Cuando en pleno 2000 la historia escrita por Dr. Seuss estrenó su versión cinematográfica protagonizada por Jim Carrey, esta dio un vuelco emocional y profundo a la línea narrativa del personaje de cuentos de Navidad, haciendo dudar a los espectadores, muchos años después en internet, sobre cuál es la verdadera interpretación de su maldad.

Pareciera que El Grinch tiene todos los elementos para ser el típico villano de cuentos. En 1957, este personaje fue creado en el libro infantil ¡Cómo El Grinch robó la Navidad! del autor Dr. Seuss, y se presentó ante el mundo como un duende mal genio que odia la temporada navideña porque, según se especula, nació con un corazón que era dos veces más pequeño que un corazón normal.

El Dr. Seuss se inspiró en sí mismo para escribir esa historia. Su origen no tenía más ciencia que el mismo autor pensando que no le emocionaba mucho la Navidad. Y si bien en los libros y sus siguientes adaptaciones a la TV en 1966, 1977 y 1982 coincidían en que, al final, este personaje lograba aceptar las celebraciones y se transformaba en un “Quién” bueno, fue la adaptación al cine del 2000 la que cambió la narrativa sobre el Grinch.

Debido a su larga duración, esta película protagonizada por Jim Carrey (quien estuvo a punto de renunciar al papel ya que tenía que pasar por extenuantes jornadas de maquillaje para encarnar al Grinch), tuvo que hacer hincapié en un arco narrativo más extenso y muy importante, en el que se logra ver el pasado de este verde personaje, el que motivaría, por sus malas experiencias, el desagrado que tiene por la Navidad.

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Es en este punto en que el internet comienza a debatir si El Grinch es el verdadero villano de la película. Básicamente, la crítica de la época aseveró que, incluso no siendo muy buena en términos filmográficos (tiene solamente un 54% en Rotten Tomatoes), sí se notaba un tono crítico a la sociedad consumista que, en el caso de la película, está representada por los ciudadanos de Villa Quién, personajes que están obsesionados con la Navidad, los regalos y lo material.

El consumismo es un rasgo común de los Quienes del lugar. Lo que no es tan común, en términos de historia, es el origen traumático del Grinch. En primer lugar, es abandonado al nacer y es criado por unas buenas ciudadanas de Villa Quien, que lamentablemente nunca pudieron entenderlo por completo. El Grinch crece y, al no parecerse a los demás, es molestado en el colegio a tal punto de dejarle traumas profundamente arraigados que se asocian a momentos de unión y felicidad como es la Navidad y las vacaciones. Incluso en sitios como Rotten Tomatoes se hacen la pregunta: “¿No es el Alcalde Augustus May Who quien traumatizó al Grinch en su infancia para convertirlo en lo que es, el verdadero villano?”.

Finalmente, lo único que quiere el Grinch en su versión cinematográfica es estar solo. Soledad que se ve interrumpida por la locura navideña que pasa a los pies de la montaña donde termina viviendo luego de todos sus traumas de infancia.

La basura como símbolo de maldad

Los actos del Grinch durante toda la película están fuertemente ligados a su relación con la basura en la que vive. Desechos de los ciudadanos de Villa Quien que para él son artefactos preciados, los que además esconden un terrible secreto.

Las montañas de basura son desechos de Navidad. “De eso se trata, ¿no?” le dice el Grinch a Max, su perro. “De eso se ha tratado siempre. Obsequios, obsequios, obsequios, obsequios, obsequios. ¿Quieres saber qué pasa con tus regalos? Todos vienen a mi. En tu basura”. Y tiene razón. Incluso Max llegó en la basura, lo que desata la teoría de que fue un perro regalado en Navidad que alguien en Villa Quien no quiso, revelando finalmente al verdadero villano de la historia.

El final de la película también revela que El Grinch tiene un gran corazón, cuando finalmente logra que este crezca a su tamaño normal, simplemente haciendo introspección de los traumas de su pasado, perdonando las humillaciones por las que pasó y entregándose de una vez por todas al espíritu navideño.