Conclusión: lo único que importa es que se adopten a los gatitos y perritos que lo necesitan.

Quizá tan vieja como la guerra entre los inviernistas y los amantes del verano, es la batalla campal que los medios, las redes e incluso la publicidad han generado entorno a los catlovers v/s los doglovers.

Ambos amantes de los animales por igual, son honestos en declarar de que tienen preferencias por una mascota por sobre la otra, pero, ¿Existe realmente una diferencia de comportamiento entre ambos tipos de dueños?

Para Constanza García (24), sus perros son como sus hijos. Desde el 2010 que junto a su madre comenzaron a adoptar perros y antes los únicos animales que había tenido eran tres canarios de su mamá. “Los perros son míos, son rescatados de la calle. Por lo mismo, son muy territoriales y como son siete son bastante notorios en comparación a otras mascotas. Actúan en manada y defienden sus espacio”, dijo Constanza.

Para ella, sus perros son su vida: “Son mis compañeros de todo momento. Son mis hijos, mí responsabilidad, de mi depende que estén bien: vacunas, alimentación, que estén limpios, todo. Son la desconexión del mundo laboral y de RRSS; son otro mundo donde solo hay pelos, baba, rasguños. Es con quién pasó más tiempo de mi día y cuando no estoy los extraño demasiado”.

Ese sentimiento de compañerísmo también lo comparte Patricia Acuña (28), una amante de los gatos. “Toda la vida he tenido gatos, aunque perros también. Perros y gatos tienen sus cualidades particulares, pero siento que los gatos tienen una sensibilidad heavy, presienten lo que te pasa, saben si estás enfermo y tuviste un mal día, y eso no lo he visto en otros animales”, explica.

Actualmente tiene tres gatos, la Ñaña, el Gregorio y la Pri Pri: “En 2010 me hice cargo de los hijos de la gata de mi hermana, que son ellos tres, y ya llevan 7 años conmigo, son muy amados y probablemente comen mejor que yo. Yo los trato como hijos, aunque me tilden de loca, me gusta cuidarlos, regalonearlos, hablarles”.

Ambos tipos de dueños sienten una cercanía casi parental con sus mascotas y en eso no hay ninguna diferencia radical. Para adentrarse un poco más en el tema conversamos con la persona que trata directamente con ellos.

María Carolina Zuñiga es médico veterinario, quien trabaja actualmente en la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo en Estación Central, además de tener una clínica veterinaria en Chonchi, explica que por experiencia son más aprehensivos los catlovers sobe sobre los doglovers.

“No podría encasillar a todos en una edad o género según preferencias por gatos o perros, pero por lo menos a mi me llegan muchos catlovers. Generalmente son mujeres entre sus 30 a 50 años y hombres entre 27 y 40 años. Los amos de perros son más diversos, ya que llegan tanto mujeres como hombres. Pero para mi sorpresa han llegado a mi consulta muchos niños de enseñanza básica muy maduros y bastantes responsables con los cuidados de sus mascotas. Últimamente he visto un público bastante juvenil tanto catlover como doglover y eso habla muy bien de la educación que están teniendo hoy en día las nuevas generaciones”, comentó.

A pesar de esto, María Carolina dice que cada dueño es particular y que quienes suelen ser más aprehensivos son lo que tienen mascotas de razas pequeñas que les gusta humanizar, “tratándolos casi como niños”.

“Sí, existe una dependencia”, dice Constanza. “Es un vacío estar en un lugar sin perro. Me estresa que no existan animales en algunas partes, porque me relaja saber que están mis perros. Eso me da seguridad”.

Estos es algo en lo que concuerda Patricia, pero “no porque sean un cacho o una preocupación extra, sino porque yo los necesito; necesito que se pongan en mi pecho cuando he tenido un día de mierda o me acompañen y ronrroneen cuando estoy mal en cualquier sentido”.

