Cada cierto tiempo -dos semanas- aparece un viral protagonizado por una persona aparentemente “cuica” que demuestra que no existe relación alguna entre tener dinero y buenos modales. Ni hablar de educación o algún tipo de habilidad social fuera de sus pequeñas esferas de esparcimiento.
Así lo ha demostrado internet, como es el caso de la señora que hizo un escándalo cuando la atraparon robando en una farmacia y comenzó a gritar consignas racistas contras las vendedoras. Todo la escena contó con el apoyo de su marido que también despotricaba contra los “negros”.
Tenemos el caso reciente de un milonario de Lago Ranco que tuvo que atravesar una superfecie de literalmente 6 canchas de fútbol porque había una familia haciendo picnic a la orilla del lago y eso, según su criterio, no podía permitirse. Todo fue grabado por una de las mujeres del lugar, que resultó ser una monja (agravando completamente la falta).
El abogado Cristián Rosselot tiene su propia colección de videos virales siendo violento.
Este fin de semana conocimos la historia de una mujer que le arrojó un vaso de café en la cara a una estudiante por un altercado que escaló rápidamente. La situación fue grabada y la mujer responsable de la agresión, también insultó con descalifcaciones clasistas a las chicas que se encontraban estudiando en un Starbucks de Costanera Center.
La situación no terminó ahí, porque la mujer decidió dar su versión de los hechos asegurando que hubo una parte no registrada que justifica su forma de actuar según explicó a 24 Horas.
“Me arrepiento mucho…pero me parece destemplado decir cállate mierda” afirmó Sandra Arévalo, asegurando que la denunciante la trató de forma despectiva cuando le pidió mover una mochila.
“Eso no aparece en el registro porque fue antes. Le tiré un vaso donde nisiquiera le quedaba frapucchino”. Agregó.
“Filman una parte, pero no lo filman todo. Entonces la gente qué hace; se hace una idea errónea” agregó afirmando que ha recido amenazas de muerte por la situación.
Sin embargo, Sandra Arévalo afirmó que está dispuesta a pedir disculpas a los involucrados siempre y cuando se reconozca la falta de los supuestos garabatos iniciales.
“Siempre que se disculpe por haberme garabateado (me disculparé). Somos personas adultas, podemos hablar, nos entendemos”.
Sin embargo, la estudiante agredida señaló que no hubo ninguna confrontación inicial y que solo se defendió de los dichos de la mujer, que en una primera instancia los trató de “rotos”, “caras de indios”, y un sin fín de improperios clasistas que terminaron con la situación tal como la conocemos según afirmó para TVN esta mañana.