A Nusrat Jahan Rafi le prendieron fuego en su escuela, lugar donde supuestamente estaría segura de todos los peligros que involucra ser mujer en un país como Bangladesh. Su cara fue la única parte del cuerpo que no quedó calcinada por las llamas que carcomieron casi la totalidad del resto de su cuerpo.

En la ambulancia, pidió que quedara por escrito que lucharía hasta morir para que los responsables fueran encarcelados, entregó sus nombres, dio detalles de lo ocurrido, y tras días de sufrimiento, falleció.

Su padres la lloraron días, pero no estaban solos: la muerte de la joven provocaron protestas donde no cientos, sino miles de personas salieron a la calle para exigir un trato justo hacia las mujeres y no dejar que la muerte de Nusrat fuese en vano.

Se trata de la primavera árabe en Bangladesh como una forma de analogía hacia el #MeToo, pues la tragedia hizo que mujeres de todas partes del país de más de 100 millones de habitantes se manifiesten por primera vez para decir basta.

¿Qué hizo Nusrat para que una decena de hombres la quemasen? Bueno, tan solo denunció al director de su escuela por tocarla en repetidas oportunidades sin su consentimiento.

Nusrat asistía a una madrassa, escuelas aptas solo para mujeres donde se les enseña exclusivamente acerca de religión (nada más, ni matemáticas o ciencias). En una reunión, su director, que también oficia como un alto funcionario religioso en la localidad donde vivía (la pequeña ciudad de Feni), se propasó con ella.

Nusrat les contó a sus padres, y con el apoyo de ellos, fue hasta la policía para realizar la denuncia correspondiente. Sin embargo, los oficiales grabaron su denuncia y difundieron el video, provocando el odio de la comunidad que la trató de prostituta por “insinuarse al director”.

11 días después de los hechos, Nusrat acudió a su escuela para realizar sus exámenes finales. Ahí la convencieron de subir al techo y cinco hombres la quemaron con keroseno cuando se negó a retirar la demanda en contra del director.

Tras el último testimonio de la joven, 15 hombres fueron detenidos por estar involucrados en los hechos, el policía que grabó la situación fue retirado de su puesto y el director se encuentra bajo arresto domiciliario.

Las autoridades de Bangladesh mostraron su empatía con la familia de la joven, que la llora de forma desconsolada y pide justicia. Tan el año 2018 se reportaron cerca de mil violaciones en el país aunque esta cifra aumenta frente al miedo que tienen las mujeres de denunciar a sus agresores.

Los medios de comunicación esperan que la única consecuencia positiva que arroje el hecho, es que se frene el maltrato hacia las mujeres en una nación donde gozan de libertades limitadas gracias a la herencia cultural a la que son sujetas al momento de nacer.