Esa necesida de compañía, que ambos animales pueden entregar, es lo que la Fundación Garras y Patas valora en la gente que se acerca a adoptar una mascota. Garras y Patas es una fundación sin fines de lucro que rescata y recupera a mascotas del abandono con la idea de buscarles un hogar. Lo esencial es poder entregarle al animal una segunda oportunidad, con un dueño responsable. La fundación promueve, por sobre todo, la tenencia responsable de mascotas, donde se incluye la alimentación, cuidados de salud, actividad fisica adecuados, educación, limpieza, cariño y estirilización.

“Una adopción es un compromiso para toda la vida de la mascota, conlleva una responsabilidad muy grande, implica tiempo, trabajo y dinero y no puedes abandonar a tu mascota por qué te aburrió, te vas de vacaciones o te cambias de casa”, explican de la fundación.

En eso, Patricia reconoce las diferencias entre gatos y perros: “Hay como dos artistas de por qué creo que los gatos son ideales. La primera la parte práctica. Son listos, limpios, independientes. Pero por otro lado tienen ese lado sensible, de ser buenos compañeros, mamones, juguetones, te cuidan, y eso creo que no lo encontraré en otra mascota”.

“Sakin (uno de sus perros) llegó en un momento difícil y cada vez que lloraba subía a la cama a lamerme las lágrimas. Lo mismo hace la Luna, que es mi partner. Ella está siempre sentada a mi lado mirando que me pasa y si no estoy yo está triste. Mis perros son sensibles a si yo grito, ellos se asustan y ladran buscándome. Lo mismo que cuando llego es donde todos se tiran encima buscando el cariño de su mamá”, dice Constanza.

Esto se puede ver, eso si, independiente de si sean perros o gatos, dice María Carolina. “Los perros o gatos que están mas estimulados con la convivencia diaria de sus dueños diría que tienen mejor carácter: son mas obedientes, inteligentes y generalmente están al día con sus vacunas y desparasitaciones. Ahora siempre vamos a tener aquellos pacientes que son muy ‘mamones’ y se portan pésimo con él veterinario o peluquero cuando ellos están presentes y en esos casos necesitamos que los papás esperen afuera o se alejen un poquito para que nadie salga herido”.

Otra gran diferencia se da al momento de adoptar. Por lo general, de las 500 adopciones que hacen al año en Garras y Patas, la gran mayoría son de perros: “Los casos que nos llegan son en su mayoría de perros abandonados, esto puede deberse a dos motivos: primero, porque la población de gatos es invisible; los gatos tienden a esconderse, tienen colonias en techos o sitios eriazos, muchos no salen a buscar su comida durante el día, etc. Segundo, culturalmente vemos a un gato mucho más independiente que un perro, por lo que los casos de gatos que llegan son de hembras que acaban de parir o gatitos bebés abandonados, contrario a los perros, que al sentirlos más desvalidos tienden a concentrar mayor atención. Los gatos, en general, se dan en adopción más rápido que los perros, lo que puede atribuirse a que los gatos son más independientes y más adaptables a la vida moderna”.

Sea como sea, independiente de que animal deseas adoptar, lo ideal es no cerrarse a las posibilidades para no incurrir en el abandono animal: “Los adoptantes suelen buscar cachorros, evocan más ternura y les gusta la idea de verlos crecer. Lamentablemente, muchos de los adoptantes dejan de encontrar tierna su mascota al crecer, se dan cuenta que es una responsabilidad, que implica tiempo, hay que pasearlos, gastar tiempo en educarlos y como ya no son una novedad, se dan cuenta que requieren cuidados reales y los abandonan. Esta es una de las razones de abandono animal en Chile: muchos de los perros adultos que deambulan en las calles en algún momento tuvieron hogar. Por lo mismo, las adopciones que generan más impacto son las de mascotas adultas. Le das una segunda oportunidad a un animal que la ha pasado muy mal, de vivir rodeado de amor y el cuidado que se merece. Es importante recalcar que el hecho de que los perros no pueden ser educados una vez que son adultos es un mito, son muy adaptables y aprenden de acuerdo a la familia que los adopte sin importar su edad. Adoptando a un adulto estás aportando mucho más con el problema de la sobrepoblación de animales abandonados en Chile”.