Arranca mayo y su llegada trae inevitablemente esas gélidas mañanas que invitan a quedarnos en cama tapadas hasta el cuello. Si, el frío es lo peor, pero también es una excusa perfecta para jugar con capas, abrigos gigantes y más y más capas.


Es en esos días de frío profundo, cuando la cachemira se convierte en tu mejor amiga contra el frío.

Resulta que la cachemira proviene de la cabras de las altas y solitarias montañas del Tíbet y es el resultado de la eliminación de la grasa, suciedad y pelos del animal, dando así una lana sedosa, ligera y que aísla perfectamente el frío.

Esta delicada lana sin duda alguna resulta un lujo por lo escasa que es, ya que con suerte una cabra puede dar 4 onzas de lana al año, pero el simple hecho de tocar una prenda hecha con ella resulta tan placentero, que vale totalmente la pena.

Obviando el hecho de que la lana de cachemira es mucho más suave que la lana de oveja, también es importante mencionar que sus prendas pueden mantienen el calor a través de prendas mucho más manejables y pequeñas.

Los expertos dicen que la cachemira aísla entre 7 y 8 veces más que la lana “merino” además de ofrecer un mejor flujo de aire, haciéndola perfecta para personas que tienden a sudar mucho cuando se abrigan o aquellas que practican deportes de invierno.

Por último, algo con lo que debes tener especial cuidado, es que la cachemira debes lavarla a mano y por nada del mundo utilizar productos antimanchas con ella porque podrías estropearla para siempre.

Ahora les dejo algunas de mis referencias favoritas al momento de hablar de esta pequeña y adorable maravilla.

Puedes encontrar cachemiras increíbles aquí.

Este post ha sido presentado por Falabella.