Navidad de 2005. Una versión adolescente de mi estaba esperando en el living de la casa de una tía abuela a que dieran las 12 de la noche para abrir regalos. Tenía 14 años y mi fase de jugar con muñecas se había acabado hacía un par de años, entonces mis regalos se resumían a juegos de Playstation, DVDs, ropa y CDs de música. Mi acceso a Internet era limitado, entonces, poder escuchar a mis artistas favoritos se daba de dos formas: ripear el disco de algún primo o esperar a esas dos fechas del año en que te pueden regalar cosas porque sí.
En el pack de peticiones estaban los dos discos lanzados hasta el momento de Franz Ferdinand, con alguno de Coldplay y Green Day. Eran tiempos extraños, ¿ok?. No tengo como defenderme. Al romper los papeles, ahí aparecieron todos esos CDs que iba a escuchar en mi discman hasta que se rayaran de tanto ponerlos. Yo necesitaba tener el Franz Ferdinand y el You Could Have It So Much Better; tenía que tener algún soundtrack para ignorar a mis compañeros de curso. Y por fin los tenía en mis brazos.
“Take Me Out“, “This Fire”, “Dark of the Matinée” ya era parte de mis favoritas, porque MTV pasaba una y otra vez sus videos las tardes que llegaba del colegio a ver Laguna Beach. Pero más dentro de mi corazón se metieron temas como “40′”, “Tell Her Tonight”, “Fade Together” o “You Could Have It So Much Better”.
“Bailaba sola en mi pieza, a pie descalzo, disfrutando un ritmo que se me quedó en la cabeza desde que vi el primer video de ellos”.
Una banda de Glasgow, Escocia, que no tenía que ver a nada de lo que había escuchado antes. Lo más similar era la movida de musical de New York, donde grupos como The Strokes, Yeah Yeah Yeahs e Interpol ganaron fama por representar ese ethos de la Gran Manzana -vida bohemia y existencias rápidas- previo a la caída de las Torres Gemelas y que ocuparon esa suerte de “seize the day” que ocurrió después del ataque que cambió el mundo para hacer show cargados guitarras, bajos y baterías que querían vivir y bailar. O algo así escribió Lizzy Goodman para su libro “Meet Me In The Bathroom: Rebirth and Rock and Roll in New York City 2001-2011”.
En 2002 se formó originalmente Franz Ferdinand, con Alex Kapranos, en las vocales, Nick McCarthy (guitarra), Bob Hardy (bajo) y Paul Thomson (batería), un año después de dichos eventos que marcaron la primera camada de grupos del llamado post-punk revival. Juan Carlos Ramírez, periodista y autor del libro “CRASH! BOOM! BANG!: Una teoría sobre la muerte del rock”, cree que “en esos años de transición CD-mp3-streaming, el “sonido” Franz Ferdinand llamó la atención incluso a los melómanos más cínicos. Eran bailables, casi funky, pero de guitarras afiladísimas. Aparte, cada single (“Dark of the Matinee”, “Take Me Out”) parecía como si fueran canciones pegadas y sin puente alguno entre la parte “A” y la parte “B”, pero que aún así sonaban bien. Además, todas tenían ese aire ochentas que aún no estaba de moda”.
¿Franz Ferdinand en el Festival de Viña?
Durante el verano de 2006, ya se me reventaban los oídos de dormirme y despertarme escuchando Franz Ferdinand. Como ya estaban permanentemente en mi radar, su presentación en el Festival de Viña del Mar de ese año, además de ser una cosa casi anecdótica llevar a un grupo anglo relativamente nuevo, me tenía expectante. Obviamente, junto con las presentaciones de Miranda! y la primera e histórica visita de Daddy Yankee, Franz Ferdinand tenía la fecha anotado en mi agenda (proablemente era la Julieta y no la Pascualina, porque hay que llevarle la contra al universo). Así, el lunes 26 de febrero, abriendo la última noche de Viña, Franz Ferdinand inició una inusual relación con Chile que aún no termina.
Las radios chilenas ya llevan un par de años tocando los temas del primer y segundo disco de la banda escosesa. Felipe Arratia, periodista y ex label manaager de Sony Music en la época. “Lo que hice fue mandarle discos de promoción a todas las voces radiales que yo encontraba importantes en la época, algo que no hacía regularmente porque es un costo. “Take Me Out” se convirtió en un mega hit y pasó que las radios empezaron a tocar solas el siguiente single”.
“Cuando una banda se convierte en un poster o una polera, la hiciste. Es como cuando vas caminando por la calle y ves a alguien con una polera de Breaking Bad. No pasa lo mismo con The Wire, que todos los hipsters se llenan hablando de esa serie, pero si veo una de Los Pollos Hermanos. Pasa lo mismo con Franz Ferdinand”, explicó Felipe Arratia.
