Sabemos que una de las industrias más contaminantes -después de la extracción de hidrocarburos y la elaboración de material textil- es aquella que produce alimentos. La contaminación que genera la crianza agropecuaria es tal, que millones del litros de agua son usados al día en zonas donde el recurso escasea; ni hablar al daño del suelo y las emisiones de CO2 que los animales producen a gran escala.

Por eso, ambientalistas afirman que una forma rápida de salvar el planeta es justamente, cambiarse a una dieta vegetariana o vegana, y si bien es cierto que el consumo de carne ha aumentado progresivamente durante los últimos años, también lo ha hecho la población que prefiere una dieta que no incluya animales o sus derivados.

Pero hace unos años se hizo un descubrimiento que podría cambiar los hábitos alimenticios de millones de personas, porque investigadores han patentado una nueva cepa de alga que sabe como tocino al momento de freírla.

Buscando una nueva forma de alimentar caracoles de mar, los científicos de Oregon, Estados Unidos, encontraron esta alga roja con propiedades alimenticias tan poderosas como la chía o el kale. La mejor parte es que esta alga crece rápidamente, y no necesita de mayores cuidados o técnicas de producción que pongan en peligro el medio ambiente.

Chris Langdon, habló con The Independent acerca del descubrimiento que crece en las costas del océano Pacífico y Atlántico el año 2016.

“El alga tiene el potencial de convertirse en un gran éxito para la industria en Oregon” dijo.

Desde ese punto hasta ahora, la comercialización del alga mencionada ha vivido una explosión dentro del comercio americano gracias a la población que busca suplir ciertos alimentos como una forma de llevar una alimentación sin crueldad.

El consumo de algas funciona como un sustituto natural de la sal y contiene antioxidantes además de propiedades antiinflamatorias. Esto ayuda a bajar los niveles de colesterol, mantener la presión sanguínea además de regular la digestión.

La mala noticia es, que el sustituto calificado como milagroso por los científicos todavía no sale del nicho especifico de los mercados veganos estadounidenses y asiáticos. Sin embargo, al crecer en las costas del Pacífico, es cosa de tomar la iniciativa para comercializar este producto en las costas de Chile u otros países de Sudamérica. Habrá que esperar.