por Sebastián Herrera
Esta nueva entrega de la productora, música, dj y gestora cultural nacional, Kamila Govorcín, implica encontramos con tensiones que emplazan, confrontan, agrietan y abren las zonas sensibles en las que se expone lo sonoro; un estudio en el que se indaga en los posibles cruces de la música y su despliegue biológico, psíquico y farmacológico.
“Impulso”, EP de tres canciones que acaba de lanzar, de forma independiente, a través de Bandcamp, da cuenta de un suspenso que prodiga hacia adelante, que corta, irrumpe y permite la conformación de axiomas y unidades conceptuales que anuncian lo que vendrá; esa eterna promesa que implica la articulación de un paisaje, una consecución de hechos que narran y esbozan la constante, reiterada, profunda y experimental manipulación de elementos sonoros que, puestos en contraste, exhiben, en el oficio y trama íntima de cada elaboración, la existencia de un cuerpo exhumado puesto en la mesa de disección.
Cada track revela el lugar íntimo de las búsquedas, las señas que anteceden al lenguaje y que ingresan en las intensidades que desfasan y quiebran ambientes, en una tensa calma que queda exhibida en la aceleración de sus beats y en rítmicas que conducen a una hipnótica, cósmica y celestial pronunciación de líneas de bajo heredadas, esbozadas o invocadas del drum and bass.
Una construcción narcótica y biológica, sonidos que indagan en estados de euforia, shock y activación, que buscan liberar y encausar el trance, suspendiendo cada pieza, en la exploración abierta y jamás clausurada de una paciente promesa que se encuentra en su insoslayable espera.
Un EP como un espacio en suspenso, un “Impulso”, que presenta lo que espera por venir: el imaginario que escarba en los elementos, en la difuminación del límite que topa con flujos, inmensidades y velocidades que impiden que la explosión se manifieste, pero que conciben que el estallido se someta a su comunión interior.
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