El equipo de Asimov Consultores nos dio a entender que el futuro está a un par de gadgets de distancia.

Dibujo en Tilt Brush Google - Pousta

Cuando nos invitaron a probar el pincel de realidad virtual de Google, el Tilt Brush, no supimos en qué nos estábamos metiendo. La verdad. Sin embargo, en Asimov nos orientaron respecto de las aplicaciones de esta modalidad, cómo opera y qué proyecciones tiene este tipo de tecnología para sentir una verdadera revolución basada en una realidad virtual útil y envolvente.

“La realidad virtual tiene mucho que ver con los sentidos. El cerebro necesita sincronizarse”, explica Andrés Bustamente, CEO de la consultora, mientras ponen en marcha al equipo necesario para que el Tilt Brush pueda funcionar.

Esta tecnología requiere de lentes de realidad virtual y dos controles tipo “joystick” para operar – más un par de sensores de movimiento -. Si bien desde la consultora comentan respecto de los beneficios de que se haya masificado este tipo de lentes, saben que estos dispositivos requieren de mayor sofisticación para hacerse presente en el común de los hogares. A eso, claro, hay que sumar una forma de reducir los altos precios de contar con un equipo completo de VR en tu casa. “Las aplicaciones a la vida real son súper interesantes, desde los hologramas para conversar con alguien más”, comentan.

Además de los gadgets antes mencionados, para que Tilt Brush funcione, debes instalar Steam en tu computador, que te permitirá descargar apps de juegos y de pintura que utilizan este revolucionario método de interacción virtual. Probamos, en primera instancia, la herramienta para dibujar en 3D.

Tal como dice el libro de ficción conocido como la biblia, al principio, todo era caos. Cuando te pones los lentes de VR y comienzas a interactuar con la app de Google, te parece que todos tus pensamientos se proyectan en una pantalla que no eres capaz de separar del mundo real, pero con la que debes reaccionar con gestos y desplazamientos.

Muy a la manera de Homero Simpson cuando se enfrenta a la tercera dimensión, un par de líneas rectas verdes a lo lejos te indican dónde están los límites; básicamente, para que no te vayas de cara contra un muro y aparte de golpearte, te veas bien ridículo ante tus espectadores.

Se abre la app y recibimos dos instrucciones: tu mano izquierda es el cursor, mientras que la derecha sirve como scroll y clic. Por lo tanto, dibujas y seleccionas el color, la forma y el movimiento de forma simultánea, mientras tus compañeros pueden ver tu creación en tiempo real a través de una pantalla. Lo más entretenido es alejarte un poco del dibujo y rodearlo; sin querer y sin darte cuenta, creaste una figura en tres dimensiones con la que puedes interactuar en 360. Adiós al PowerPoint; pongámosle un poquito de realidad (virtual) a la presentación.

A continuación, vino el momento de jugar a ser arqueros. En un juego que nos recordaba a los flippers con pistolas para matar zombies, debíamos apuntar y hacer todos los movimientos correspondientes a lanzar flechas a tus enemigos. La sensación es tan realista, que incluso sientes cómo vibra la cuerda del arco cuando direccionas la flecha, dando una sensación de “peso”. A años luz de la Wii, le duela a quien le duela.

Cuando  nos quitamos los lentes y “volvimos al mundo de los átomos”, ocurre algo bien curioso: el aquí y el ahora parecen bien aburridos. ¿Dónde están los colores, las formas, la posibilidad de crear? Se siente algo vacío, para ser sinceros. Finalizando la interacción, pensábamos en las múltiples aplicaciones del Tilt Brush: presentaciones, maquetas, e, incluso (obvio), cosas medio triple equis. Imaginen las posibilidades y pensemos que estamos en un capítulo de Black Mirror, porque eso es lo que parece.