La errante pareja musical del Perú compuso un disco durante tres años viajando por Latinoamérica y Estados Unidos, entre cruceros de lujo y sofás de amigos. Se llama “La casa no existe”, porque ellos literalmente no tienen casa. Y no les importa.

“Aguita del equilibrio” es el primer sencillo del tercer disco del duo y pareja Alejandro y María Laura titulado “La casa no existe” y que puedes escuchar en Spotify acá.

El disco es literalmente un paisaje sonoro, un cuadro en movimiento que provoca ganas de lanzarse a la carretera en un descapotable con la dulce voz de María Laura en los oídos.

Cuando decimos literalmente, nos referimos a que en la práctica el disco se compuso itinerando por Latinoamérica y Estados Unidos, viajando y tocando, durmiendo en sofás y en cruceros de lujo, y esa quinética se siente como una brisa tibia a ratos y como un viento fresco en otros.

Conversamos con ellos y nos contaron cómo fue componer un disco durante tres años viajando, su desafío al estilo de vida que supuestamente hay que tener llegando a los treinta, y algunas anécdotas de una vida errante.

¿A qué se refieren con “La casa no existe”? ¿Es una declaración política?

Maria Laura: Tiene varios sentidos para nosotros. El sentido más literal es que en los años que hemos venido componiendo estas canciones, no hemos tenido una casa. En un punto decidimos guardar nuestras cosas en un depósito y viajar de sofá cama en sofá cama. La movilidad nos dio mucha libertad, pero a la larga, la falta de un espacio propio también nos quitó independencia. Nos dimos cuenta que no teníamos un lugar íntimo para componer. El año pasado decidimos alquilar un espacio temporal en el Cusco, donde pudimos tener la calma necesaria para cerrar las canciones que habían ido salido salpicadas en más de 100 notas de voz grabadas en siete ciudades diferentes o más.

Alejandro: El otro sentido quizás si tiene que ver con una declaración de principios. El cuestionar la necesidad de establecerte en un lugar cuando tienes cierta edad. ¿Es necesario tener una casa cuando cuando cumples treinta? ¿Quedarte en un solo lugar? ¿La familia es la de sangre o la que uno va haciendo en el camino? Ahora vamos a ser padres y estamos más desarraigados que nunca, queremos seguir viajando y encontrar un balance.

¿Recomendaron escuchar el disco en movimiento, viajando en auto o en bici, que otro tipo de viajes sugieren para darle una oída al disco, considerando que sugirieron hacerlo en “una nave espacial”?

Maria Laura: Cuando compusimos el disco lo hicimos disfrutando mucho de ver paisajes y estar rodeados de naturaleza. En Lima solo nos damos ese lujo cuando vamos al mar. El resto de la ciudad está bastante invadida de cemento y el cielo suele ser una manta gris sin sombras ni matices. Eso hace que cuando salimos de “la nube” nos quedemos boquiabiertos con los cielos serranos, con los ríos de la selva, con las lluvias, los bosques.

Alejandro: Por eso creo que es un disco espacial, o sea, un disco que pinta espacios, lugares. En el disco anterior teníamos más personajes, contábamos historias de ficción. Este disco es más autobiográfico, pero desde lo visual.

¿Cuál fue la diferencia de grabar este disco en Lima, en comparación a los anteriores, que grabaron en Buenos Aires?

Alejandro: En Lima tenemos a nuestra banda. Tenemos una relación fuerte con los músicos con los que hemos grabado. En Buenos Aires grabamos con músicos buenísimos también, pero que conocíamos ni bien llegábamos al estudio el primer día de grabación. Hace una diferencia que exista una complicidad previa, una amistad.

Maria Laura: Además, pudimos tomarnos más tiempo. No todo lo grabamos en el estudio. Los pianos los grabamos con el piano de cola de un centro cultural, donde nos permitieron entrar por unas horas. Hubo otros elementos que grabamos en la casa de playa de un amigo músico donde estuvimos haciendo demos y al final ahí quedó la versión final de María Flojera, la batería de Agüita del Equilibrio y algunas otras rarezas.

Han estado viajando por Latinoamérica y USA, ¿Podrían compartirnos un par de anécdotas de estos viajes?

Maria Laura: Viajar como músico es pasar de pobre a millonario y luego a ser pobre otra vez. Nada tiene sentido. La mayoría eran días de dormir en el suelo, pero por ejemplo, estando en Iquitos nos tocó un viaje en uno de los cruceros más caros del mundo. Estuvimos cuatro días en la reserva Pacaya Samiria con puros turistas australianos jubilados que nos miraban como si hubiéramos robado un banco. Luego nuestros hospedajes han sido bastante más de invadir casas de amigos.

Alejandro: Por lo general nos hemos sentido muy bienvenidos, hemos cocinado comida peruana para nuestros anfitriones y hemos tenido conversaciones sobre música que duraron noches enteras. Hemos conocido a personas que admirábamos mucho. Andrea Echeverri se apareció en una tocada que tuvimos en Bogotá. Eramos fans de Juanito el Cantor sin conocerlo en persona, y terminó viniendo con nosotros a Cusco, hospedándonos semanas en su casa en Buenos Aires y luego produciendo nuestro disco.

¿Qué músicos o bandas peruanas nos recomendarían escuchar (actuales y/o clásicas)?

Somos fans de La Lá, es la compositora de nuestra generación a quien más admiramos en Perú. Nos gustan mucho también proyectos como los de Francois Peglau y Kanaku y el Tigre. Clásicos peruanos obligados: Chabuca Granda, Susana Baca, Los Saicos, Los Mirlos y la cusqueña Gladys Conde.