El DMT es una de las drogas psicodélicas que cuenta con una gran capacidad de producir alucinaciones en quienes la consumen.
En bajas dosis, la gente es capaz de ver patrones, formas geométricas y una distorsión del espacio que les rodea. Sin embargo, con dosis altas, muchos afirman que son capaces de comunicarse con otros seres.
Quienes tienen este tipo de experiencias señalan que quedan marcados de por vida. Para algunos estos encuentros cambian sus creencias acerca de la realidad, la vida después de la muerte y Dios.
Una encuesta reciente publicada en el Journal of Psychopharmacology entrega más detalles al respecto. El estudio incluye respuesta de 2,651 adultos, quienes detallan sus encuentros con estos seres luego de haber fumado DMT.
La mayoría de los encuestados habían consumido DMT una docena de veces en su vida. La encuesta excluyó experiencias en las que las personas consumieron otras drogas con DMT, y no incluyó experiencias con ayahuasca, que es una infusión que contiene DMT.
Los resultados mostraron que los encuentros provocaron una respuesta emocional del 99% de las personas. Las emociones más comunes fueron “alegría” (65%), “confianza” (63%), “sorpresa” (61%), “amor” (59%), “amabilidad” (56%), “amistad” (48%), y “miedo” (41%). También hubieron emociones negativas, pero en menor proporción, como “tristeza” (13%), “desconfianza” (10%), “disgusto” (4%), o “ira” (3%).”
El 81% de los encuestados afirmó que los encuentros se sintieron más “reales” que la realidad misma.
“Había una idea indescriptiblemente poderosa de que esta dimensión en la que la entidad y yo nos reunimos era infinitamente más ‘real’ que la realidad consensuada que habitualmente habito. Se sentía más cierto que cualquier otra cosa que haya experimentado”, comentó uno de los participantes.
Las personas describieron las entidades de manera distinta. Las etiquetas más comunes fueron “ser”, (60%), “guía” (43%), “espíritu” (39%), “alien” (39%) o “ayudante” (34%). Otras etiquetas que fueron utilizadas en menor proporción fueron “ángel”, “elfo”, “personaje religioso” o “planta espiritual”. Solo en un rango del 1-5%, las personas señalaron haber visto a un “gnomo”, “monstruo” o una persona “muerta”.
Los encuentros a menudo fueron seguidos por cambios duraderos en el bienestar y las creencias. Alrededor de una cuarta parte de los encuestados dijeron que eran ateos antes del encuentro, pero solo el 10 por ciento dijo que lo era después.
“Además, aproximadamente un tercio (36%) de los encuestados informó que antes del encuentro su sistema de creencias incluía una creencia en la realidad última, un poder superior, Dios o divinidad universal, pero un porcentaje significativamente mayor (58%) de los encuestados informó tener estos sistema de creencias después del encuentro “.
Además, el 89 por ciento de los encuestados dijo que el encuentro condujo a mejoras duraderas en el bienestar o la satisfacción con la vida. ¿Por qué? Los investigadores sugirieron que el “shock ontológico”, el estado de verse obligado a cuestionar su visión del mundo, puede “desempeñar un papel importante en los cambios positivos y duraderos de la vida en actitudes, estados de ánimo y comportamiento atribuidos a estas experiencias”.