicóptero a 2 mil metros de altura y caer a más de 200 km/hr.

Sebastian Alvarez of Chile poses for a photograph during the Red Bull Aces wingsuit four-cross race in Phoenix, Arizona, United States on November 18, 2016.

Lo que para la mayoría es una pesadilla recurrente, para él es un sueño hecho realidad y su droga.

La idea, la pulsión o necesidad en realidad, se le incrustó en la cabeza a Sebastián “Ardilla” Álvarez (31) hace aproximádamente 10 años, cuando era cadete de la FACH (Fuerza Aérea de Chile). Ahí conoció el paracaidismo militar. Saltaba de helicópteros junto a una tropa, fusil en mano, con un paracaídas redondo, a baja altura, de noche, y con un montón de peso encima.

La adrenalina que sentía lo hacía experimentar esa sensación de irrealidad de los sueños. Le despertó algo así como una nostalgia por algo que no había vivido antes pero que conocía porque desde niño que su sueño era volar. Ese subidón lo obligó a ir más allá. Mucho más allá. Estamos hablando nivel Basejump, Wingsuit, y paracaidismo deportivo en sus distintas formas.

Estamos hablando de esto:

wingsuit

Si, pasar volando entre medio de dos edificios.

O volar alrededor del edificio más alto de Sudamérica:

hombrepajaro

Días “en la oficina” para Sebastián, también conocido como “el hombre pájaro de Chile”.

“El paracaidismo deportivo me empezó a gustar al punto de que no era suficiente para mí volar un avión o helicóptero, mi corazón dictaba que tenia que ser paracaidista profesional. Así que me fui a Estados Unidos a empezar la carrera que llevo hasta el día de hoy. Yo era piloto de guerra de la FACH, pero pudo mas la droga del paracaidismo”, cuenta Sebastián, que acaba de salir cuarto en un torneo mundial de Wingsuit Red Bull Aces, algo así como un mundial de Wingsuit, en el cual participaron 40 pilotos de 18 países, y que consiste básicamente en saltar desde un helicóptero a 2.285 metros del suelo y recorrer una pista de cinco puertas suspendidas por otros helicópteros a alturas descendentes de entre 2 y mil metros.

¿A qué te refieres con la droga del paracaidismo?

“El Wingsuit, o el Basejump, o el paracaidismo, o cualquier cosa que vuele, para mí siempre significó una droga muy buena. Me apasiona tanto que lo llevé al profesionalismo (se ríe). Al igual que cualquier otra, es una droga con la que hay que tener mucho cuidado, si te pones muy loco te puede costar la vida. Hay que ser cuidadoso con la dosis de adrenalina que le metes al cuerpo, porque siempre puede ser mas, pero la experiencia es la que limita lo que puedes controlar. A mí al menos me fascina.”

¿Qué se siente al lanzarse de miles de metros de altura y volar a a más de doscientos kilómetros por hora?

“La verdad es que lanzarse de 2 mil, 3 mil, o 4 mil metros de altura es siempre lo mismo. En el aire es donde me siento más tranquilo, cómodo, y a gusto. Es como volar como un pájaro, pero mucho mas rápido. A medida que tomas experiencia estás mas tranquilo, vas más atento a lo que sucede y puedes reaccionar rápido. Siempre hay un poco de adrenalina y susto. Eso es bueno, mientras lo puedas controlar, porque si se transforma en pánico, puede ser muy malo.

Muy malo nivel muerte casi segura. ¿Cómo se lidia con que cualquier error puede ser fatal?

“Se lidia con mucho entrenamiento, con la tranquilidad que te brinda la experiencia. En cualquier deporte aeronáutico se trata de minimizar el riesgo, y eso se logra con la experiencia. Mientras mas constancia y entrenamiento, éste se minimiza, pero uno sabe que un error puede costar muy caro. Yo siempre que salto lo veo de una forma muy simple, que es difícil de entender para la otra gente pero lo planteo como si estuviera volando un avión o un helicóptero: hago un plan de vuelo, qué voy hacer en esta competencia, cuál es la trayectoria. Hago un plan a, plan b hasta el z si es necesario. Entonces uno sabe que si una situación no sale como lo esperado en el aire, uno tiene que reaccionar rápido, pasar el plan b o c, sin siquiera pensar, eso me lo entregó la FACH, la disciplina. Aunque parezco un hippie loco, soy una persona súper disciplinada. Eso hace que me cueste relacionarme con la gente porque aunque parezco un hippie soy medio milico para mis cosas.”

Fotos: Gentileza Sebastián Álvarez y Red Bull

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