Puedo pasar tardes enteras revisando álbumes de fotos y organizando esos coloridos sobres llenos de negativos. Tuve la suerte de que toda mi infancia fue registrada con cámara análoga. Con el tiempo y gracias al sutil robo-hormiga, he ido recopilando momentos de cuando era chica y no tan chica; de mis papás cuando recién estaban saliendo; de pijama’s party con las amiguitas; de la primera y única vez que recibí un diploma en el colegio; de un 18 se septiembre con todo el familión y tantos otros momentos que siempre es bueno revivir.

Si bien ahora es mucho más accesible tener una cámara digital o un celular con infinitos píxeles que saquen fotos a todo, todos y en todo momento, poco -por no decir nada- queda de los registros tangibles delo que fue nuestro pasado. De a poco y sin darnos cuenta, estamos quedándonos sin recuerdos porque con tanta carpeta en el escritorio del computador; con tanto USB errante o extraviado y con tanto archivo flotando en no se qué nube, es inevitable perder cosas que no queríamos perder.

Todo empezó con el salto de cámaras análogas a las digitales. Es una clara ventaja no tener que comprar rollos de fotos ni esperar a revelar las imágenes, además podías sacar todas las fotos que se te diera la gana y en un dos por tres, descargarlas en tu computador (¿Cuántas veces le ha dado la inesperada chiripiolca a tu pc y has perdido todo?). En el peor de los casos, tenías que cambiar de tarjeta de memoria si ésta se te llenaba (¿Cuántas de ésas has perdido ya?).

¿De qué sirve tener ocho mil carpetas organizadas por viaje, por fechas, por tema o por lo que sea, si no puedes compartir esos momentos con nadie y hasta se te olvida que tienes ese valioso material en tu poder?

Con los constantes cambios de formato en los cuales registramos nuestra vida, estamos quedándonos sin recuerdos. Las tecnologías van quedando obsoletas y con la ilusión y el entusiasmo de acceder a un dispositivo más nuevo y más moderno, se nos olvida resguardar y preservar lo registrado con todos los anteriores.

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En la actualidad, el mundo está siendo fotografiado prácticamente en tiempo real; que las redes sociales de imágenes, que el video en vivo, que la transmisión en streaming; que las fotos por Whatsapp. La sensación de que nuestras vidas están siendo registradas al instante y en todo momento, nos ha hecho olvidar la importancia de resguardar lo queremos recordar para siempre.

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Cómo salvaguardar tus recuerdos

Tranquilein John Wayne; podemos impedir el quedarnos sin recuerdos. Google Photos es una alternativa para los que imprimir fotos no es una opción. Es un servicio de fotos en línea, disponible para computadores y equipos móviles que crea copias de seguridad de todas tus fotos en un solo lugar.

Etipia es una red social que te permite compartir imágenes con tus amigos y familiares pero a la antigüita, puedes enviar fotos impresas de manera gratuita y a domicilio. La promesa de esta plataforma es volver a tocar las fotos; volver a tener recuerdos tangibles de lo que hemos vivido.

Si no te parecen suficientemente buenas las dos sugerencias anteriores, existe Eterni.me. Un proyecto que todavía está en pañales pero que básicamente promete dejar un legado interactivo. En vida, el servicio este tendrá acceso a tus redes sociales, podrás subir fotografías, datos de localización, videos y notas de audio. La idea es que la información recopilada será transferida a un “avatar de inteligencia artificial” que emulará tu apariencia y personalidad ¿Qué tal?