Aparte de la pena que puedes sentir los días posteriores, el uso de cocaína puede traerle consecuencias a tu pene.

La disfunción eréctil puede ser un drama para algunos hombres, sobre todo para los que ven desde el pene al mundo, y más aún si te pasa después de consumir muchas drogas de esas que te despiertan el hambre de sexo porque no habrá mucho que hacer con el pene, aunque sí con otros órganos sexuales (como el ano, la boca, las manos, entre varios más).

“Si piensas en la fisiología eréctil, es necesario el flujo de sangre, así que cualquier cosa que lo restrinja es perjudicial”, dice John P. Mulhall, director del Programa de Medicina Sexual y Reproductiva Masculina del Memorial Sloan Kettering Centre de Nueva York a Vice.

“Es lo mismo que ocurre con la adrenalina, limita bastante el flujo sanguíneo, por lo que cualquier sustancia que funcione de manera similar, como la MDMA, podría ser mala para la función eréctil”, continúa.

Según un estudio publicado por el Boston Medical Group (BMG), de 116 adictos a la cocaína de entre 21 y 44 años de edad el 27% ha presentado problemas para lograr una erección lo necesariamente estable como para mantener relaciones sexuales.

Desde el Boston Medical Group, una alianza mundial de clínicas médicas especializadas en el tratamiento de disfunciones sexuales, explican que “la cocaína es un estimulante del sistema nervioso central que además actúa como vasoconstrictor reduciendo el flujo de riego sanguíneo en venas y arterias”. La cocaína es uno de los vasoconstrictor más potentes ya que disminuye el calibre de cada arteria produciendo la reducción el riego en la sangre haciendo que la presión y el volumen de la sangre que llega al pene no sea suficiente para mantener la erección.

A la euforia temporal que provoca la cocaína, con una duración que va desde los 15 a los 30 minutos, se le suma la tristeza y el sentimiento de cansancio posteriores. Se le conoce como “penita”.

José Benitez es uno de los directores médicos del BMG y aclara que “esta droga produce un cambio en la percepción real de uno mismo, que se materializa en un estado de ánimo depresivo. Su uso continuo y abusivo provoca un deterioro en el sistema nervioso central que conduce a su vez a una disminución importante de la fuerza sexual”.

El consumo prolongado de cocaína trae consigo trastornos en las respuestas sexuales:

  • Bloqueo de la conducción nerviosa
  • Temblores
  • Movimientos convulsivos
  • Disfunción eréctil

“La alteración por pocos minutos en el estado de ánimo, hace que el consumidor se sienta más seguro, sociable y desinhibido, por lo que entra en un estado más energético y con mayor deseo sexual durante unos minutos. Pero la realidad es que al incremento de la presión sanguínea, la tasa cardíaca y la temperatura corporal le sigue una sensación de agotamiento y debilidad que dificulta drásticamente la capacidad de mantener relaciones sexuales satisfactorias”, argumentan desde el BMG.

Estos son los principales efectos de la cocaína:

  • Sudoración
  • Aumento de la potencia muscular
  • Midriasis
  • Incremento de la actividad cardíaca y presión sanguínea
  • Convulsiones
  • Aumento en el ritmo respiratorio
  • Incremento de la temperatura corporal

Tim Williams, director clínico del Servicio Especializado sobre Drogas y Alcohol de Bristol, dice que: “todos los estimulantes tienen un efecto global en las áreas del cerebro para magnificar su función, por lo que aumentaría tu deseo sexual”.

“La cocaína es una droga muy nociva para el cerebro”, explica Mulhall. “Provoca que los vasos sanguíneos se contraigan y, por tanto, que se produzca una falta de oxigenación en las regiones del cerebro. Existe evidencia de muerte cerebral en algunas regiones del cerebro en personas fallecidas que consumían cocaína a largo plazo, así que, obviamente, afectará una gran cantidad de secciones. Si muere una zona de tu cerebro que controla el sistema libidinal, definitivamente va a causarte problemas”.

“Cuando se habla de la cocaína, la gente suele decir que el sexo es mucho mejor cuando se consume”, sigue el especialista. “Pero en realidad es una cuestión de percepción. No creo que haya nada que ganar —en cuanto a la disfunción eréctil— en cualquiera de estos agentes [drogas] a corto o largo plazo”.

“Tiene que ver con la adrenalina. Puedes ver estos problemas en las personas que padecen el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Se distraen fácilmente, pierden la concentración. Pasa lo mismo con un orgasmo. Un orgasmo se produce más fácilmente cuando estás centrado; si no, es un problema. Las personas con disfunción eréctil a veces también pueden llegar a ser espectadores de su erección. Te pones a pensar: ‘¿Cómo lo estoy haciendo? ¿Lo estoy haciendo bien?’, y eso te puede desconcentrar”.

“Es un lubricante social, por lo que existen mayores niveles de relajación, pero cada persona va a tener un umbral diferente para la dosis, más allá del cual quedarán suprimidas las acciones centrales del cerebro”, sigue Mulhall. “Es un depresor central, por lo que una cierta dosis va a causar un efecto negativo en las partes del cerebro que controlan la erección. Son las chispas que hacen que todo suceda. Las necesitas”.


Mientras tanto lo mejor es alejarse de la cocaína para explotar al máximo la erección.