“El viejito pascuero no existe”: Testimonios de este terrible descubrimiento

Sabemos que sientes una mini punzada en el pecho cuando recuerdas como te diste cuenta. Compártelo en los comentarios.

En algún momento de la vida llega ese momento en el que la ilusión e inocencia de que existe un señor, muy abrigado, que viaja por el mundo repartiendo regalos, no existe.

Ese momento en el que te das cuenta que son tus papás los que dejan los regalos en el árbol y a la vez, te cuestionas la existencia del conejito y el ratón de los dientes. Te sientes estafado, es como la misma sensación de cuando te patean, pero con 5 o 7 años.

Aquí, algunxs jovenes decidieron abrir sus corazones a POUSTA y nos contaron ese traumático momento en el que se dieron cuenta EL VIEJITO PASCUERO NO EXISTE.


María José Munita – Las Poleras de Mickey

Un día iba caminando con mi mamá por Irarrázaval y en los puestos de la calle vendían unas poleras con unos Mickey Mouse deformes, típicos de cuneta. Cuando las vi, le dije a mi mamá “mira esas poleras”, siempre pensando en mi cabeza que eran terrible feas y pensando que mi mamá pensaría lo mismo, pero no me pescó mucho. Cuando llegó la noche buena y estaba abriendo los regalos, me llegaron dos de esas poleras horribles. Me acuerdo que le dije a mi mamá que el Viejo Pascuero era terrible cuma y me puse a llorar, después me cayó la teja y caché que el Viejito Pascuero no existía y me sentí la peor hija del mundo.


Jazin Urivi – El Pascuero de la Villa

Esta es la historia de mi hermano menor.

En la villa donde vivo, todos los años para Navidad se organiza una actividad para todos los niñxs. Ese año los vecinos decidieron que mi papá debía ser el viejo pascuero porque era el que más se parecía, así que lo disfrazaron para ser el protagonista de la actividad y tomar los pedidos de los niños. Mi hermano chico que en esa fecha tenía 4 años estaba super entusiasmado con la idea de ver al viejito, así que lo esperamos dando vueltas por los pasajes durante un rato mientras se preparaban todas las cosas para la fiesta. Cuando llegó el viejito (mi papá) mi hermano lo miraba con cara de tener muchas dudas al respecto porque el parecido del viejito con su papá era innegable, estaba asustado y no cachaba nada, él quería ver al viejito y se encontró con la sorpresa de que su papá estaba disfrazado de un intento de viejo pascuero muy mula, así que no aguantó más, se acercó al viejito y le dijo: “Tú no eres el Pascuero, tú eres mi papá” y ahí murió la flor, no mentira, le tuvimos que decir que el viejito ese día tuvo una urgencia y no se había podido presentar así que le pidió al papá que lo reemplazara, esperemos le duré un rato más la ilusión.


Valentina Chacón – La Plaza

Tenía siete años y mi abuelo nos llevaba tipo 11:50 “a la plaza a pillar al viejito pascuero” y lo encontraba un poco trucho. Así que un día me revelé y le dije que no quería ir. Entre todo el show que hice terminé cachando que los regalos los dejaban donde la vecina y después los ponían en el arbolito. Mi papá me felicitó diciendo que era muy inteligente.


Pamela Loreto – El Baño Falso

Siempre me prohibieron ir al “baño falso”, era un lugar de la casa que usábamos como bodega. Un día a mi mamá se le había perdido sus documentos y no los encontraba, yo quise ayudar y fui al baño falso. Abrí la puerta y vi todos los regalos -que después estaban en el árbol- y quedé helada, cerré la puerta y no dije nada. Sentí que me habían mentido. Al año siguiente le pedí “al viejo pascuero” una Barbie, abrí el regalo y les dije que hace un año que ya no creía en el Viejito Pascuero y me dijeron que la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena.


Jon Jacobsen – La Nariz de Rodolfo

Cuando era hora de salir al patio para esperar al viejito pascuero, me decían que el trineo se podía ver en el cielo por la luz roja de la nariz de Rodolfo. Y era cierto, en el cielo podía ver una luz roja que titilaba a un ritmo constante y el corazón se me aceleraba. Lo que nunca entendía era por qué esa luz no se acercaba a mi casa, y por qué había noches del año donde también veía esa luz parpadear a la distancia. Mis papás cachan que desde chico fui muy preguntón y escéptico, así que tenían las respuestas listas y me decían cosas tipo ‘Es que él se mueve a la velocidad de la luz, por eso no lo ves. Rodolfo le ayuda a ubicar el trineo cuando se baja’, o ‘La luz se ve durante el año porque te están vigilando’. Yo les compré la historia hasta los 7 años, cuando caché que esa luz roja era en verdad la luz de una torre de agua.


Javiera González – Don René

Don René Pascuero pasaba en una camioneta todos los 24 de diciembre por todo mi pasaje con campana incluida, él le entregaba los regalos a los niñes (incluida yo), hasta que un 23 de diciembre, jugando con mis amigas me tocó ir a buscar la pelota a la otra esquina en donde terminaba la calle de mi pasaje y vi a la mamá de la Monse llevando una bicicleta a escondidas a la casa de don René, quedé descolocada y después me di cuenta que todos los papás iban a dejar los regalos ahí y que don René se disfrazaba de viejo pascuero y no era el real 😂💔 Aparte que después pasaba vestido con ropa de civil a tomarse un copete con mis papás o a veces cuando ya éramos más grandes entraba a la casa, se bajaba la barba y mi papá le daba un cortito para que siguiera repartiendo regalos jajajaja.


Paulo Guzmán – El Autolavado de Hot Wheels

En los noventa los juguetes eran de temporada y muy publicitados: la Rosalba (que camina y habla), la Barbie que duerme, el chiquitín cacú y el autolavado de Hot Wheels, eran algunos de los que me acuerdo. Yo estaba obsesionado con el autolavado que era carísimo, así que lo pedí con anticipación desde junio. Mi papá -que siempre fue cruel y me tenía prohibido ver La Sirenita y bailar Britney Spears- dijo que el viejito pascuero me había comprado La Cenicienta (película que odiaba, porque yo era del team Ariel) en lugar de lo que había pedido durante meses.
Faltaban tres días para navidad y me dio mucha pena, pero después escaló en rabia y me puse a llorar y desordenar mi pieza en un ataque de histeria genuino. Mi papá, para frenar la situación vociferó en mi cara: EL VIEJO PASCUERO NO EXISTE SOMOS TUS PAPÁS LOS QUE TE COMPRAN TODO NIÑITO MALCRIADO Y SI TE COMPRAMOS ESA WEÁ DE AUTOLAVADODEHOTWHEELS PARA QUE TE DEJIS DE JODER.

Quedé negra y llamé a mi mamá para verificar la información que tuvo que confirmar de forma obligada. Después le llegó un tremendo reto a mi papá por insensible y cagarme la pascua.

Aprovechamos de recordar el comercial de autolavado de Hot Wheels, por si tú también lo querías cada vez que lo daba en la tele y cantabas la canción:

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