Un informe elaborado por Derechos Digitales y la encuestadora Datavoz indica que dos tercios de las personas que se informan sobre la Convención Constitucional ocupan las redes sociales como una de las vías, la metodología más ocupada, sobre los medios de comunicación. Y dentro de ellos, un 58% declara haber recibido información falsa, un dato que preocupa de cara al plebiscito de salida. 

Con decenas de artículos ya aprobados, las comisiones trabajando a toda marcha y sesiones alargadas en el Pleno para seguir “llenando la hoja en blanco”, la Convención Constitucional (CC) ya se encuentra en su recta final para entregar el nuevo texto de la Carta Magna. 

Y a pesar de que todos esos artículos pasarán a una Comisión de Armonización antes de ser sometidos al plebiscito de salida, las encuestas ya analizan cómo se viene el escenario para una votación que, independiente de sus resultados, será histórica y marcará el rumbo de nuestro país. 

Una situación preocupante determinó un estudio realizado los primeros tres meses del año por la ONG Derechos Digitales y la encuestadora Datavoz, que reveló que un 58% de las personas consultadas dijo haber conocido información sobre la CC que resultó ser falsa, siendo las redes sociales su fuente principal. 

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Dejando de lado que las declaraciones de los individuos en el cuestionario puede ser dudoso, también resalta que 6 de cada 20 personas señalaron que han compartido noticias sobre la CC que finalmente era falsa, pero solo 1 de cada 20 lo reconoce. Y es un dato sumamente decidor, ya que del 77,87% que dijeron que sí se informan sobre lo que pasa en el órgano redactor, dos tercios de ellos lo hacen a través de redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y otras. Esta forma de adquirir información es la más nombrada, superando por amplio margen a los medios de comunicación. 

Así, los responsables del estudio señalan la existencia de un “desorden informativo”. 

“Las redes sociales son un espacio algo distorsionado, porque está circulando mucha información, pero por otro lado no es solo la responsabilidad del que la publica sino también del que la viraliza”, señala Paulina Valenzuela, socia directora de metodología e innovación de Datavoz, a El Mostrador. Y agregan un factor de sesgo, ya que las personas suelen compartir información online según sus preferencias ideológicas. 

Señala Valenzuela que las decisiones del Pleno, por ejemplo, es lo que menos se conoce por parte de la ciudadanía. Al revés de lo que pasa con el contenido de las comisiones y lo que comunican los convencionales, mucho más presentes en el día a día.  

En la pregunta sobre a través de qué medio se enteraron por primera vez de una noticia falsa, un 48% de los participantes de la muestra apuntaron a redes sociales. Además, los resultados de Datavoz arrojaron que un 4,8% reconocía haber difundido fake news, pero tras un “experimento de lista” ese porcentaje alcanzó un 30%. 

“Hay gente bastante informada, pero además tienen conciencia de que viralizan noticias falsas (…) En esa lógica crece el poder de las redes sociales como un canal de información para los ciudadanos que se hace poderoso y capaz de generar una emocionalidad en la opinión pública compleja y difícil de administrar”, señala Valenzuela.