¿Qué otra palabra corresponde para describir el accionar de un gobierno que usa la violencia del Estado para impedir el derecho de votar por parte de una población pacífica?

El fascismo es un término sobre utilizado en el discurso político, por lo tanto, me obligo a pensar dos veces antes de usarlo.

Pero esto es justamente lo que ha pasado el domingo, primero de Octubre, en Cataluña. El gobierno central de España bajo el liderazgo de Mariona Rajoy del Partido Popular, quien disfruta el poder gracias al apoyo implícito del Partido Socialista Obrero Español, decidió mandar policías nacionales a ocupar la región de Cataluña con órdenes de detener el referendum luego de que toda autoridad Catalana se negara a hacer lo mismo, incluso la policía regional. La postura del gobierno central está respaldada por el poder judicial y se basa en un artículo de la constitución de España que declara “la indisoluble unidad de la Nación española”.

Por su parte, la Generalidad de Cataluña (el nombre para el gobierno regional de Cataluña) insiste que está realizando la voluntad democrática de sus votantes. El parlamento de Cataluña autorizó el referendum como respuesta al fracaso recurrente de las negociaciones entre las autoridades regionales y nacionales. Los ciudadanos deben responder a la siguiente pregunta: “¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república? Sí o No”. El presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, ha insistido que el referendum es vinculante y que la victoria del “Sí” se traduciría en una declaración de independencia.

Obviamente, existen buenos argumentos a favor y en contra de la realización del referendum. La generalidad de Cataluña está ignorando órdenes judiciales y aún si gana el “Sí” no es claro cómo pretenden separarse de España. Pero la violencia que el gobierno central ha utilizado contra las personas pacíficamente ejerciendo su derecho a votar y expresar su opinión a cerca de un asunto político sumamente importante para ellos, es totalmente injustificable. Sobre todo cuando la mejor opción para el gobierno de Rajoy habría sido simplemente ignorar el resultado de referendum. Al final, lo que se vio en Cataluña hoy fue una clara dicotomía: la violencia vs. la vía pacífica y el autoritarismo vs. la democracia, que ha dejado casi mil heridos, entre los que se cuentan muchas mujeres y ancianos.

Al termino de este reporte, de los 5,3 millones de votantes registrados, solo 2,2 millones pudieron hacerlo, y hasta el momento, un 90% votó por el si. Por su parte, Mariano Rajoy sencillamente invalidó la votación diciendo que no había habido un referendum de autodeterminación en Cataluña, argumentando que era “ilegal, improcedente e imposible”, y que llevará el tema al Congreso.

Termino este post con un mensaje de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien personalmente nunca ha sido fanática del separatismo catalán: