Conversamos con el escritor y cineasta sobre su nueva película “Cola de Mono”.

Fuguet

Es la víspera de Navidad en la casa de los hermanos Borja y Vicente, que viven junto a su madre. La idea es celebrar tranquilamente entre los tres, pero un poco de cola de mono de más, el calor y la represión tendrá otros planes. No serán solo regalos los que se abran esa noche sino también varios secretos y costras de heridas infectadas.

Básicamente una película sobre Navidad bastante distinta a las que has visto antes.

Conversamos, en estricto rigor le hicimos unas preguntas a Alberto Fuguet vía e-mail.

No es primera vez en tu obra que narras sobre hermanos y tensión sexual, es un tema recurrente me atrevería a decir. ¿De dónde nace esa inquietud, esa pulsión?

Yo no lo veo recurrente; para nada. ¿De verdad lo ves así? Interesante… Estoy tratando de scanear lo que he escrito o filmado. Pero te diría que no es recurrente; si me parece sexy y morbo y sobre todo ideal para generar fricción que es de donde brota el drama. La tensión sexual es uno de los lazos que más me interesa y está en todas partes. Claramente es algo que se da o me gusta que sucede entre amigos o primos o colegas y así. Muchas veces cuando hay tanta intimidad entre hombres (obvio que se da entre mujeres también) se habla de “hermano”; es raro porque pocos hermanos reales se tratan así: hermano, hermanito. La base de la intimidad de entre amigos-hermanos es lo que se llama ahora bromance. Pero entre hermanos-hermanos, creo que lo he hecho una sola vez, por lo que lo planteado en Cola de mono sería la segunda vez, creo. Se trata del cuento/capítulo (episodio o parte según mi nomenclatura) de mi novela número dos titulada Por favor, rebobinar. Es una mirada los hípsters que trabajan en comunicaciones o están ligados a las artes en el Santiago del 94 y ahí aparece un episodio acerca de dos hermanos, los hermanos Assayas, que intentan zafar de una suerte de maldición o deseo-muy-cercano que roza el incesto y que sucede un verano en que se bañan desnudos en la piscina de la casa. Remixée un cuento clásico de Jorge Edwards llamado “El orden de las familias” y lo hice con dos hermanos hombres en vez de una pareja mixta y lo titulé “El desorden de las familias”.

¿De donde nace? Morbo. Curiosidad. Esa cercanía que, al parecer, no admite términos medios: o una gran distancia o una gran intimidad. Lo bueno de los hermanos es que, de una, tienes una familia y ahí siempre tienes una historia.

Ya sean dos hermanos, o dos cuñados o dos amigos que son visto por el resto como heteros, una de las gracias cuando uno se fija en estos lazos de cercanía es la necesidad de la transgresión. De la transgresión brota de todo: miedo, pavor, sangre y otros fluidos.

En esa línea, de películas familiares, o de hermanos, con qué películas sientes que se hermana Cola de mono?

Es raro: me atraen más las películas en que parecen hermanos o todos creen o son tan íntimos que todos creen que lo son. Ahí nace el deseo, la intimidad. Y tiende a ser algo que roza lo homoerótico o es muy gay, punto. Ahí está Cuenta conmigo o Alas de libertad o Gallipoli y hasta Los Goonies. Cuando hay hermanos reales, las cintas son más violentas: Al este del paraíso con James Dean; Rocco y sus hermanos de Visconti y así. No creo que esto se de entre hermanos pero a veces sí sucede: las familias con dos hermanos gay son curiosas y uno tiende a ser más libre que el otro. Cola de mono nace de una familia que conocí de chico y de cuentos que me contaron: cuartear al hermano, robarle sus calzoncillos, etc. Hay dos cintas fundamentales de mi época: Los soñadores de Bertolucci de un chico que se enreda con una pareja de hermano-hermana y My Own Private Idaho con Keanu y River y que es y no es una cinta de amigos o hermanos o amantes: no son nada de eso y lo son todo.

Cola de mono es una cinta de hermanos pero antes que nada es hermana de las cintas slasher de los 80s. Es una mezcla de ciertos thriller con cuchillos y navajas de De Palma, la moral giallo italiana, las películas baratas de sicópatas americanas con una estética más de Amblin y Spielberg y Joe Dante. Cola de mono es la novela chilena de Stephen King que me hubiera gustado adaptar. En la película hablamos de Cementerio de animales, que es un terror familiar. Como te dije antes: dos hermanos son ideales porque, además del morbo, o de poder castear a dos chicos guapos, de inmediato tienes una familia con todos sus fantasmas y sus esqueletos.

Cómo se emparenta, o dialoga, Cola de Mono, una cinta cola ubicada en los 80, con un libro como Mala Onda, que sucede en la misma época, pero que en idioma actual vendría a ser como “zorrón”.

El mundo es diverso y a la vez es cercano. Todos tienen un primo cola o quizás: todos tenemos primos o amigos heteros. Y un tío que no lo tiene claro. Me gustaría pensar que todos mis libros están conectados. Mala onda transcurre en 1980; esta cinta en 1986. Misma ciudad, otros barrios. Esto es una Providencia profunda, una casa más donosiana. Matías debe tener unos 5 años más que Vicente. Seguro que Vicente ha ido a los mismos locales. Matías es poco religioso pero quizás Vicente se topó en misa con algunos de esa novela. Quizás tiene un crush hacia Matias, le parece mino, imita su ropa, pero nunca le ha hablado en la U o en fiestas o en sitios como el Bowling porque no se atreve a cercarlo. Borja estuvo cerca de Matías en el cine El Golf , en filas distintas, en una de las primeras funciones de Cementerio de animales de Mary Lambert. A lo mejor tuvo algo en un parque o caminando borracho con Nacho. O quizás Borja tuvo un encuentro en los Baños Prat con el gringo Rusty. Todo lo zorrón es intensamente cola, es deseo masculino filtrado, son lazos masculinos de intimidad que, con un par de botellas de cola de mono, pueden venirse abajo. Claramente los personajes usan ropa parecida, quizás calzoncillos Chiteco. Usan Flaño. Huelen parecido. Leen lo mismo, escuchan lo mismo, las mismas radios, deben escuchar Concierto. Van a los Caracoles o a jugar flipper. Hoy lo gay y lo zorrón se roza, algo que siempre ha sido algo así. Mala onda es una novela de chicos; Cola de mono es una cinta de chicos. En ambas, los héroes buscan encontrarse.

¿Qué discusión, conversación, te gustaría levantar con esta película?

Me gustaría levantar todo, partiendo por la líbido. El cine es erótico sobre todo cuando se ve en una sala. Me gustaría que se hablara de Chile en esa época, de como era vivir y estar lateado y estar hot y no tener nada digital. Que la represión en los 80s fue política pero también sexual, un pánico a lo diverso o a lo distinto, se miraba en menos a los hijos de padre separados, desde luego. El tener claro que a veces el enemigo puede estar en casa o en uno o cerca, como en la iglesia. Que algunos celebren los cuerpos masculinos y los afiches y otro queden un poco tensos. Ojalá la quieran, la sientan, la comenten, que los sorprende. Eso uno quiere: que la gente conecte y luego la sienta cercana, que la película le gatille recuerdos personales a cada uno de las que la van a ver.


Cola de Mono se estrena este 4 de abril en todos los cines del país.