La triste imagen de las naranjas colgando de alambres en La Moneda

Todo comenzó con una pequeña publicación en el diario La Segunda. Luego, todos los medios comenzaron a cuestionar el extraño recurso que utilizó el Gobierno para modificar la imagen de La Moneda, mientras el mundo mira sobrecogido el desastre ambiental en Quintero y el fracaso en el reajuste del salario mínimo.

foto: Rodrigo Saenz/ Agencia Uno

A la mar fui por naranjas
cosa que la mar no tiene,
metí la mano en el agua
las esperanzas no tiene.

-Violeta Parra, Las Naranjas

Cuando hablamos de imagen política entendemos el “Conjunto de significados  interpretados por un individuo, o grupo de individuos, en relación a un personaje político. Su formación responde a un modelo secuencial que funciona exactamente igual que una película. Es una manera de activar una historia a través de una sucesión de situaciones e imágenes que, por un efecto sumatorio, se convierten en un argumento emocional de enorme poder empático. La historia que sirve para reforzar las expectativas de ciertos colectivos a través de propuestas de seguridad y valores de futuro”, según explica José Martín.

La modificación de esta imagen, y con ello su significado, finalmente advierte una estrategia comunicacional ligada a lo visual, a aquello que se, a lo que se nota, a lo que existe, a la realidad material y a sus usos políticos.

Fue durante la visita de Pedro Sánchez, presidente de España, que el gobierno de Sebastián Piñera decidió colgar con alambres grises naranjas, dejándolas caer en los tradicionales árboles que descansan y atestiguan los cambios del paso de la sobrevalorada democracia.

¿Cuál es el problema de los naranjos con poca fruta?, ¿Qué nos preocupa mostrar?, ¿Qué imagen están construyendo por nosotros?, ¿Por qué el Gobierno quiere modificar la fuerza de la creación de los naranjos?, ¿Siente el Gobierno tal autoridad con la naturaleza?

El refuerzo de los naranjos con adornos, con la fuerza de la compra de una malla de frutas, el desencadenamiento de órdenes estéticas sobre la imagen a representar, esa imagen política no genera sino impresiones escandalosas.

Esta acción gubernamental que busca embellecer a través de la modificación artesanal de la fuerza de la creación de la naturaleza no es más que otra violenta muestra de lo que Sebastián Piñera y sus ideales son: irresponsables, autoritarios, inconscientes y, francamente, superficiales, pensados para unos pocos.

La imagen de un naranjo recargado de naranjas es pomposa, es exagerada, es irreal, es ciencia ficción.

Este gobierno prioriza la ciencia ficción como medio para interferir en el imaginario que se tiene de Piñera y sus decisiones, para mostrar grandeza, perfección, productividad. Conceptos de los se ha ido alejando gracias a sus poco concretos avances en materias de agricultura, educación, cultura, arte, y en general sus pocas o nulas preocupaciones por la población; y esto ha sido manifestado por la misma gente que ha hecho de la funa pública una herramienta política para demostrar su descontento.

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