Una encuesta estadounidense arrojó que un 48% de millenials LGBTQ quería formar una familia, muy cerca del 55% de las personas heterosexuales. Y entre las opciones que barajan para conseguirlo está la inseminación artificial que, según señalan personas del área, está convirtiéndose en una alternativa popular en la generación de adultos jóvenes. ¿Y qué pasa en Chile? Te contamos. 

Las opciones para tener un hijo que no sea gestado de la forma ‘tradicional’ son muchas; tantas como las motivaciones que llevan a la persona o a la pareja a tomar la decisión. Pero muchas comparten su origen: no tener posibilidades biológicas para tener un bebé. Y entre los millennials de otros continentes la inseminación artificial se está transformando en una opción más conocida, sobre todo para las disidencias sexuales.

Una encuesta sobre creación de familias LGBTQ de Estados Unidos demostró que el 48% de los millennials de la comunidad decidieron tener una familia más grande que solo su pareja. Una cifra no menor en comparación al 55% de las personas heterosexuales del mismo rango generacional. 

Pero las cifras se separan de forma abismal en las personas mayores de 55 años, donde casi el 70% de las parejas heterosexuales tienen hijos, mientras que las parejas disidentes tienen un 28%.

Lisa Schuman, fundadora del Centro para la Construcción de Familias, le dijo a la BBC que la donación de esperma se ha transformado lentamente en una alternativa para parejas de lesbianas que buscan tener hijos. “La legalización del matrimonio homosexual ayudó mucho“, explicó. Y hoy dice que, además de la adopción, esta alternativa está aumentando.

¿Y en Chile?

Si bien en Chile ya fue aprobado el matrimonio igualitario, la discusión por la adopción homoparental aún sigue en debate. Según la encuesta LGBTQ+ ORGULLO 2021,  realizada por Ipsos, en el país existe un 67% de personas que apoyan la medida, quedando en el tercer lugar con mayor aprobación del continente. Argentina (73%) y Brasil (69%) ocupan los primeros dos lugares respectivamente. 

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Y cuando se trata de inseminación artificial en parejas LGBTQI+ en Chile, no existe legislación al respecto aún. Algo que Constanza Monsalves y Mayra Opazo aprendieron cuando lo hicieron en 2016. Cuando quisieron poner ambos apellidos en el nombre de su hija Martina y no pudieron, decidieron llevar su causa ante  la Corte de Apelaciones de Valparaíso. Interpusieron un recurso de protección en favor de su hija, pero fallaron en su contra.

Sin embargo, su lucha no ha cesado y en enero de 2019 denunciaron al estado chileno ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por no reconocerlas a ambas como madres. En tanto, el escenario político actual podría favorecer a las disidencias sexuales como Constanza y Mayra, puesto que varias de las Iniciativas Populares de Normas elegidas por la ciudadanía para la discusión de la Convención Constitucional involucran sus derechos, dentro de los cuales está el formar familia en igualdad de condiciones.