Tres dirigentas de la Secretaría de Género y Sexualidades del Liceo Carmela Carvajal nos explicaron parte de las nuevas demandas del movimiento estudiantil.

En 10 años, surgieron tres fuertes movimientos estudiantiles, cada una con sus características especiales. La revolución pingüina de 2006, que buscaba principalmente la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE); el movimiento estudiantil de 2011, donde universitarios y secundarios se unieron para exigir una educación gratuita y de calidad, además de la modificación de la Ley General de Educación (LGE); y el actual, del 2016.

¿Cuál es la diferencia de éste con los anteriores?

Hoy el movimiento está preocupado de abordar las problemáticas de la educación chilena en un sentido más amplio. Un grupo de estudiantes del Liceo Carmela Carvajal de Prat, durante la toma del movimiento actual, decidió formar por primera vez en su historia una Secretaría de Género y Sexualidades (Sedigesex). La idea salió de la experiencia de otros colegios emblemáticos que ya habían creado sus secretarías. “Lo que buscamos es inculcar conciencia al resto de nuestras compañeras para evitar problemas como la homofobia y hacer un trabajo en conjunto con la comunidad”, dice Valentina Leclerck, una de las integrantes de la Sedigesex.

Kamila Casanova, otra de las chicas, continúa con esta idea. “Lo que vimos fueron problemáticas verdaderas. De que nosotras tenemos compañeras trans, tenemos una comunidad importante de personas con sexualidades diferentes, con géneros distintos, entonces pensamos que era una necesidad tener una secretaría donde nos pudiéramos reconocer como personas diferentes“.

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Las alumnas que son miembros de la Segesex decidieron que dentro del colegio era el lugar y el momento de que se comenzaran hablar temas que antes se pasaban por alto. Por esta razón, el movimiento estudiantil comenzó a teñirse de otros matices que antes solo habían logrado los estudiantes universitarios: incluir la discusión de género y las sexualidades en los petitorios internos de las movilizaciones.

Este año decidimos incluir la educación no sexista en el petitorio, que básicamente es un educación feminista, en dónde el género se anule y que al final es una materia ideológica“, explica Francisca Ruiz.

Además de esto, la idea es pedir que la educación sexual entre en el currículum educacional chileno, comenta Valentina: “Aquí se pueden tocar todos los temas y se entra en mayor comprensión. Pasa que mucha chicas nunca lo han hablado con sus padres y simplemente sigue así, nunca se rompe el círculo”. Lo necesario, para ellas, es que la educación sexual y de género no dure solamente un par de meses durante la media, sino que sea un tema transversal en toda su educación formal.

Nosotras estamos pidiendo cosas que nos afectan directamente. Yo he escuchado gente que nos pregunta qué tiene que ver esto con la educación. Tenemos que convencer a la gente que actuó en el movimiento del 2011 a que sí son temas que nos están afectando ahora“, reflexiona Kamila. Francisca secunda esta idea: “Y sí afectan al colegio y a la educación. Es un problema súper complejo de hablar, porque ya están estos prejuicios, donde ya está la convención de que todo es binario, de que todo es blanco o negro, es difícil. Más con gente adulta, que son hijos de la represión“.

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Feminismo online

Al abordar la pregunta “¿De dónde sacaron la vocación feminista que tienen?” las tres chicas responden de la misma forma: de afuera. “No creo que el colegio nos haya guiado mucho en ese aspecto. Es mucho más personal: lo aprendí sola y me interesó sola”, responde Francisca. El segundo componente transversal en la respuesta es Internet“.

Internet es súper importante. Ahí hay personas y diferentes puntos de vista. Igual es complicado, porque en Internet no todo es verdad. Tienes que saber dónde buscar, cómo hacerlo y tener criterio. Es una fuente de información gigante donde hay muchísimos foros feministas, trans, de sexualidad. Para mi generación ha sido clave el Internet en el proceso y en la difusión”, dice Kamila.

Francisca escuchó por primera vez feminismo en la básica y recurrió a Internet para encontrar una definición teórica: “Yo necesitaba saber de las diferentes corrientes de feminismo e Internet tenía todo eso. Nosotros sabíamos lo que era feminismo pero no teníamos ideas de las bases y quizá no lo íbamos a encontrar si salíamos a la calle, pero sí si googleabamos feminismo”.

Para Valentina también fue definitorio el tener acceso a contenido web, pues “no solo hay personas, sino que también están los libros para que uno se pueda educar. Están las noticias, cómo suceden los crímenes de odio que ocurren a nivel global, más allá de lo que sale en los diarios y en la tele. Al final, los recursos de información, como el tener acceso a Internet, marcan una diferencia en la vida”.

Para lograr todos sus postulados, creen que lo ideal es trabajar en equipo, a pesar de vivir en una sociedad y generación muy propensa al individualismo. Francisca elabora sobre esto: “Nosotros de verdad queremos una revolución. Yo creo que el individualismo está pero estamos buscando trabajar en equipo y está la conciencia“.

Kamila le sigue: “Estamos tratando de erradicar ese individualismo, pero es difícil“.

Y Valentina concluye que “será difícil. Pero si hubiese sido fácil, esto no se hubiera hecho“.