“Encuentro estupendo que hayan invitado a todo el club de golf” comenta emocionadamente una de las señoras presentes en la tienda. Pero si es mucho más cómodo venir al Parque Arauco que tener que partir a estados unidos para comprarle la ropa a los niñitos justifica más allá otra señora. Ojalá que les vaya bien para que luego traigan Banana Republic menciona un hipster por allá.

Eran las 21:00 del jueves y los pasillos de Parque Arauco tenían un movimiento sutilmente más alto de lo normal. Los últimos detalles del evento de bienvenida de GAP a Chile estaban afinándose, mientras los coordinadores daban los últimos tips al enorme staff para que recibiesen como es debido a cada uno de los invitados. Los vendedores más que simples intermediarios entre tú y tu prenda, parecían sacados de un complejo casting; el detalle interracial y cultural del equipo te recuerda algo entre la onda de “lo mejor de cinco continentes” que proclamaba antiguamente Ripley y la clásica estética de United Colors of Benetton.

Últimos arreglos cuando de pronto, de ningún lado, parecía llegar una cantidad inestimable de gente, todos  inminentes compradores de la marca y elegidos por un casting incluso más minucioso que el anterior.

GAP no se viene con rodeos. Su legado como ropa básica, indispensable, barata y de buena calidad es de conocimiento público y por lo mismo su llegada tenía que ser en grande. Una gigantesca tienda con más de 600 metros cuadrados, corners con ropa de hombre, mujer y niños nos dan a entender que estamos exactamente frente al mismo GAP que encuentras en EEUU, Europa o un Duty Free (o que al menos, la franquicia ha sido muy bien cuidada).

Hablar de su ropa a esta altura pareciera una trivialidad, pero aún así es importante mencionar que el catálogo es el mismo de la cadena, con sus fortalezas y debilidades,aunque haz de cuenta que el dólar está a algo así como 700 pesos cuando saques tu billetera.

Al final de la noche una fiesta fue climax de esta bienvenida, protagonizada por el bar abierto, un cóctel sumamente diverso, pedro piedra y la barra llena de dulces y chocolates en blanco y azul, que fueron la debilidad de Pascale, nuestra editora.

A continuación algunas de las fotos que tomamos con nuestro Optimus 2X, que de no ser por Aperture no servirían para nada.

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Weekend Never Dies no estuvo presente porque jamás imaginamos que habría fiesta luego de la presentación.