No sé bien por qué ha pasado tan piola el estreno de la segunda temporada —y en teoría la final— de Hi Score Girl si contiene todos los elementos para que desde boomers a centennials puedan enganchar con ella: revival noventero, romance, sonido j-pop, humor, estética vaporwave-LoFi hip hop y videojuegos.

Este último punto es lo más importante porque no sólo están recreadas a la perfección los juegos como Virtua Fighter, Tekken, Mortal Kombat, Ghosts’N Goblins y las salas de arcade niponas que en su versión tercermundista poblaron las ciudades de Chile junto a las centrales de llamadas telefónicas, sino que los personajes de los juegos emblemáticos aparecen hablándole al protagonista a Haruo Yaguch un chico que sólo vive para jugar al punto de no darse cuenta que Akira Ono quiere ser algo más que una compañera de peleas. Es decir, Ryu , Ken o Zangief de Street Fighter o Haggar de Final Fight hablan, comentan, aconsejan o dan jugo a medida que avanza la serie y las versiones de los juegos, perfectamente recreadas.

El animé está basado en un manga creado por Rensuke Oshikiri quien ha aprovechado la oportunidad para retratar a esa generación que vivió el auge de las coin-up y las primeras generaciones de consolas y con detalles como que en Japón se podía jugar contra otro jugador enfrentado a dos pantallas (como se puede ver en el opening), que había torneos en Osaka con premios chantas y, obvio, un trángulo telenovelesco donde el silencio absoluto de Ono, la chica rarita capaz de darse vuelta todos los juegos (no emite ni una palabra en toda la serie), la nobleza de Hidaka, la compañera rubia y rival gamer y la falta de habilidades sociales de Haruo nos lleva a la desesperación.

Una gran serie cuyo final de temporada nos deja con ganas de saber (a los que no sabemos cómo conseguir el manga) qué pasará cuando los personajes crezcan, especialmente con la masificación de internet, las nuevas consolas y bueno, las nuevas distancias sociales que parece que serán la norma del futuro.

Al reportero y ensayista Juan Carlos Ramírez Figueroa lo encuentras acá y todo sobre su libro acá.