El cine experimental chileno tiene mucho que ofrecer.

Casa Roshell es un film que no tiene descripción concreta, porque no la necesita. Es una duda constante que divaga entre fragmentos de una vida en un club de transexuales y travestis; también de hombres de familia que van con sus esposas a experimentar la performance femenina o a trabajar las nuevas masculinidades con maquillaje.

Al comienzo, los hombres se sacan lo hombre y trabajan su estética de acuerdo a lo que han aprendido en los talleres que imparte Roshell Terranova.

La directora Camila José Donoso se da el lujo de dejarnos más de cinco minutos con el mismo plano mientras vemos el íntimo proceso de travestirse a través del reflejo. No existe el cuerpo durante esta instancia, sólo podemos ver los reflejos en múltiples espejos. No vemos al otro, vemos su construcción.

Estos reflejos son gordos, viejos, grandes, pequeños. Hay espacio para todas las que quieran ser lo que quieran ser, para todas las estrellas de la galaxia trans.

Mientras estas historias aparecen las luces del club no se apagan, están siempre prendidas. Nunca se sale de ese ahí, todo pasa dentro de Casa Roshell, desde los ángulos de los ángulos se puede ver a la dueña, su peluca, sus pedidos, su existencia, observando cómo se van articulando las relaciones entre los clientes, travestidos y no a través de planos en extremo subjetivos, invasivos, con sonidos penetrantes, precisos y envolventes.

En la película-documental existe, por fin en el cine chileno, un deseo desviado. Un ojo que retrata con poesía cinematográfica, como diría Nelly Richard, el sexo trans, a las trans, en su espacio narrativo existiendo.

No es una historia de ficción heteronormativa ni de lecturas fáciles. Lo trascendental del cine experimental es que se puede jugar con la forma y crear experiencias a partir de la vida, de la fotografía, de recuerdos y música que no deja de decirle al espectador: estamos aquí, existimos, somos quienes somos.

En una de las mejores escenas de la película Roshell está mirando a la cámara con balas guerrilleras alrededor de su cuerpo reclamando el deseo revolucionario, lo inútil que puede resultar la ley que insta a denunciar sin crear un cambio cultural primero, ya que se les acabaría el tiempo, como dicen, denunciando cada vez que alguien las discrimina.

Como cine experimental, continúa experimentando con contar historias. La narrativa se divide en cortes, no en días ni horas. No sabemos cuánto tiempo pasa, cuántas han vuelto y cuántas han llegado por primera vez.

Estos cortes dividen la película con grabaciones análogas de 16mm, que vuelve a lo digital, y retoma lo análogo, es un viaje constante y un acierto que nos invita a no responder nada, sino que a dudar de todo.

El soundtrack está compuesto por cumbia colombiana, peruana, boleros y un lipsync por la misma Roshell, parte de la cultura trans, y la representación de la diva, en la frontera de américa latina con el norte; la música de un sur reivindicativo y carnavalesco y al mismo tiempo nostálgico.

Siempre somos espectadores, miramos desde fuera de las ventanas, desde la lejanía de un ángulo, como espías de la vida de las demás, pero existe un quiebre en la imagen y se mira a la cámara, abre los ojos de quien observa y se experimenta la sensación de estar en el cine, te lo recuerda y no pasa desapercibido.

El Internet, incluso para las generaciones previas a los millenial, importa. Es el enlace con comunidades en todo el mundo que hacen sintaxis y propician el autodescubrimiento. Gracias al material que encontraron en la red, lograron entenderse y entender todo el proceso.

La naturalidad de esta película queda explícita, como una nota al pie de página de cada toma. Los diálogos pueden estar uno sobre el otro, sin parar de hablar, la palabra que no para, no existe ese guión perfecto y eso permite acercarse al relato.

Camila José Donoso pertenece a una nueva camada de cine nacional al que debemos estar atentos porque seguirá sorprendiendo con nuevas experiencias, sensaciones, dudas y preguntas. Por fin iremos entendiendo que las películas y los documentales no deben responder preguntas, sino que insistirnos en que las hagamos.

Estas nuevas explicaciones, los desfaces temporales, lo latin american queer o “el otro queer”, las dudas y las certezas de que responder dudas no es importante, lo sensual y no sexual, lo no lineal, la facilidad con la que no se llega a nadie, la imagen sucia y su hibridez analogo-digital, la gracia con la que Donoso usa y hace de la cámara un instrumenta que inquieta a los espectadores, los hace reír, pensar, cuestionar y abrir la mente a nuevos cines.

La película se pre-estrenará este lunes 29 a las 20:00 horas en la Cineteca Nacional. Más información aquí.