¿Se acuerdan de John Galliano? El súper diseñador inglés que estaba a la cabeza de la casa Dior hace algunos años, pero perdió todo y fue desterrado del mundo de la moda a causa de un berrinche antisemita.
Galliano se fue a pique, entró a rehabilitación pero seguía en capilla.
Kate Moss le mostró su apoyo encargándole su vestido de novia, y luego salieron juntos en un especial de Vogue UK en el 2011.
Pero todavía el mundo de la moda mantenía su distancia con el diseñador, algunas entrevistas, las primeras que dio sobrio, ayudaron para arreglar su reputación, pero todavía no era suficiente.
Hasta que Oscar de la Renta (QEPD) lo invitó para co-crear con él la colección otoño 2013.
Las cosas parecían sonreírle una vez más, el diseñador dominicano le había ofrecido un puesto permanente en su firma, básicamente su reemplazo, pero eso no se llevó a cabo debido a un tema de plata.
¿Qué pasaría con Galliano?
Maison Martin Margiela, la marca belga conocida por crear el guadarropa completo y esas máscaras que usó Kanye en el Yeezus Tour, entre otras cosas, invitó al inglés a hacerse cargo de la marca y su primera colección fue la de “Artisanal” Haute Couture, presentada el 12 de enero pasado.
Lo importante del nuevo cargo de Galliano, no es sólo la reforma del diseñador, sino también las reformulaciones que se le hicieron a la marca.
Primero, le quitaron el nombre del diseñador, un poco lo que hizo Slimane con Saint-Laurent Paris, dejándolo sólo como Maison Margiela. Segundo, por primera vez Margiela tiene una cara visible a cargo, el creador de la marca nunca fue fanático de mostrarse, y desde su salida en el 2009, el diseño estaba a cargo de un colectivo de diseñadores de los cuales no se sabía mucho. Por último, la ropa: la colección mostrada por Galliano se movió de locación, de París a Londres, y modificó la estética insigne de Margiela, más drama y menos rupturismo, con un rediseño menos radical y más elegante, el diseñador inglés continuó en la senda de Margiela en términos de siluetas, aplicaciones y las características máscaras, pero en clave Galliano, claramente. Fueron pocos outfits, jugando con la desconstrucción de la sastrería, es decir piezas muy bien armadas pero no en el sentido tradicional, algo así como un lujo caótico.
Galliano usó esta colección, no para vender millones, sino para mostrar que se ha reinventado, no creativamente, porque sigue siendo un genio como siempre lo ha sido, pero en términos de madurez, dejando el personaje extravagante de lado para darle paso a lo que en verdad es, un talentoso creador consagrado.
¡Bravo Galliano! Esta pequeña dosis fue justo lo que se venía necesitando.