Paul Verhoeven regresó con una obra satírica, retorcida y sumamente ofensiva que intenta subvertir con cinismo temáticas tan sensibles como el abuso y la violencia contra la mujer.

Por Fernando Delgado.

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Advertencia: Quienes prefieran quedarse en la superficie del escándalo barato, no podrán acceder a los tesoros escondidos en esta isla de depravaciones burguesas y familiares. Elle –Michelle- (Isabelle Huppert, im-pre-sio-nan-te) es una brillante ejecutiva de una compañía de videojuegos en París. Está divorciada hace algunos años, tiene un hijo ya adulto y con severos problemas de estupidez. Por otro lado está su madre anciana tan liberada sexualmente como ella, mas allá está la insoportable nuera y a lo lejos, se deja ver la actual pareja de su ex marido.

Es en ese mosaico familiar donde Michelle tiene vínculos de alta tensión con todos los integrantes, aunque sea desde la vía del humor negrísimo. Mismo humor que utiliza para soportar el menosprecio de parte de sus subordinados masculinos en el trabajo. Hasta ahí, todo podría dibujarse como una comedia de costumbres irreverentes acerca de una mujer madura.

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Pero una noche, Michelle es asaltada sexualmente en su casa. Decide no denunciarlo. No hay llantos, no hay intentos de suicido, no hay estrés post traumático. Michelle ni por un segundo deja de liderar a su equipo, sigue siendo amante con su colega casado, continúa masturbándose y fantaseando con su nuevo vecino católico con-pesebre-navideño-incluido. El sexo sigue estando presente en su vida y tal vez con más fuerza después del ataque. Los roces familiares y laborales se intensifican y reaparece su violador acosándola desde el anonimato.

Pareciera que todo complota contra Michelle, y ahí es cuando se derrapan las ondas de comedia perversa que no vienen a alivianar la carga. Suman para confundir aún más al espectador. Es cuando todo encaja. “Elle” es la sumatoria de todas las manías del director oriundo de Amsterdam.

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Michelle conoció la violencia a muy temprana edad de la mano de su padre, sabe lo que es resetearse, como un videojuego. Sabe lo que es estar en boca de todos. Michelle es una versión elegante y más ¿estable? mentalmente de la Catherine Tramell de “Bajos Instintos” (1992). Es otro nivel de depredadora, una que da vuelta y usa a su favor cada golpe y maltrato vivido. También tiene en sus venas mucho del ánimo paritario de “Starship Troopers” (1997), y es generosa en violencia fascistona -siempre desde la crítica-, la misma que rezumaba en “Robocop” (1987) y en “El vengador del futuro” (1990).

“Elle” no aguanta etiquetas porque puede ser todo: un thriller ambiguo, una comedia visceral, un drama de alcances psicoanalíticos. Es la configuración dañada (o tal vez resiliente, ahí comienza el debate), de su protagonista la cual le permite absorber las agresiones de la forma en que lo hace. No es un llamado derechista a las mujeres para que se resignen ante los abusos. Sino que es la trinidad más definida de su director acerca de la influencia del sexo, la violencia y la tecnología en la vida occidental.

Mientras todos quieren un pedazo de Michelle arrancado a mordiscos, ella se sienta a analizar su siguiente zarpazo. Uno que echa por tierra todo lo sacrosanto.

Es una nueva raza de mujer; hecha de carne, sangre, semen y softwares.

“Elle” no tiene fecha de estreno comercial en Chile. Fernando la pilló en el Sanfic. Sin embargo confiamos ciegamente en Pelispedia y o si no, Torrent.