La primera visita de Franz Ferdinand a Chile coincidió con el segundo concierto de los irlandeses de U2 en el país, regreso que los fanáticos de ese tipo de rock estaban esperando hace 8 años. Franz Ferdinand estaban de teloneros y esa fue la motivación para contratar el número para el Festival de Viña de ese año. Arratia ya no trabajaba en la disquera para esa época, pero estaba en Viña cubriendo por 40 Principales para Latinoamérica. Lo invitaron a la prueba de sonido del grupo, momento en el que habló con el ex integrante de la banda Nick McCarthy: “En los jardines de la Quinta Vergara me puse a hablar con él. Ahí le expliqué de que se trataba el Festival de Viña, porque no entendía qué era pero querían entenderlo para no cagarla. Les dije que no sabían lo populares que eran en Chile, que a mi hermana le hubiera encantado venir para acá pero estaba con la pata mala y me dice que llamemos a mi hermana para hablar con ella. Mi hermana quedó mal. Fue súper buena onda”.
En entrevistas a medios nacionales como La Tercera o Cooperativa han dicho lo extraño que fue pasar por un festival de variedades con elementos tan kitsch como es nuestra Quinta Vergara en febrero, que fue una de sus noches más locas que han vivido como grupo o las veces que casi se queman por los fuegos que salían del escenario. De hecho, fue la misma noche que se presentó el comediante Ruperto y que marcó el peak de sintonía histrórico de Viña (75% de rating).
La relación con Chile se afiató así, tanto que el fans club más longevo de la banda, The New Chilean Gentry. En estos 12 años que han pasado desde las primeras presentaciones, su presidenta, Rocío Astudillo, cree que a pesar del tiempo, siguen siendo de las pocas bandas que se fundaron a principio de los 2000 que se mantienen vigentes. Es tal la ralación que Franz Ferdinand tiene con su club de fanáticos chilenos que los reconoce cuando van a verlo, tal como le pasó a Rocío en varias ocasiones como las presentaciones de 2010, 2013 en el Lollapalooza y 2014, incluso en presentaciones en otros países y en un DJ set de Alex Kapranos en Blondie.
El productor general de Blondie Ariel Núñez, quien ha estado con Kapranos en su paso por Chile, recalcó el valor casi accidental que Franz Ferdinand tiene en el país. “La banda caló hondo en nuestro país porque su paso por Chile siempre ha sido bastante anecdótico, como cuando vinieron a talonear a U2, hicieron un documental de su estadía en Chile y por su puesto el paso por el Festival de Viña, que siempre amamos odiarlo pero lo queremos cuando pasan estas cosas. Pasó con Faith No More, con Franz Ferdinand y con Morrissey. En Europa se hicieron muy amigos de Pánico, también. Lo que pasó con Blondie es que por un comentario de Edi Pistolas a Alex Kapranos es que si iba a ir a poner música en alguna parte en Chile, tenía que ser en la Blondie y es ahí cuando nos contactamos. Es curioso ese vínculo que ocurre tan tempranamente en la carrera del grupo con Chile”, explicó.
Siempre ascendiendo
El quinto disco de estudio de Franz Ferdinand, Always Ascending, también es el primero sin su miembro fundador Nick McCarthy, quien abandonó la banda en 2016. A pesar de tener una nueva formación, con Julian Corrie (teclados) y Dino Bardot (guitarra).
“Lo que te puedo decir como DJ y productor es que estoy expectante a lo que saquen, sobre todo en esta nueva etapa con nueva formación y nueva propuesta. Está producido por Phillippe Zdar, que es la mitad de Cassius, y uno de los productores más interesantes en Europa, que pertenece a la generación del french house”, comentó Ariel Núñez.
Durante la grabación del último disco, en marzo de 2017, Rocío fue a los RAK Studios en Londres. “Ya habían pasado casi 3 años de su último show en Chile, por lo que muerta de nervios crucé la puerta del estudio. Alex me reconoció de inmediato, se puso muy feliz y con Bob y Paul me hicieron un pequeño tour por el lugar, me contaron hasta dónde podían sobre el proceso nuevo y sin saber en ese momento, vi a Julian, que ahora tomó el lugar de Nick en los teclados y coros. Bob me pasó su bajo y Alex le pidió que nos tomara una foto de recuerdo. Pensé que quedaría en eso, pero Alex lo subió a su Instagram y mi celular casi explota de tantas notificaciones de mensajes y felicitaciones”, contó.
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Always Ascending es un disco de 10 canciones que nos recuerdan por qué el sonido de Franz Ferdinand es tan icónico y, a la vez, son parte de un sonido que tiene que ver entre el post punk de los 70 y el new wave de los 80. “A pesar de que el sonido de Franz Ferdinand era bastante conservador, pero ‘novedoso’, en el mainstream y el grupo luego se puso a “experimentar” con el dub y repetir la fórmula, al mismo tiempo, les fuimos perdiendo un poco la pista. Pero nunca me olvido que en esa época (no lo olviden), porque para muchos The Strokes, White Stripes y Franz Ferdinand. eran ‘la salvación del Rock’ y muchos dejaron de lado sus poleras emo-core por chaquetas y pantalones ajustados“, dijo Ramírez.
En estos también coincide Arratia: “Uno se da cuenta que cuando una banda impone su estilo o deja una marca es que empiezan a aparecer muchas bandas iguales a ellos. Yo tuve la oportunidad de ir a una festival a España donde tocó The Strokes y FF, pero me tocó ver un montón de bandas que sonaban igual. Pero Ferdinand no estaba inventando nada. Hay algo muy festivo en Franz Ferdinan, muy celebratorio, que tiene quizá que ver con sean de Glasgow y no de Londres o Manchester“.