Un toxicólogo y un psiquiatra me explicaron la contraproducente sensación de angustia luego de tener una noche increíble. Investigamos la depresión post party solo porque hoy es #viernesheavy.
Desperté al día siguiente de una borrachera y descubrí que se me habían perdido unas horas de la noche. Con una sensación de angustia desconocida, comencé a corroborar mi comportamiento con la gente que había estado conmigo la noche anterior para descartar una eventual y subconsciente caña moral.
Tuve suerte: no hice ni dije nada inapropiado, e incluso tuve la decencia de llegar a mi casa en taxi y cepillarme los dientes antes de dormir. Pero me sentía miserable y la sensación no se iba.
El sentimiento de tristeza fue tan fuerte en ese momento que ninguno de mis rituales cañísticos sirvió de algo: no encontré la satisfacción comiendo ceviche, ni viendo a Malcolm siendo gritoneado por su mamá, tampoco funcionó conversarlo con amigos que escucharon extrañados este cambio de actitud tan repentino en comparación a la noche anterior.
Tener este tipo de resaca hace que me replantee que tan buena idea es tomar desenfrenadamente para terminar bailando como perro con distemper jurando que lo hago increíble.
Eventualmente, el día lunes la tristeza que me hizo volver a mis raíces como fan empedernido de Evanescence desapareció sin dejar rastro y llegué renovado para comenzar la semana.
Extrañado por el comportamiento del cerebro humano frente a los diferentes estímulos del alcohol, comencé a comprobar con mis amigos y amigas que también habían sufrido de este tipo de resaca depresiva cuyo efecto se disipa luego de dormir un buen rato. Incluso mis amigos zorrones tienen una terminología específica para este tipo de aflicción: le llaman “estar en pain” que desde el inglés se traduce como dolor o sufrimiento. Buena perro.
El toxicólogo Andrés Tchernitchin nos entrega una hipótesis desde el punto de vista científico que nos puede acercar a una respuesta de por qué se produce la depresión post party.
“La hipótesis interpretativa se basa en que al momento de consumir alcohol se genera una liberación de hormonas que se acostumbran a estar dentro del organismo sin distinguir que esa liberación se debe a un estímulo”, asegura.
“Es común que se produzca este tipo de bajón tras consumir éxtasis por la cantidad de endorfinas a las que el cuerpo se acostumbra tras estar bajo su efecto. Cuando el cuerpo se ve limitado de esta sensación, el organismo intenta compensarlo produciendo cambios en el sistema nervioso central. Pero en el caso del alcohol, la causas de esta depresión se deben a motivos neurológicos”.
El especialista también señala que para disminuir los efectos de cualquier tipo de resaca, lo ideal es consumir tragos que contengan la menor cantidad de metanol posible. Según indica, el gin y el pisco de mala calidad son los tragos más destructores por excelencia a diferencia del vodka que no debería dejar resaca debido a que no contiene este compuesto. Pero por experiencia personal discrepo, y mucho.
El artículo publicado por el centro de adicciones de Barcelona, señala que la depresión producida luego de la ingesta excesiva de alcohol se debe a que los neurotransmisores que controlan nuestra forma de pensar y sentir se ven completamente alterados, haciendo que la dopamina libere un “efecto compensador” al igual que los neurotransmisores inhibidores que reducen la energía y provocan efectos de calma.
El psiquiatra Rodrigo Paz también nos cuenta que estos efectos tienen una razón biológica y que afectan a personas que han sufrido o sufren de trastornos de ansiedad como también problemas personales puntuales.
“Se estima que el 30% de los jóvenes que consumen alcohol en Chile lo hacen hasta el punto de embriagarse. De este porcentaje, el 60% presenta una prevalencia a tener trastornos de ánimo. Este bajón producido luego de una fiesta no es más que una exaltación de estas condiciones biológicas” señala.
“El mensaje es moderarse, cuidarse, y sobre todo, mirarse. La gente joven tiende a carretear en exceso tanto por factores sociales o ritos como el partido de la selección de Chile sin tomar en cuenta la debilidad biológica a la que pueden estar ligados”.
Es normal que la vida y sus obligaciones nos estresen y hagan sentir ansiosos. No es un misterio que todo proceso como entrar a la universidad, comenzar tu vida laboral o terminar una relación, haga que nos tomemos una especie de recreo para emborracharnos hasta el punto de sentir que escapamos de todas estas obligaciones aunque sea por un ratito. Por esta razón, si te gusta el mambo, debes aceptarlo con todo lo que implica y eso incluye la depresión post party o estar en pain. Después de todo, no dura para siempre.