Era 2015 y Britney decidió usar una frase a simple vista rebelde, pero dentro de todo basica.

Nada que fuera muy confrontacional, mucho menos política. Pero detrás de ella, podría esconderse algo mucho más profundo.

You don’t own me (‘No te pertenezco’) ilustra bien la triste vida, casi en increíbles condiciones, con la que ha tenido que lidiar desde prácticamente que nació. Haya sido su intención o no dar un mensaje de auxilio, lo que ocurre con Britney es mucho más complejo que una oración ideal para el marketing.

You Don't Own Me: The Princesses Of Pop Are Done With Your ...

¿Cómo llega una mujer exitosa y talentosa, adulta y de 38 años, a no tener derecho sobre sus hijos, sobre la posibilidad de elegir a su abogado y, aún más increíble, no poder administrar y gastar su propio dinero?

La info está corriendo vía Twitter en distintos hilos pero en caso de que no te haya llegado, te contamos el drama de Britney a continuación:

Comencemos por el principio.

Se sabe que Britney Spears debutó como artista muy pequeña, pero eso es apenas una pincelada de la explotación laboral infantil que vivió. Comenzó sus clases de baile a los tres años, se presentaba desde los cinco años en su jardín. Bailó en Broadway y trabajó en Mickey Mouse Club antes de que su carrera despegara.

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A lo largo de toda su vida, Britney, la cantante, ha estado permanentemente controlada y muchas de sus letras podrían ser una señal de eso. Lucky, Overprotected, My Perogative, Circus, entre otros. También existe un patrón de cadenas y jaulas en sus performances y vestimentas.

Otro antecedente clave sobre el sometimiento de su carrera, es la negación de usar su propia voz. Por naturaleza, el tono de Britney es de un tipo más bien soprano -algo así como Christina Aguilera-, sin embargo, este estilo no le habría gustado a su sello discográfico, entonces la entrenaron y editaron hasta llegar a la peculiaridad de voz de bebé por la que la conocemos hoy. O sea, incluso le silenciaron su propia voz “por marketing”.

De allí a su fama por sincronización de labios, pese a esconder un talento real en el canto que no pudo sacar a la luz.

En resumen, Britney siempre fue un producto mercantil al que no se le permitió ser ella misma. De hecho, en 2006, intentó reivindicar su verdadera voz con un álbum titulado Original Doll. Una vez que el sello discográfico se enteró, lo archivaron y cancelaron. Hoy figura en la mística Spears como el álbum oculto y misterioso de la cantante que nunca vio la luz.

Entonces, además de lamentable, su crisis de 2007 es completamente entendible. Por esos tiempos, fue intensamente acosada por paparazzis, siendo incluso fotografiada yendo al baño y cuestionada por su maternidad. Fue entonces que entró a su faceta rebelde y desequilibrada, y por supuesto los medios en vez de buscar el problema de fondo que la llevó a eso, se limitaron a juzgarla y condenarla. Cómo olvidar su emblemático show en los MTV MVA de ese año, donde bailó con evidentes efectos de anestésicos y depresión.

Finalmente, la cuestionada salida de raparse a sí misma simbolizó esa liberación que buscó con desesperación, pero que terminó transformándose en una portada icónica del desequilibrio mental en celebridades y mujeres. Lejos de mejorar, fue sorprendida borracha y drogada varias veces, hablaba con un extraño acento británico, usaba pelucas incoherentes, salía a comprar desnuda, fue internada dos veces.

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Conservador temporal

Esta serie de sucesos y especialmente después de la hospitalización, derivó en que su padre pidiera a tribunales un conservador temporal para su hija hasta que se estabilizara. Esto es una tutela, es decir, una figura jurídica creada para conservar los bienes de una persona que no tiene control sobre sí misma, usualmente en casos de demencia o vegetativos.

Lo curioso es que dos meses después de la hospitalización, Britney tuvo un pequeño personaje en How I meet Your Mother, y cuatro meses más tarde lanzó su videoclip Womanizer, un adelanto del exitoso disco Circus seguido de una gira mundial con la que recaudó 131.8 millones de dólares.

Entonces, Britney estaba supuestamente muy mal mentalmente para tener derechos básicos, pero lo suficientemente bien para realizar una increíble gira mundial y continuar trabajando y generando ingresos. Lo peor de esta historia es que un año después de que comenzara a regir el conservador temporal, su padre solicitó que se convirtiera de forma permanente bajo el argumento de que sufría de demencia temprana.

Se la otorgaron, y hasta el día de hoy Britney se rige bajo esta tutela.

Algunas cosas que la cantante no puede hacer son conducir un auto, casarse, VOTAR, tener hijxs, administrar y gastar su propio dinero, contratar un abogado, controlar su carrera, hacer entrevistas no pauteadas, manejar sus redes sociales sin supervisión, usar su celular sin monitoreo, contactar personas sin ser vigilada, SALIR A COMPRAR, A CAMINAR. Por supuesto hablar sobre el conservador también está estrictamente prohibido.

Es también curioso que pese a estar tan mal respecto a sí misma como una persona que sufre demencia o que está en estado vegetativo, haya continuado su carrera como si nada. En estos trece años, ha lanzado cuatro álbumes, hecho tres tours, fue jueza fija en X-Factor, lanzó sus propios productos como una línea de perfumes y lencería.

En resumen, Britney Spears ha estado constantemente medicada para no tomar decisiones. Existen rumores de que si no sigue produciendo dejará de ver a sus hijos, y todo eso tiene mucho sentido si quien termina administrando sus riquezas es quien la puso en esa posición: su padre.

Una pista a esa teoría es la siguiente foto de su padre, celebrando en una fiesta con dinero de Britney -según fanáticos-, a la que ella no habría sido invitada. Anualmente, ella paga $1.1 millón de dólares para mantener una conservación que la reprime, además de cien mil dólares a su padre y un sueldo a un abogado que ella no tiene permitido elegir.Imagen

Finalmente, su papá fue removido como tutor, y en su lugar se puso a Jodi Montgomeri, una mujer que posee demandas en su contra por abusar de su poder sobre personas con demencia.

Hace tres meses, en abril de este año, esta oscura historia dio un nuevo giro cuando Britney fue nuevamente internada. Posterior a eso, ella declaró ante un juez que fue ingresada en contra de su voluntad en manos de su padre. La filtración de esa declaración a la prensa impulsó el movimiento #FreeBritney, y gracias al impacto, se abrió una investigación para determinar si el conservador es abusivo o no.

Básicamente lo único que puede hacer Britney es hacer vídeos en su casa, caminar, vender pinturas. Existir. Si su vida fuera un capítulo sería ‘Rachel, Jack and Ashley Too’, de Black Mirror.

Entonces, #FreeBritney no es una tendencia que busca liberar a una artista pop en un sentido metafórico. Es un movimiento que pretende ponerle fin a un contrato legal y tremendamente abusivo a una mujer que desde pequeña fue controlada, que no pudo hacer su propia música, que no puede administrar su propio dinero, que fue acosada por medios y paparazzis, que nunca pudo mostrar su propia voz.

#FreeBritney es devolverle los derechos civiles básicos a una persona.

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