Una joya que puede ser el eslabón perdido entre el ecléctico “In The Zone” (2003) y el coherente as fuck “Blackout” (2007)

Con más miedo que certezas, me dediqué a la tarea de revisar por completo lo nuevo de la siempre estrella del pop, que nos venía debiendo una seguidilla de hitazos desde tiempos inmemoriales. Sin novedad en canciones desde el – hasta para los más fanáticos – bodrio de “Britney Jean” (2013), no había muchas esperanzas puestas en “Glory”, para ser honestos. Resultó ser que la persona más famosa en la historia de Louisiana se traía algo maravilloso entre manos.

En un trabajo que involucró a Spears y a un granado equipo multitudinario de compositores más conectados al pop del 2016 que estuvo a cargo de, por ejemplo “Freedom” de Beyoncé, “Sorry” de Justin Bieber y “Hands To Myself” de Selena Gomez, se nota que hay menos ego y más acción; te estoy hablando a ti, Will.i.am, productor del anterior proto-disco de la intérprete.

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Para partir, Britney se tira a la piscina proponiendo una aventura sexual coqueta con “Invitation”, con la que quedas intrigado. La tríada del éxito, en todo caso, se logra con “Just Luv Me” (bien sensual, como en los tiempos dorados del “In The Zone”), “Make Me” (primer single que sembró la duda de que se venía algo grande) y la explosiva “Liar”, que pareciera respaldar la sabrosa tesis de la excesiva victimización de Justin Timberlake, quien sigue hablando del quiebre del romance con Britney ya transcurridos…14 años, abúrrete niño.

Se agradecen esfuerzos por cantar en otros idiomas, como en “Coupure Electrique” y “Change Your Mind (No seas Cortés)”, y la rihannez de “Love Me Down”, además de una conclusión general: gracias, pero muchas gracias a los productores que hicieron que la voz (si bien, a ratos chillona) de Britney sonara mucho menos robótica que ‘Britney Jean’. Hay momentos en que genuinamente pensamos en la Britney de antaño.

MAKEME

En “Glory” no hay una declaración de principios, pero sí hay una joya que puede ser el eslabón perdido entre el ecléctico “In The Zone” (2003) y el coherente as fuck “Blackout” (2007) y, si lo llevamos a discos actuales, se trataría de un híbrido entre el “Dangerous Woman” de Ariana Grande y el aclamado “Lemonade” de Beyoncé. El llamado con el disco es a dejar los prejuicios y a abrazar el pop nuestro de cada día. Los más fanáticos de Britney saben que más allá de una propuesta musical, Spears es un concepto que trasciende a la facultad de cantar en vivo. Y es con y por ello que la queremos.

Si bien Spears siempre jura que cada álbum es “más personal que el anterior”, la promesa vuelve a quedar sin cumplir. De todos modos, aplaudimos a “Glory” de pie: una, por movernos de nuestros asientos con canciones más que presentables y, dos, por demostrar que la fábrica y escuela del pop más grande aún se encuentra en manos de la rubia con más de 100 millones de discos vendidos a su haber. Respect.

Puedes escuchar el disco completo acá