Por lo general, todo lo que compras a largo plazo se termina convirtiendo en basura… pero ¿qué mejor que transformar la basura en un producto que utilices y no tener que pagarle a nadie por el?.
Parece fácil, pero lamentablemente la basura sigue siendo tratada como tal y pocas personas (aunque cada vez más) se animan a reciclar y crear genialidades como este par de zapatillas o este cruiser skateboard.
Desde los setenta, el lanzamiento de desperdicios hacia el mar genera grandes manchas de plástico a la deriva. Y aunque en la actualidad la mayor parte de los desperdicios proviene de los ríos, existen en el océano Pacífico y el Atlántico varias “islas” compuestas por envases de plástico.
De hecho, durante la búsqueda del avión malasio, una mancha oceánica de cinco millones de KM cuadrados fue descubierta en el Océano Índico.
Con el objetivo de denunciar el consumismo y el daño que este le genera al ambiente, tres jóvenes británicos (Charles Duffy, William Gubbins y Billy Turvey) han diseñado el primer par de zapatillas fabricadas en un 100% con envases plásticos recogidos en las playas del Reino Unido.
El proyecto lleva el nombre de “Everything you buy is rubbish” y no pretende “concienciar a través de la moda”, sino más bien fomentar el decrecimiento.
“El proyecto está destinado a animar a la gente a consumir menos, mucho menos. Menos comida, menos energía, menos cosas. El consumo mundial sigue aumentando sin cesar” – explican en su web.
Así que el plan no es fabricar más zapatos, sino aprovechar la difusión del prototipo para lanzar un mensaje.
Estos jóvenes nos explican que uno de los mayores peligros es que los tóxicos son ingeridos por los peces y entran en la cadena alimentaria.Esto no supondría un problema tan grave si las previsiones de crecimiento demográfico no fueran tan claras: “Para 2050, 10.000 millones de personas habitarán el planeta y el pescado será una de las principales fuentes de alimento”.
Entre toda esta montaña de basura toxica, el calzado es uno de los productos de consumo que más plástico contiene y más tarda en descomponerse. Por ende, lamentablemente una mancha superficial o un cambio en las tendencias es suficiente para justificar una nueva compra… por lo general innecesaria.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada KM cuadrado de océano
alberga 46.000 piezas de plástico flotante, y 3,5 millones de piezas van a parar cada día al mar.
El mensaje está claro. Las alarmas están lanzadas. Los gobiernos conocen los retos ecológicos y los ciudadanos cada vez son más conscientes de la importancia de sus hábitos. Sin embargo, nada parece que vaya a cambiar los sistemas de envasado y consumo a gran escala.
Es como si sólo el colapso y el daño irreparable fuese a obligarnos a reaccionar. Y aunque este prototipo de zapatilla reciclada no traerá el cambio, puede que al menos alumbre un horizonte no tan lejano, en donde tendremos que utilizar nuestros propios residuos para fabricar los objetos que necesitamos.
¿Terminaremos comprendiéndolo cuando nuestra basura sea un objeto de consumo?
Fuente: PlaygroundMag.