Clasismo, música urbana y un jet privado

Es demasiado peculiar la forma en la que los medios y las redes han tratado la noticia del avión privado a Valdivia.

Primero, sabemos, o al menos se está investigando, que los implicados en el hecho (desde los pasajeros hasta el piloto) violaron el cordón sanitario y la cuarentena y en ningún caso estamos defendiendo eso.

Las sanciones sanitarias y penales que deban enfrentar es tema de ellos.

Pero lo que llama la atención fue la forma en que se desplegó y viralizó la noticia. En un principio “eran narcos”, después, cuando se dieron cuenta de que estaban ligados a la música urbana, les cuestionaban quiénes eran y de dónde sacaban la plata para ese tipo de transporte, más allá de la irresponsabilidad del momento, que insisto, no estoy defendiendo.

Es verdad que no eran los más ordenados y elegantes al momento de compartir su experiencia en redes sociales, pero lo cierto es que varios estaríamos haciendo selfies quizá mas piolas pero alumbrando igual que hoy en día arrendar un avión privado ya no es solo para el 1%, si por algún improbable motivo, razón o circunstancia te toca subirte a uno ¿síono?

Tampoco este post es para defenderlos, porque viajar en plena cuarentena a tocar es absurdo e irresponsable, insisto, pero la repercusión mediática de esta irresponsabilidad dejó ver, según mi punto de vista, una infectada herida social aún más purulenta.  

Clasismo puro y duro. Si no, ¿Por qué los matinales y medios no dedicaron tantos minutos de pantalla para hablar de los dueños de helicópteros de cuantas otras familias adineradas que han utilizado la cuarentena como vacaciones, saltando cordones sanitarios como si nada?

Acá “los cabros” (que así llamaré de ahora en adelante), tuvieron la pésima idea de arrendar un avión como lo hubiera hecho cualquier artista.

Uno los entiende, si J. Balvin anda en avión privado y si gracias al Covid los precios en industria aeronáutica anda por el suelo, ¿por qué no arrendar uno si tengo la plata? Parece ser que alguien cualquiera accediendo a un lujo solo reservado para millonarios y exitosos molesta a cierto tipo de gente.

 

Ese clasismo que les sale de los poros al ver a “los cabros” del barrio usando sus privilegios, es historia repetida. Lo vimos cuando marcas como Hilfiger, Chanel y Gucci en los 70 y 80 odiaban que afroamericanos y raperos usaran sus marcas o el clasismo inverso, como dice  Kanye West en “New Slaves”.

What you want, a Bentley? Fur coat? A diamond chain?
All you blacks want all the same things

Tan solo falta recordar el momento cuando Lacoste pidió a los “wachiturros” nos usar su marca para “no denigrarla” ya que ellos no eran el target, para luego salir a desmentir que nunca fue así.

En ese momento nos reímos, pero ahora estaríamos cancelando a Lacoste por esas declaraciones.

Gente indeseable, así es cómo todos los medios catalogan a los cabros, cuestionando hasta de dónde sacaron el dinero para arrendar el avión, si hasta les preguntaban qué se habían robado de la nave. ¡Que tire la primera piedra quien no se ha llevado los audífonos que te pasan en los aviones a la casa!

Un circo pobre que alimentado por el racismo y clasismo de grupos de WhatsApp llega al nivel de que todo un panel de periodistas cuestiona a estos muchachos con un profesionalismo y valentía que uno esperaría les saliera cuando entrevistan a un político o empresario. Pero no, hagamos pico al cuma que creyó que podía viajar en avión privado, ¡qué se cree! 

Al final, @ebimusic logró lo que todos pretenden lograr al momento de arrendar un avión privado. Que todo el mundo se entere que lo hiciste. 

 

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